Nacho Vidal habló del “arte” del porno, de sus enfermedades y de lo que ocurrió con el fotógrafo que “falleció en sus manos”
“Cuando empezamos Lo de Évole no sabíamos donde íbamos. Esta cuarta temporada que hoy acaba nos lo ha dejado claro: buenas historias, confesiones, risas, emociones, cabreos, penas, alegrías… o sea, la vida” tuiteaba Jordi Évole minutos antes de arrancar la entrevista a Nacho Vidal en una clínica de rehabilitación.
La charla con el “máximo representante del cine porno en España” tuvo un poco de todo eso que mencionó el presentador porque mostró todas sus facetas: desde la de “superhombre narcisista”, hasta el más vulnerable. Y él mismo explicó la razón de llamar al programa para ser entrevistado en esas circunstancias:
“Me expuse con mi hija, con lo de la transexualidad, y ayudé a muchísimas familias. Y que un personaje como yo diga que ha pasado por una depresión, en la que no quería hacer nada, ni salir, ni lavarme... con ataques de ansiedad, de pánico. Que la única forma que puedes ayudarte es pidiendo ayuda. También puede ayudar”, argumentó.
“He tenido un montón de enfermedades de transmisión sexual”
Nacho Vidal se labró una carrera de actor, director y productor de cine para adultos que duró casi 30 años. De la Sala Bagdad de Barcelona a Hollywood: en el Valle de San Fernando, la meca mundial del porno, Nacho llegó a ganar 4.500 dólares por día de rodaje. Se convirtió en un referente internacional al que aún reconocen por la calle.
“He ganado muchísimo más dinero del que podía esperar cuando trabajaba de pizzero o portero de discoteca. Pero me lo reventé todo en cenas con amigos, fiestas, ... miro hacia atrás y pienso que podría haber ahorrado un poco. Pero lo disfruté a tope”, aseguró. A la vez que señaló un punto de inflexión en su carrera: “Mi vida cambió radicalmente en 2007 cuando apareció internet, del 100% que estaba ganando acabé ganando un 5%”.
Sin embargo, había unas consecuencias duras en esa profesión: “He tenido un montón de enfermedades de transmisión sexual. Tengo el síndrome Reiter. Te ataca a ti mismo. Tienes que ir al hospital todos los días, por la noche con morfina y opiáceos contra el dolor, por gonorreas y clamidias. En 25 años puedo haber cogido unas 100 veces”, lamentó.
“No le recomiendo a nadie que se dedique al porno”
Pero las enfermedades no fueron la única contraprestación ante tal ritmo de vida: “Con 23 años empecé a pincharme testosterona para trabajar y mi cuerpo dejó de producir. Sin eso ya no sentía apetito sexual. Ahora me va a ratos pero siento que puedo vivir sin sexo. Eso es muy cansado, es para pobres de alma”, razonó con una sonrisa. Además, de confesar que se había “drogado lo más grande”, aunque ya no
Ante tales consecuencias, también se sinceró con Évole: “Lo peor que he llevado yo ha sido el estigma: eres un pene con patas, no eres válido para otras cosas. Yo no le recomiendo a nadie que se dedique al porno. Yo lo hice de forma profesional, pero hay muchas chicas que de 100 que llegan se quedan 2. Porque yo se lo pinto como es. Eso que graban va a quedar para siempre”.
Aunque sí que señaló la diferencia entre el porno que él hacía y el actual: “Hablo con Rocco [Siffredi] y decimos que el porno está acabado. Antes había conexión entre los actores, te llevabas el trabajo a casa, con chicas con las que había mucha química, después cenabas y acabábamos haciendo el amor. Ahora no pasa, ahora todo es organizado. La pornografía de ahora no tiene nada que ver con la que conocí. No se besan. No hay pasión. Yo no hacía posiciones, hacía situaciones. Para mí el porno que hice fue arte”.
Y sobre esa huella eterna, Vidal aclaró que “soy Ignacio Jordá, el creador de Nacho Vidal. He sido más años Nacho que Ignacio. Es un personaje, un business, pero ahora quiero que Ignacio se aproveche de Nacho y no al revés”.
“Nadie me ha preguntado cómo me siento por ver morir a alguien en mis manos”
Para finalizar, Évole le preguntó por la investigación en la que se encuentra a causa de la muerte del fotógrafo valenciano José Luis Abad, en casa de Vidal, durante la celebración de un ritual conocido como 'sapo bufo', en el que se ingiere cierta droga o toxina producida por este animal.
“Nadie me ha preguntado por cómo me siento por ver morir a alguien en mis manos”, lamentó. Y el presentador lo hizo: “Estábamos haciendo un acompañamiento a alguien que quería tomar una medicina ancestral. He visto miles así (...) Yo di todas las pruebas a la guardia civil, mi versión es la verdad. Jose Luis pidió información a mi prima y venir a casa para tomarlo, yo me negué varias veces hasta que accedí. Pero se han dicho todo mentiras. No tuve nada malo que ver en lo que pasó” señaló.
Sobre el momento de la muerte: “Fue muy fuerte, él cayó, entró en catarsis, dejó de respirar pero yo le hice volver. El viaje era así, empezó a respirar tranquilo y de golpe dejó de hacerlo. Eso fue muy fuerte, encima se me murió en mis manos. No lo conocía de nada. Yo estaba ahí solo con él, y ver que se te va en tus manos una persona... Me quedó el trauma de haber dicho a mi prima que no, que si me hubiese negado quizá estaría vivo ahora”, lamentó emocionado.