Hache, la nueva serie de producción española de Netflix, fue muda hasta literalmente el arranque de Conecta FICTION. Las informaciones sobre la tercera ficción original que la plataforma produce en España comenzaron a imprimirse apenas la feria televisiva de Santiago de Compostela escribía los primeros párrafos de su segunda edición, el pasado 18 de junio. Solo un día después, el congreso de coproducción internacional acogería la presentación formal de Weekend Studio, la productora de contenidos que se encuentra detrás del regreso de Adriana Ugarte a televisión.
Hache, ambientada en la Barcelona de los primeros años sesenta, es también la inicial de esta compañía de nuevo cuño, si bien la experiencia de su cúpula nos haga pensar en la letra A, nomenclatura que se emplea para las realizaciones de alto grado en la industria audiovisual. Entre Tomás Cimadevilla, presidente de la firma, Jorge Iglesias, director comercial; y Juan Domínguez, jefe de marketing, atesoran más de 25 años de experiencia en el sector del cine, televisión, publicidad y videojuegos, y experiencia en cadenas y compañías como Canal+, Calle 13, Hey Ho Games y en títulos como El otro lado de la cama, El calentito, No controles y Lobos de Arga.
Con semejantes credenciales, la expectación era elevada, si bien los detalles adicionales a los que se publicaran horas antes fueran escasos. Mal que nos pese, la promoción que plantea Conecta FICTION se dirige más a los futuribles socios internacionales más que al gran público; eso, sumado al cada vez mayor hemetismo que rige el sector desde la entrada de grandes conglomerados transatlánticos como Netflix y HBO, llevó a que no se conversara tanto de Hache como de otras propuestas cuya consecución Weekend Studio trata de apalabrar a nivel mundial.
Siete proyectos en proceso donde “el guionista es el centro”
Junto a la que ya se ha agenciado Netflix, el abanico que extiende la empresa se compone de otros siete títulos en diferentes estados de gestación. Siguiendo el orden expreso de presentación, Felicidad (Happiness) se describe como una “comedia moderna” firmada por Lola Guerrero (responsable del documental El crimen de una novia) con “cuatro amigas que entran en crisis cuando un acontecimiento inesperado da un giro a sus vidas”.
De Roberto Santiago y Ángela Armero sale Oxígeno (Oxygen), thriller ambientado en un submarino de la armada española que sufre un accidente, a raíz del que suceden extraños sucesos. Soy legión (I am Legion) es un policíaco contemporáneo creado por Curro Royo en torno a un asesino en serie, al que tratará de dar caza una inspectora novata con la “aparente ayuda” de un criminal con trastorno de personalidad múltiple. David Muñoz (al que debemos el manuscrito de El espinazo del diablo) escribe Nemrom, con la que Weekend Studio se adentra en el fantástico y el terror, partiendo de un enclave tan característico como el madrileño barrio de Lavapiés.
Las tres restantes, por último, son las que gozan de un mayor atractivo global: Balones fuera (A League of her Own) narra las desventuras de una mujer que se ve proyectada a ser la presidenta de un club de fútbol de Primera División en España, “uno de los entornos más machistas en los que puede meterse uno”. Por si fuera poco, el fantasma de su padre, el fundador del equipo, se le aparecerá para martirizarla y criticar todo lo que ella hace para cambiar al club deportiva y filosóficamente. “Es atrevida y con tono bastante extremo y con potencial importante de coproducción porque muchos de los personajes, como ocurre en el fútbol, son de múltiples países”, cuenta Iglesias sobre esta idea original de Carlos Molinero (Cuéntame cómo pasó, Fugitiva).
Con Encadenados (Chained) se uniforman con traje de época. Carlos López firma esta historia a medio camino entre el espionaje y el bélico inspirada en hechos reales y ambientada en la España de posguerra, “cuando Inglaterra es el único país que resiste a Alemania, que arrasa en Europa”. Un joven español y una mujer de Lisboa deberán reinventarse como espías y actuar en un momento clave de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi trataba de tantear al duque de Windsor para extender el Tercer Reich a suelo inglés.
Finalmente, viajamos en el espacio tiempo con Colonization, a cargo de Álex Mendibil, guionista de Camera Café y en los últimos tiempos programador de la Sala B de la Filmoteca Española. Ambientada en un futuro próximo (2023, siendo exactos) orbita en torno a una operación de la Agencia Espacial Europea que, tras un vuelo de prueba alrededor de la Tierra, aterriza en Lanzarote, pero no en el contemporáneo, sino en el del siglo XV. La “generación de astronautas más preparada de la historia” tendrá que “colonizar de nuevo las Islas Canarias seis siglos después”, enfrentándose a tribus más o menos amistosas para ello.
