“Vuelve una compañera y te esperamos con los brazos abiertos para regresar a los platós” decía Jorge Javier Vázquez en Supervivientes 2024 al ver a Arantxa del Sol de nuevo en televisión, tras 20 años sin trabajar en ella.
La que fuera una de las presentadoras estrella de los años 90- conduciendo Vivan los novios, Humor cinco estrellas o VIP Noche-, se casó y dejó de aparecer por completo en la pequeña pantalla. Ha vuelto a pisarla dos décadas después, pero convertida en concursante de uno de los realities insignia de Telecinco.
Por ello, cuando anunciaron que se unía al casting, su fichaje fue uno de los más llamativos del programa de supervivencia. Como también lo fue el de Carlos Lozano en GH VIP 4 o el de Irma Soriano en el siguiente año. Todos habían ocupado el olimpo de los presentadores en una época dorada que se había quedado atrás y ahora intentaban volver a la televisión pero desde un contenido que no conocían del todo: el reality.
Un camino que, tras ver el resultado de cada uno de ellos, podemos concluir que no es el más aconsejable.
Arantxa, si no sabes “telecinquear”, ¿pá qué te metes?
Sin duda Arantxa del Sol ha sido de las más valientes al pasar de presentar programas a concursar en ellos, pero escogiendo el formato más duro, tanto física como mentalmente: Supervivientes. Así lo transmitía a lo largo de las semanas en las que ha participado, mostrando sus bajones y subidones, comunicándolos a la perfección como buena conocedora del medio.
Para ella esta dura experiencia se convirtió en “la más importante que he vivido en televisión”, como le confesó a Laura Madrueño al ser expulsada. “El mejor reality, el más duro y seguramente del que más enseñanzas me llevo. Una pasada, y si además está funcionando en audiencias, más orgullosa todavía de pertenecer a esta edición”, sentenciaba sin saber que aún faltaba la otra parte de la moneda.
Porque cuando firmas con Telecinco no solo estás vendiendo lo que enfocan las cámaras, lo que quieres mostrar y de lo que estás dispuesta a hablar, si no que también abres la puerta a todo un 'universo Mediaset' imposible de controlar. Algo que descubrió en cuanto volvió a la realidad y pisó el plató. Allí descubrió que esas audiencias no solo las había dado con su concurso si no que se había extendido a otros programas en los que hablaban también de su marido, de las supuestas infidelidades y de un sinfín de sospechas sobre su vida familiar.
Aunque ella rogó no seguir hablando de ello, eso continuó en cada una de las galas a las que asistió. Con diferentes versiones, de distintas personas. Hasta que decidió contar la suya, quizá creyendo que ese medio que había controlado tan bien aún podía estar de su lado... ay, Arantxa si no sabes “telecinquear”, ¿pa' qué te metes? (le habrá dicho Finito de Córdoba al llegar a casa).
Acabó narrando una agresión a Ángel Cristo cuando las cámaras estaban apagadas y eso provocó que Mediaset anunciara que dejaba de contar con ella en cumplimiento de su Código Ético. De forma que su paso por Honduras le había engrosado el bolsillo pero también había puesto en duda su matrimonio, generado horas de especulaciones sobre crisis e infidelidades, había expuesto lo “más sagrado” para ella que es su familia, y todo a cambio de un regreso a televisión que se esfumó en horas.
Cuando juegas en Mediaset, la banca siempre gana
Pero Arantxa no ha sido la única que ha apostado por ese “camino fácil” de regreso a la televisión, que acaba siendo mucho más caro de lo que has cobrado. Carlos Lozano fue el primero en explorar esta vía cuando en 2016 firmaba su contrato para concursar en GH VIP 4. Había sido uno de los presentadores más exitosos de los 90 y principios de los 2000 cuando llegó a ser la cara visible del primer Operación Triunfo que se ha quedado en la retina de todos.
Fue de esos rostros de oro, de los que encandilaban a la audiencia y les llovían ofertas. Pero en televisión -como recuerda constantemente Jorge Javier Vázquez- un día estás y al otro te han olvidado. Y así le ocurrió. Por lo que años después decidía dar el salto de presentar a concursar, y no le salió del todo mal porque tras llegar a la final del reality, le ofrecieron conducir Granjero busca esposa. Dos ediciones duró y no volvieron a darle un programa a Lozano.
Su vida personal sí que se explotó durante muchos años más en el universo Mediaset. Con su mala relación con Mónica Hoyos, apariciones de ambos en platós, en más realities. También su enamoramiento y posterior ruptura sonada con Miriam Saavedra que acabó vendiéndose ante las cámaras de Guadalix.
Como tampoco le salió a cuenta a Irma Soriano entrar a un GH VIP 5 en el que, además de sufrirlo como concursante, arrepintiéndose constantemente de entrar, sin disfrutar de la experiencia ni de la oportunidad, ni siquiera salió con un programa para presentar. De hecho, no ha vuelto a conducir un espacio nacional tras su paso por Guadalix.
Tras varios ejemplos de presentadores estrella que volvieron a la televisión como concursantes de un reality de Telecinco, podemos concluir que ganaron dinero, pero perdieron la ilusión de volver a presentar y más ganó Mediaset con ellos. Porque cuando te arriesgas a jugar, tienes que ser consciente de que la banca siempre gana.