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Los test de cultura general, un recurso fácil y atemporal que nunca le falla a Mediaset

Dice el refrán que “a falta de pan, buenas son tortas”, lo que en el 'idioma Mediaset' podría traducirse como “a falta de contenidos, buenos son los test de inteligencia”. Porque basta con ver lo que está ocurriendo en las últimas semanas para comprobar la predilección que sienten en Telecinco por esta clase de pruebas.

Y no es para menos, pues hablamos de un contenido sencillo y atemporal que genera curiosidad entre la audiencia y ayuda a rellenar horas de emisión en épocas tan difíciles para ello como la actual, donde la crónica social se queda bajo mínimos a nivel informativo en comparación a otros meses del año.

Teniendo en cuenta esto último, no es de extrañar que Sálvame y Viva la vida, a la postre dos de los programas de mayor duración de Telecinco y, por tanto, dos de los más necesitados de contenido para rellenar su escaleta, hayan optado por compensar la falta de actualidad poniendo a prueba los conocimientos de sus colaboradores. Que en el caso de ambos formatos no son solo colaboradores al uso, sino sobre todo generadores de contenidos y protagonistas de las tramas que se generan en plató.

Por tanto, y aunque carezca aparentemente de lógica, someterlos a test de inteligencia o cultura general tiene hasta sentido dentro de sus propios universos, pues los resultados que arrojen estas pruebas pueden dar pie a fricciones entre los tertulianos o situaciones en clave de humor, así como también pueden funcionar como trama de continuidad a seguir estirando en el futuro.

De hecho, los primeros test de inteligencia que Sálvame hizo a sus colaboradores se remontan a principios de 2013. Más de 8 años donde esta práctica ha ido yendo y viniendo según le conviniera al propio programa, que decidió retomarla el pasado 3 de agosto tras un tiempo de ausencia. Primero de la mano de Kiko Jiménez y después a través de Antonio Montero (4 de agosto) y María Patiño (5 de agosto). En total, tres test en otros tantos días para rellenar una parte de las cinco horas que dura el programa. Las mismas que Viva la vida, que este pasado domingo recurrió a la misma estrategia y sometió a sus colaboradores a un test de cultura general.

Por tanto, los test de inteligencia no son algo de ahora, sino que se han convertido con el paso del tiempo en una trama transversal tanto de Sálvame como del Deluxe, que durante los últimos ocho años también ha puesto a prueba los conocimientos de famosos propios o ajenos al universo Mediaset como Ylenia Padilla, Nacho Vidal, Mario Vaquerizo y Aramís Fuster, que se erigió como la más inteligente de todos las celebridades sometidas hasta entonces a la prueba (octubre de 2016) con un coeficiente intelectual de 146. Más de 50 puntos por encima de otras famosas como Raquel Mosquera y la exsuperviviente Yiya, empatadas con una puntuación de 90 en la parte baja de tan peculiar ranking.

Los test de cultura general, un clásico de 'Supervivientes' y 'GH'

Números a parte, lo cierto es que esta especie de 'fiebre' veraniega por los retos intelectuales no es solo fruto de la falta de noticias propia de estas fechas, sino de una tradición que va más allá de los dos programas aquí mencionados.

Ya decimos que Sálvame lleva más de 8 años desafiando el intelecto de sus tertulianos y entrevistados, pero es que realities de la factoría Mediaset como Supervivientes y Gran Hermano también entretienen a su audiencia con pruebas de este tipo edición tras edición.

De hecho, tal es su arraigo que el test de cultura general pasa por ser uno de los momentos cumbre de cada edición de Supervivientes. En parte, por los fallos estrepitosos y las patadas con las que suelen 'obsequiarnos' los robinsones, aunque este no sea precisamente su propósito, según Lara Álvarez. “La prueba de cultura general no es una prueba que hagamos para reírnos de ellos, sino para demostrar que hasta para enfrentarte a una prueba sentado en una silla y escribir una respuesta hay que tener valor, porque no todo el mundo se expondría a que la gente sepa que tú no acertarías una pregunta que se supone que es básica. Pero en ese momento tienes nervios, tensión, hambre, frío, sueño... Hay que verse ahí”, comentó la presentadora a verTele antes de poner rumbo a Honduras en 2020.

“Lo divertido es ver cómo los concursantes te defienden su respuesta y cómo intentan convencerte a ti, a ver si cuela”, añadió la asturiana, testigo directo de momentos tan únicos como “la Torre de Pisa está en Roma” (Sofía Suescun, Supervivientes 2018).

Antes, la casa de Gran Hermano dejó otros similares como “Ramón y Cajal eran dos personas” (Marina, GH 16), “Marta Sánchez empezó en el grupo OT” (Suso, GH 16) o ese cuando a Kiko Rivera le preguntaron en GH Dúo quién fue el número 1 del escalafón taurino en 1972 y dijo “Ordóñez” y no la respuesta correcta, Paquirri, su padre. “¿Fue mi padre? ¡Olé mi padre!”, reaccionó el hijo de Isabel Pantoja.

Incluso otro programa más reciente como La casa fuerte también apostó en su primera edición por incluir su propio test de cultura general, señal inequívoca de que esta clase de contenido no solo son para el verano y para programas como Sálvame y Viva la vida, sino que tienen cabida en formatos de toda índole siempre que haya gente dispuesta a enfrentarse a ellos. Y es que, volviendo al refranero español, los test de inteligencia y cultura general “valen para un roto y para un descosido”... televisivamente hablando, claro.