De la comedia a la ciencia ficción, pasando por el policíaco y hasta el bélico, todas evidencian, por un lado, una clara vocación desfronterizada, con repartos que se pretenden multiculturales y extensivos no solo a Europa sino a América Latina; y un notable eclecticismo. A más proyectos en desarrollo, mayor capacidad de optimizar recursos.
Iglesias lo define con humor como “riego por aspersión o tiro con recortada”: “Hay que disparar en todas direcciones para acertar”, explica a VERTELE el directivo, que ejerciera como director de adquisiciones de Canal+ en los comienzos de la cadena en España. La base es el guionista, siguiendo el modelo anglosajón de trabajo creativo: “Es el que manda por una razón obvia: es el único que tiene el concepto de la serie en su cabeza, el que juega de showrunner”.
No en vano, la filosofía de la empresa se resume en convertirse en una “fábrica de showrunners”, colocándose sus recursos y orientación “al servicio del guionista y no al revés”, comenta el ejecutivo durante la presentación de su compañía. Entendiéndose como centro de operaciones, la transversalidad se convierte en un valor añadido: “Las series no se limitan a verlas en una proyección, tienen una vida más larga. intentamos dotarlas de contenidos adicionales para que puedan tener más seguimiento que la emisión en sí”, explica Cimadevilla. En otras palabras, se trata de “crear contenido que no solo esté muy bien, sino envolverlo para darle algo más allá”.
'Hache', “un Pretty Woman al revés” en la Barcelona de los 50
“Vamos a ver si conseguimos interesar a cadenas de fuera o más globales. Estamos al habla con HBO, Amazon y Movistar”, adelanta Iglesias antes de dos jornadas de intensas reuniones. El interés es creciente, máxime después de haber logrado inaugurar el currículo de la compañía con un encargo para Netflix.
Con Hache, explican, “tuvimos la inmensa suerte de que encantó a todos desde que hablamos por primera vez de él”. Es el fruto del trabajo de Verónica Fernández, en cuyo largo historial se encuentran series como El Príncipe, Cuéntame cómo pasó, Hospital Central, Ciega a citas o Velvet Colección, que propuso esta historia de gángsteres de época con un giro atípico: se centra en el ascenso al poder de una mujer en una organización criminal. “No es lo más habitual”, resaltan desde Weekend Studio.
La productora sintetizan de forma cuando menos llamativa esta historia como “un Pretty Woman al revés” en torno a Adriana Ugarte, una prostituta que partiendo desde los estratos sociales más bajos, ascenderá hasta convertirse en la heredera de todo el imperio de la heroína en la Ciudad Condal. Lo hace en un momento en el que el narcotráfico se benefició del reciente aperturismo de la dictadura franquista para con Estados Unidos: los cargamentos que fletaba la mafia siciliana encontraban en los puertos españoles una lanzadera con rumbo a América.
Junto a la protagonista de El tiempo entre costuras, que certifica su retorno a la pequeña pantalla tras cinco años con la mirada puesta en el cine, se encuentra Javier Rey, aún con el subidón de popularidad que le ha reportado la Fariña de Bambú Producciones para Antena 3. La elección del reparto resulta más que evidente, algo que dejan claro los socios de la productora. “Era de cajón”, nos dice.
En cuanto al resto del equipo, y a falta de que el reparto continúe engrosando sus filas, aparece el nombre del director Jorge Torregrossa, responsable de los largometrajes Fin y La vida inesperada, como uno de los realizadores de los ocho capítulos: “Nos daba el perfil porque ha hecho mucha televisión pero también cine de nivel y por cómo trabaja con los actores”, argumenta Iglesias, que abunda en esta última consideración: “En este nuevo tipo de producción de 45 minutos, donde tienes presupuestos más holgados y puedes trabajar con más calma, intentamos que el tiempo de trabajo de los actores sea más largo. Los principales valores son la historia y la interpretación. Si están bien, la serie va a funcionar”.
Con este empaquetado de garantías, los plazos para distribuir Hache toman ya forma preliminar. El comienzo del rodaje se plantea para noviembre, con final estimado en marzo. Contará con un episodio rodado íntegramente en Marsella, otro escenario clave de la trama, además de otras secuencias ambientadas en Sicilia que se recrearán en estudio y otras localizaciones. Las previsiones de la plataforma de streaming apuntan a otoño de 2019 como estación para el desembarco de esta nueva serie sobre narcotráfico en su biblioteca de contenidos.
¿Y luego? El futuro de esta épica criminal se trazará sobre el mapa, como cualquier organización mafiosa plantearía, apostando por la expansión de fronteras. La segunda temporada potenciará la presencia de la región italiana en cámara, lo que serviría para buscar contactos para amarrarse en puertos del país mediterráneo.
Son aún planes a largo plazo: “Primero tenemos que hacer la primera temporada, que le guste a Netflix y a los espectadores para que podamos hacer la segunda”. Con Hache, como con el resto de historias que plantean trazar en televisión, la estrategia está clara: despacio y con buena letra.