Entrevista

Pepe Rodríguez: “Tras tantos años de 'MasterChef', claro que te conviertes en un personaje”

Pepe Rodríguez en 'MasterChef 8'

Marcos Méndez

Asentado desde hace años como el formato estrella de TVE, MasterChef MasterChefestrenó el pasado lunes su octava edición en La 1 y volvió a triunfar al alcanzar el preciado listón del 20% y liderar la noche.

Tras haber elegido a sus 16 aspirantes definitivos, quedándose fuera Mónica Bardem y en una gala de selección que tuvo de todo, el talent culinario de Shine Iberia afronta la noche de este lunes 20 de abril su segunda entrega, tras la primera semana de convivencia de sus aprendices de chef.

Entrevistamos a Pepe Rodríguez tras haber visto el estreno y antes de esta segunda gala, y nos avanza que es una edición especialmente competitiva: “Desde la semana 1 van con un cuchillo entre los dientes”. El juez, con el que también hablamos sobre cómo se siente ya que el programa no se ha acabado de grabar por el coronavirus, pone en valor su función: “Ese personaje que decimos 'qué friki', si le damos una oportunidad, lo mismo tiene una mano y un talento extraordinarios”.

Del amor de Alberto y Luna, al suyo con Teresa y su columpio sexual, hasta el “personajazo” que es Fidel y su adelanto de que no perdamos ojo a Andy: “Ahora ha quedado eclipsado por algunos que parecen más, pero ya me lo contaréis”, Pepe Rodríguez nos da algunas claves de lo que está por venir.

¿Os sentís un poco espectadores, teniendo en cuenta que ni vosotros sabéis quién gana esta edición porque aún no se ha podido terminar de grabar?

Siempre me he sentido un espectador, incluso sabiendo quién era el ganador. Porque son muchas horas las que grabamos, y tardamos una semana al rodar lunes-miércoles-viernes normalmente. Son muchas horas cada día, y aparecen tantas cosas que luego cuando lo veo montado recuerdo cosas que dije, o si solté una burrada, o si metí la pata ese día. No me acuerdo de casi nada. Siempre lo he visto como un mero espectador, y para mí que aún no esté la final es anecdótico.

¿Eres de los que te gusta verlo luego en casa entonces, no sólo grabarlo?

Si puedo sí lo veo. En esta última edición 'Celebrity' he fallado más, pero por problemas de trabajo, porque me tengo que levantar muy temprano. Pero lo normal es que siempre lo hayamos visto en casa tranquilamente. Ahora además que estamos aquí confinados, el otro día estábamos todos juntos viéndolo, que no es lo normal. Me gusta verlo porque yo también me divierto y me entretengo.

Y ya que ni vosotros mismos lo sabéis: ¿Tienes ya algún favorito para la victoria?

Sí. Luego pasan muchas cosas, pero yo creo que sí. Realmente uno o dos, porque uno solo es difícil. Pero sí lo tengo.

En el momento actual, ¿'Masterchef' es más necesario que nunca, por el entretenimiento y la evasión que aporta?

No me gustaría frivolizar con la que está cayendo. Los datos dicen que ya son casi 20.000 muertos, son 20.000 familias, más un país paralizado. Decir que MasterChef es importante es que no se me ocurriría. Dicho esto, las televisiones están llenas de ocio. La gente está en su casa, y tiene que entretenerse. Y recibes las felicitaciones de tanta gente normalmente, y ahora más, que si sirve para entretener, que es la misión que tiene MasterChef, ya es suficiente. Es un hueco más que hay en el ocio y en el entretenimiento, y cubre perfectamente esa labor. Pero es lo menos importante ahora mismo de lo que está ocurriendo, para mí.

Tras ver la primera gala, el cásting ha vuelto a sorprender. ¿Se elige más por perfiles, o realmente tienen nivel en la cocina?

¿Se imagina alguien si cogemos a 16 mudos que cocinasen bien? ¿Sería insufrible, verdad? Si además de cocinar bien, me cuentan cosas, pues maravilloso. Tiene que haber diferentes perfiles, porque estamos haciendo un programa de televisión y eso no lo podemos olvidar nunca. Pero ese personaje que decimos “qué friki”, si le damos una oportunidad, lo mismo tiene una mano y un talento extraordinarios.

Lo que hace MasterChef no es buscar a los 16 mejores, porque entonces haríamos la gala inicial de selección, daríamos un ganador, y ya está. Lo que hacemos es ver luego quién tiene ese talento, esa fuerza, ese soporte, para aguantarnos al jurado trece semanas, ir evolucionando y asimilando todo lo que está aprendiendo, y decir: yo creo que me puedo dedicar a esto. Esa es nuestra misión, discernir a ese personaje. Pero tiene que haber diversión, MasterChef tiene que tener un punto de humor, porque la cocina también lo tiene. Si yo pudiera, solamente grabaría ese primer programa, los “40/15” que llamamos nosotros. Porque es donde más me divierto. Luego también, pero es más mecánico, pero en el “40/15” están esos personajes que todavía no conoces y te cuentan historias de por qué quieren entrar. Yo ahí me suelto, me río, me divierto, vacilo, cuento… estoy en mi salsa. Y además es que estamos sentados, que en el resto de programas estamos de pie.

