María Llapart afronta sus últimos días al frente de 'Al Rojo Vivo', antes de que vuelva “el jefe” Ferreras y habiendo completado el mejor verano histórico, en cuanto a audiencias se refiere, del programa de debate político de laSexta.
Antes de volver a los pasillos enmoquetados del Congreso, una actividad que también reconoce echar de menos tras estar en plató, hablamos con la periodista para saber su balance de estos meses, la dificultad de hacer un formato de este tipo durante el periodo estival, y la cuestionamos si le gustaría tener su propio programa.
¿Qué balance hace de este verano al frente de Al Rojo Vivo?
Pues estoy relativamente contenta.
¿Relativamente solo?
Estoy contenta, estoy contenta. Lo que pasa es que tiendo a ser un poquito amarrategui en esto de cantar victoria [ríe]. Estoy contenta porque he cogido confianza, cada vez disfruto más, controlo más el plató, me noto más tranquila, me pongo menos nerviosa... Lo que viene siendo manejar el directo. Hemos conseguido seguir haciendo un buen producto en verano en ausencia del jefe, y de lo que me he dado cuenta es de que es una responsabilidad terrorífica, tremenda.
Es el mejor verano histórico en audiencias del programa, con casi 4 puntos 150.000 espectadores más que el pasado. ¿Reconforta?
Estamos muy contentos. Nosotros trabajamos por hacer un buen producto, independientemente de la audiencia, tocando los temas que nos interesan y en los que creemos, y estando muy pegados a la actualidad. Pero es verdad que te reconforta saber que la gente te sigue y que aún en verano, que es una época muy complicada, seguimos teniendo muchos espectadores y muchísimo días somos el programa más visto en nuestra franja. Anima mucho, da muchas fuerzas para seguir adelante y para darte cuenta de que vas por un buen camino. Las audiencias no son nuestro late motiv, pero son una guía.
Habla de la complicación del verano, ¿es más difícil hacer Al Rojo Vivo sin actividad parlamentaria?
Es una de las grandes dificultades del verano [ríe]. Es cierto que no hay ningún verano sin noticias, siempre pasa algo. Pero pasan muy pocas cosas. En un día normal de cualquier semana del año hay muchos temas de actualidad, y en una semana tocas entre 5 y 10 temas, pero en verano hemos estado semanas tocando dos temas, dando vueltas sobre lo mismo. Eso es muy complicado, y a la vez es un reto, porque te obliga a buscar diferentes puntos de vista sobre un mismo tema. Te rompes la cabeza buscando nuevas entrevistas y protagonistas, para dar voz a los que no hemos escuchado, lees muchos artículos, te documentas mucho buscando la puntilla, el detalle...
¿Y le encuentra alguna parte positiva?
Estoy muy contenta porque hemos hecho entrevistas interesantísimas. Y quizás en días de más actualidad, no puedes hacer esas entrevistas con expertos, con la gente que sabe, con los que nos pueden hacer reflexionar o cambiar el punto de vista. Eso en verano lo puedes hacer, porque tienes tiempo para detenerte en los temas. He aprendido mucho haciendo las entrevistas, disfruto muchísimo escuchando, porque me considero una ignorante de casi todos los temas, y me sorprendo de lo que me cuentan los entrevistados. Me encanta aprender, y eso me sirve para reflexionar mucho y para saltar a otra entrevista, porque igual me abren otra ventana que yo tenía cerrada.
¿Cómo logra aguantarse la risa en directo cuando por ejemplo Rufián no para de soltar ironías
Intento ser lo más natural posible, porque si me entra la risa, me entra la risa. Pero es cierto que hay que tener cuidado con los políticos. No puede ser que unos te hagan gracia y otros no, ni que la risa sea cómplice siempre con unos y nunca con otros. Hay que tener cuidado, pero no tengo ningún problema si algo me hace gracia. Hay que tomarse todo con mucha más normalidad, hay que ser muy natural, y la gente en casa creo que agradece que si te entra la risa, te rías.
¿Va cambiando el concepto de que para entrevistar hay que estar casi enfadado?
Me parece importantísimo ser incisivo con los entrevistados, sobre todo con los políticos. Porque ellos tienen un objetivo en las entrevistas, que es colocar su mensaje. Y su único mensaje, que lo repiten hasta la saciedad. A veces queda muy borde interrumpirles, o repreguntar; a sus votantes no les parece bien que les lleves la contraria, las redes sociales arden cuando les repreguntas. Creo que hay que ser incisivo, y creo que a veces se confunde esa forma de ser incisiva con ser agresivo. Se puede decir todo de forma amable y con una sonrisa, pero no siempre que uno es incisivo, es agresivo. Hay que perseguir que los políticos respondan a lo que se les pregunta. Que no cuenten su matraca sin haber respondido a la pregunta.
¿Y es difícil lograrlo?
