La (mala) tele de los 90 volvió el sábado a Telecinco con 'Ya es verano'
En las últimas dos-tres décadas, la televisión ha dado pasos de gigante para convertirse en un reflejo de la igualdad, representatividad, contra la estigmatización o frente a la cosificación que por suerte se impone en la sociedad y la cultura. Y dada su importancia y alcance como medio de comunicación, incluso ha sido en muchas ocasiones bandera de esas reivindicaciones, como hemos destacado y alabado.
Pero en ocasiones hay ejemplos contrarios, que en vez de avanzar parecen hacer retroceder 30 años a la pequeña pantalla, y fijarse en sus peores ejemplos. Este sábado en Ya es verano fue uno de esos días, una de esas ocasiones en las que echarse las manos a la cabeza por lo que se está viendo.
Aunque afortunadamente -en este caso- el menor consumo de esta época estival hizo que no mucho público siguiese el programa (se conformó con un 10.5% de cuota y 790.000 espectadores, superado por el cine de Antena 3 y de La 1), el sustituto de Viva la vida que Telecinco testa para las tardes de sus fines de semana se ganó críticas, y con motivos.
El verano es una época en la que cuesta encontrar noticias, porque la actualidad se detiene. Por eso se recurren a contenidos más atemporales, que a veces se llaman “fresquitos” sin saber muy bien a qué nos referimos al decirlo. El sábado, Ya es verano decidió que era buena idea “enfrentar” a las dos mujeres con las tetas más grandes de España. Tal cual.
Durante la sección conducida por Frank Blanco, y después de el programa presentase la semana anterior en su plató a Kristhin Gómez por asegurar que ella era la mujer con los pechos más grandes de España, Ya es verano insistió en el tema y esta vez lo presentó como un debate entre ella y Lourdes García, una joven que afirmaba superar la cifra de Kristhin, como recoge la web de Telecinco.
Sin obviar detalles sobre su transformación, las cantidades de dinero gastadas en operaciones y las bromas de su familia (“cuando tenemos reuniones familiares mi familia se ríe y me ponen encima de los pechos las bandejas de comida”, dijo), el programa dedicó buena parte de su duración a este tema más bien recordando al programa de Jesús Gil en la misma cadena a principios de los 90, o a Crónicas Marcianas.
Fue un contenido que ya es extraño de ver en la televisión actual, por fortuna, y que como era de esperar fue criticado por innecesario, destacando que se produce una cosificación de la mujer, y que demostró su machismo con rótulos como “A Kristhin le toman la delantera”.
Estigmatización y equiparación de víctima y verdugo
No fue el único mal ejemplo que el programa dio en esa misma entrega del sábado. En la sección conducida por Marta González Novo, el programa se propuso solucionar la polémica por el “presunto enfermo de Viruela del Mono y el médico que le acusó”, según lo presenta Telecinco en su web.
Lo cierto es que la historia es muy distinta: un hombre, que resultó ser médico, tomó una fotografía sin permiso en el Metro a otro hombre que tenía marcas en la piel. Y subió esa fotografía a las redes sociales inventándose una historia de que era viruela del mono, que se había acercado al supuesto infectado, que le había dicho que no debía poner en peligro a todos... etc. Resultó ser todo mentira, y el fotografiado ha demostrado que padece una enfermedad que le provoca esas marcas (neurofibromialgia), que no es contagiosa, y que nadie se acercó a decirle nada.
Así que ni es “presunto enfermo de Viruela del Mono”, como ha demostrado, ni la “acusación” del médico es cierta, y de hecho él ha pedido perdón por inventarse toda la historia.
Pese a ello, Ya es verano entrevistó y enfrentó a ambos igualando sus versiones, presentándolas con la misma presunción de veracidad. Aunque el fotografiado llegó a leer todas las leyes que había vulnerado el médico que le acusó, y dejó claro que lo había denunciado y se solucionaría en un juicio, la presentadora insistió en que su cara a cara televisivo era para que solucionasen las cosas en directo, y fue cuando Alfonso Egea puso el foco en la víctima, preguntándole: “¿Es consciente de que nadie le hubiera identificado por la fotografía que difundió el doctor?”.
El afectado, visiblemente enfadado, recalcó que le había “señalado como a un bicho, a un parásito”, convirtiéndose en un ejemplo de lo que es estigmatizar a alguien en este caso por sus marcas en la piel a causa de la neurofibromialgia. Y el programa, sin embargo, contribuyó a esa estigmatización centrándose más en la víctima que en el médico que había mentido. Alfonso Egea insistió en que era su exposición lo que le convertía en foco mediático, y el fotografiado repitió una y otra vez “falso” hasta que se enfrentó al colaborador y acabó por marcharse de la conexión en directo: “No me vale que me haya pedido perdón públicamente. Ha cambiado la versión del bulo un montón de veces. Que pague por dañar mi honor y mi intimidad. Se acabó, corte. Adiós”.
Este mal hacer mediático, el de igualar un relato falso del acusador con la defensa real del acusado, no es de hace décadas, sino que sigue presente en programas y medios de la actualidad. Ya es verano dio un nuevo ejemplo, además centrándose en la víctima y acusándola de exponerse para tener relevancia, lo que por otros puede ser visto como un paso adelante contra la estigmatización por una enfermedad.