Stranger Things y Juego de Tronos no solo tienen en común ser dos de las series más exitosas de este siglo en Netflix y HBO, sino también el tipo de experiencia vital que han supuesto para dos de sus actrices protagonistas: Millie Bobby Brown (Eleven) y Maisie Williams (Arya Stark).
Ambas debutaron en sus trabajos siendo menores de edad, y ambas han pasado por procesos similares ante los ojos de una audiencia e industria que no les ha tratado como las niñas que eran. Así lo han comentado las dos actrices en dos entrevistas recientes, en las que han reflexionado sobre cómo se han enfrentado a la sexualización de sus cuerpos y cómo han lidiado con convertirse en mujeres mientras sus personajes todavía no lo eran.
En el caso de Bobby Brown, ha hablado abiertamente en el podcast Guilty Feminist de Los Angeles Times de cómo la prensa y la gente la ha sexualizado a lo largo de su carrera desde su debut en Stranger Things cuando tenía solo 12 años hasta la actualidad, cuando acaba de cumplir la mayoría de edad.
“Cualquier joven de 18 años tiene que gestionar la vida adulta, tener relaciones y amistades mientras trata de gustar y encajar. La diferencia es que estoy haciendo esto ante los ojos del público, por lo que puede ser muy abrumador. He estado lidiando con ser sexualizada especialmente en las dos semanas después de cumplir 18 años. He visto una diferencia entre la forma en la que la gente, la prensa y las redes sociales han reaccionado ante mi madurez”, comienza diciendo.
“Creo que eso no debería cambiar nada, pero es asqueroso y es verdad. Es una muy buena representación de lo que está pasando en el mundo y cómo se sexualiza a las jóvenes. He estado lidiando con eso desde siempre”, explica, al tiempo que recuerda cómo se la “crucificó” por llevar un vestido con escote a una gala de premios cuando tenía 16 años. De hecho, ya plantó cara a la sexualización y comentarios negativos hace un tiempo, como recogimos.
En lo que respecta a Williams, que actualmente tiene 24 años, ha hablado en una entrevista con la edición británica de GQ sobre cómo vivió su madurez durante el rodaje de Juego de Tronos. “Creo que cuando comencé a convertirme en mujer estaba resentida con Arya porque no podía expresar en quién me estaba convirtiendo. Y luego también me molestó mi cuerpo, porque no estaba alineado con la parte de mí que el mundo celebraba”, reconoce, tal como recoge THR.