Gretchen Carlson fue durante 11 años una de las presentadoras más populares de la televisión estadounidense. Su trabajo en Fox News le abrió la puerta de millones de hogares y le convirtió en una de las 100 personas más influyentes del mundo, según el ránking que la revista Time publicó en el año 2017. Sin embargo, su carrera profesional cayó en desgracia después de que Fox le enseñara la puerta de salida en junio de 2016 y ella, unos días después, denunciara que la habían despedido por no aceptar las proposiciones sexuales del máximo dirigente de la cadena, Roger Ailes. Meses más tarde, Fox y Carlson llegaron a un acuerdo extrajudicial secreto por el que ella percibió una indemnización de casi 18 millones de euros.
“Estoy lista para pasar al siguiente capítulo de mi vida”, declaró Carlson tras firmar el acuerdo con la cadena. Pero ese capítulo no se cierra y ella, muy a su pesar, está encontrando más obstáculos que facilidades para pasar página y volver a programas de éxito como los que presentó durante una década. De momento se ha incorporado a la televisión presentando documentales especiales para A+E Networks, pero ya no se le concede el protagonismo que un día, no hace mucho, llegó a tener en la pequeña pantalla.
Un reportaje publicado por The Hollywood Reporter ha puesto sobre la mesa el rechazo profesional al que están haciendo frente las mujeres que, como Gretchen Carlson, denunciaron haber sufrido acoso sexual en Fox News, una de las cadenas de noticias más importantes de Estados Unidos y La Meca informativa de los votantes republicanos. La citada revista ha hablado con varias extrabajadoras de Fox que, tras desvelar el acoso del que supuestamente fueron víctimas, no han vuelto a aparecer en programas de gran audiencia.
Es el caso de Julie Roginski, que fue comentarista en Fox desde el año 2011. La asesora política del Partido Demócrata había visto cómo se incrementaba su fama y aumentaban los minutos que le concedían frente a la cámara, pero todo se fue al traste cuando denunció al directivo de Fox. Tras hacer pública su situación, los agentes que gestionan las participaciones en televisión dejaron de interesarse en ella porque la veían como un peligro para el resto de sus clientes: “No creo que los agentes y las cadenas que querían trabajar con nosotras la noche anterior a la presentación de nuestras demandas, de repente pensaran que habíamos perdido todo nuestro talento el día después”, opina Roginski, que tiene bien claro dónde está el origen de su marginación profesional: “Los agentes tienen miedo de trabajar con nosotros porque temen que las cadenas tomen represalias contra sus clientes. Y las cadenas no quieren trabajar con nosotros porque temen que denunciemos el mal comportamiento, como hicimos en Fox”. Roginski ha vuelto a la empresa de consultoría que ella misma fundó.
El medio estadounidense también ha hablado con un agente que explica por qué él cree qué estas mujeres no encuentran trabajo en la primera línea televisiva: “Roger Alies fichó a muchas personas que no habían trabajado en el área de noticias tradicionales, así que no necesariamente tienen habilidades que sean aplicables fuera de Fox”. En cambio, la revista recuerda otras mujeres que dejaron la cadena sí han encontrado trabajo en grandes canales como CNN o ABC, y que son específicamente las mujeres que denunciaron el acoso de Alies las que no han vuelto a los grandes programas de noticias.
Porque, a los casos de Julie Roginski y Gretchen Carlson se suman varios más. Rudi Bakhtiar se incorporó a Fox como corresponsal en 2006 y un año después denunció que había sido acosada por otro ejecutivo de la cadena. Percibió una indemnización de 700.000 euros, pero su carrera dio varios pasos hacia atrás hasta quedarse estancada en las noticias locales, por lo que tuvo que buscar otros empleos relacionados o no con el periodismo. “Nadie me contrataba”, señala. Su denuncia no fue pública hasta unos años después, cuando The New York Times incluyó su nombre en una lista de mujeres que habían declarado ser víctimas de acoso sexual. Aquello le trajo nuevos problemas, cambió el comportamiento de sus compañeros y, poco después, Reuters no renovó su contrato. “A veces me pregunto dónde estaría en este momento si [el acoso sexual] no hubiera sucedido. Probablemente, ganando 800.000 dólares al año”, lamenta Bakhtiar.
El papel de los agentes de representación adquiere una especial importancia en el reportaje. Las periodistas entrevistadas aseguran que sus representantes dejaron de trabajar con ellas o que incluso les pidieron que no denunciaran los hechos. Es así como lo explica Tamara Holder, comentarista de Fox que denunció haber sido agredida sexualmente en 2015 por un ejecutivo de la cadena. Asegura que su agente le pidió que no desvelara lo ocurrido, y cuando lo hizo, dejó de trabajar para ella. Fox despidió al ejecutivo señalado y no renovó el contrato de la comentarista, que trató de incorporarse a la televisión pero falló en el intentó, por lo que volvió al mundo de la abogacía.
Ante el escándalo, Roger Alies fue obligado a dimitir como ejecutivo de Fox. Unos meses después, a mediados de 2017, falleció tras sufrir una caída que se vio agravada por su hemofilia.
El caso ha quedado retratado en televisión, en The Loudest Voice, que contaba con Naomi Watts en el papel de Carlson y Russell Crowe como Ailes y se encuentra disponible en el catálogo de Movistar; y también en cine, con la inminente El escándalo (Bombshell), dirigida por Jay Roach y con Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie como principales protagonistas. Ambas producciones han gozado de notable presencia en las nominaciones a los Globos de Oro: la miniserie opta a dos galardones en apartados televisivos, el mismo número de premios a los que aspira el filme.