Hay elementos que se repiten en todas las ediciones. Uno es que empezáis siendo especialmente duros. ¿Es para marcar distancia y que no se relajen?

No es una consigna, ni nadie nos lo ha dicho, pero es posible que lo hagamos. Es verdad que, pensándolo, no es lo mismo cuando vienen 16 personas que no conocemos de nada y a las que hay que poner en situación de en qué programa están, porque algunos piensan que porque han entrado un poco bailando, van a bailar todo el programa. Y el programa no va de eso, va de cocinar. Y luego báilame también, o cántame, o cuéntame un chiste, no me parece mal. Pero que sepas que te vamos a exigir.

Y es verdad que cuando vamos evolucionando con ellos, no es lo mismo la primera semana que la décima. Ya nos conocemos, hay una confianza, y sin tener una amistad que quedemos a tomar cervezas, se crea una relación. Pero eso es normal, no es una consigna de “hasta el programa 7 somos duros, y luego ya calmados”. Es imposible, no sería natural.

Otro elemento es el amor, siempre hay alguna pareja. ¿El juego con Alberto y Luna se mantendrá?

Sí, sí, sí… Hay chispa, hay cosas ahí… [ríe]. No voy a decir que llegue al matrimonio, pero yo creo que hay tomate, sí. Luna yo creo que pone todo el esfuerzo posible, y luego Alberto es más “paraete”. Pero Luna lo intenta, o por lo menos no se corta [ríe].

El otro “amor” de la edición es aún más divertido, y es el tuyo con Teresa. ¿Cómo viviste el momento columpio?

Es el surrealismo absoluto. Señora, por favor, con sus tres o cuatro hijos más grandes que yo casi… señora, por Dios, no me traiga usted ese columpio. Lo que pasa es que yo soy un sinvergüenza, y entro al trapo, me encanta. Porque me parecen momentos televisivos únicos, que una señora con sus hijos y tal no tenga ni pizca de vergüenza para venir con un columpio sexual que dice que cuelga en su casa. Yo entré al trapo, y no salieron más cosas, pero me puse por delante, por detrás, porque me imagino que eso tendrá varios rendimientos, según va y viene, y yo le preguntaba que cómo iba, que me contase. Luego hay que sacarlo con cierta mesura para no asustar al espectador [ríe]. Pero luego Teresa, de verdad, es maravillosa, encantadora, buena gente… Pesada, porque se pone muy pesada, pero hay nobleza.

También habla de ti, sobre cómo te has habituado a la televisión. ¿Cómo habrías reaccionado si eso te pasa en la primera edición?

Salgo corriendo del plató. Yo en la primera edición no puedo pensar eso, no se me ocurriría. Pero tras tantos años, claro que te conviertes en un personaje. Y algunas personas piensan que Pepe Rodríguez es así o así, o le gusta, y viene para seducirte. Teresa me llega hasta a tocar el culo [ríe]. En otro momento, no sé cómo hubiera reaccionado, pero ahora cojo y me río, porque me parecen momentos televisivos únicos. Sí que parece que se nos va la cabeza, pero rompe la normalidad, y en la tele hay que romper la normalidad.

¿Cómo veis los memes y las bromas que se hacen? El propio Twitter de MasterChef participa, y por ejemplo Fidel ya es una estrella por ello.

Fidel… esos ojos parece que son de otra cosa, pero son naturales [ríe]. Después de conocerle sabemos que este chaval es así, pero claro la primera vez que tú ves un personaje así, dices: coño, de dónde ha salido ese tío. Yo no sigo mucho las redes sociales, pero es verdad que es un personajazo. Es muy peculiar, muy particular, y es lógico y normal que la gente se fije.

¿Qué tenemos que esperar de esta edición, y sobre todo cómo deseas que acabe?

Creo que va a acabar muy bien, porque prácticamente estamos ahí terminados. Pero deben quedar los personajes que deben quedar, los que han evolucionado, los que han valido, los que mejor lo están haciendo… Pienso que es una muy buena edición. Se ha visto en este primer cásting, pero luego los concursantes aguantan. A veces ocurre que ves a alguien que te impacta, pero se hunde al segundo programa porque es muy exigente. Pero estos han aguantado, están ahí.

Hay unos piques entre ellos desde la semana 1, desde esta misma gala 2. Ya empiezan a meterse entre ellos. O sea, han venido a ganar. Esto que ocurre en la semana 7-8-9 normalmente, que siempre hay un buenismo las primeras semanas, aquí desde la semana 1 van con un cuchillo entre los dientes. Y es bueno para la competición, porque se exigen, se pican. Y adelanto: hay otro personaje que me parece maravilloso que es Andy. Ahora ha quedado eclipsado por algunos que parecen más, pero ya me lo contaréis, ya.

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