El equilibrio es muy complicado, porque hay veces que también te enfadas, y no se te tiene que notar, pero si me pongo seria porque creo que no me están contestando, o porque lo que me dice no me cuadra y quiero repreguntar... no hay que enfadarse, pero a veces también se confunden un poco el ser incisivo con el ser agresivo. Depende de a quién preguntes también. Creo que es bueno ser incisivo, y no hace falta vivir enfadado mientras uno entrevista, evidentemente. Todo se puede decir con una sonrisa, pero si te sale. Si no te sale, pues yo es que muchas veces no voy en mi vida sonriendo. Más bien, cuando estoy concentrada o estoy pensando en algo interesante o importante, suelo estar bastante seria [ríe]. Está bien ser incisivo, pero se puede hacer con sonrisa y ser natural.
Ha hablado de las redes, ¿cómo lleva que las críticas muchas veces se conviertan en insultos y amenazas?
Es muy difícil ser impermeable a los comentarios de las redes sociales, y yo intento pasar lo máximo posible; me he quitado todas las notificaciones de Twitter. No quiero saber nada de unos ni de otros. Igual cuando avance un poco más el tiempo lo llevo de otra manera, pero a mí sí que me afectaba al principio.
Entonces he decidido que quiero ser más libre al menos hasta que yo coja confianza en el plató y en lo que estoy haciendo. A lo mejor luego me deja de importar, pero es que hay una tensión en las redes... Y me encantan las críticas: muchas de las notificaciones que he leído anteriormente antes de quitármelas, durante el programa, me rectificaban muchas cosas, algo que yo puedo hacer en directo.
También depende del tono con el que te digan las cosas. Por ejemplo, entrevistas a [Gabriel] Rufián y están aquellos a quienes no les gusta que les hagas preguntas y luego están los de Ciudadanos que te dicen que por qué eres tan blanda. ¿En qué quedamos? Te hace un poco perder el norte.
Creo que lo mejor, cuando uno está entrevistando, es aislarse un poco de lo que dicen unos y otros. Nunca vas a hacer una entrevista que guste a todo el mundo, evidentemente. Las críticas, si solo fueran críticas, están bien y yo las respeto, pero hay una cantidad de insultos, amenazas...
¿Cree que os ha beneficiado la baja de Las Mañanas de Cuatro, y que Al Rojo Vivo lo notará positivamente la nueva temporada?
El día a día de la televisión es la competencia. No puedes pensar que vas a estar solo haciendo un programa de televisión y que te vas a llevar toda la audiencia. A nosotros nos gusta competir y que haya muchísimos programas de actualidad a la misma hora que nosotros; cuantos más haya mejor para todos, para el periodismo, para los compañeros...
Ahora no están Las Manañas de Cuatro, pero Telecinco ha puesto en marcha un programa que es Ya es Mediodía donde tocan algunos temas políticos que también tocamos nosotros.
Ya que lo nombra, ¿qué opina de la deriva de Ya es Mediodía? ¿Considera que ha introducido muchas cuestiones de corazón en detrimento de la actualidad política y social?
Cada cadena tiene un concepto de lo que programa, y a mí me parece que Ya es Mediodía es un buen programa y que Telecinco ha diseñado un producto que le va bien a su cadena y a su público.
Y Sonsoles Ónega [la presentadora] me parece una periodista como la copa de un pino; creo que es maravillosa y que la cadena no ha podido elegir mejor porque es culta, lista, ágil, buena compañera y periodista y porque ahí esta su bagaje. No hay nada que reprocharle; creo que conduce el programa fenomenal.
Cristina Pardo, José Yélamo, usted misma... ¿laSexta es cantera de presentadores?
laSexta apuesta por la gente de la casa; antes de salir a la calle prefieren buscar dentro a la gente. Y eso es muy bueno porque nos da muchas oportunidades a quienes hemos empezado desde abajo y que hemos trabajado mucho con muchísimo esfuerzo.
¿Le gustaría conducir su propio programa?
Ahora no tengo ninguna expectativa aparte de terminar bien esta etapa de verano antes de que venga Ferreras, no cometer ningún error garrafal y volver al Congreso de los Diputados. Tengo mucho más de lo que imaginaba y de lo que soñaba. Además, tengo mucho que aprender; me parece dificilísimo lo que hace Ferreras.
¿Echa de menos los pasillos enmoquetados del Congreso y esa actividad, o prefiere el plató?
Me gusta mucho el Congreso de los Diputados y tengo muchas ganas de volver. También tengo suerte que hago muchas preguntas a los políticos, que es un poco también lo que hago en Al Rojo Vivo, y luego tiene mucha actividad. No paro.
En parte estoy en Al Rojo Vivo por el Congreso de los Diputados, al que estaré eternamente agradecida junto al periodismo político. No sería lo que soy ahora si no es por el Congreso y porque mis jefes decidieron que cubriese la actividad parlamentaria.
¿Ahora que vuelve Ferreras se irá de vacaciones o directamente al Congreso de los Diputados?
Al Congreso. Las vacaciones ya las he tenido. Para enfrentarme al verano tenía que descansar, más con el año tan complicado que hemos tenido.