Las galas finales siempre provocan la máxima tensión entre los concursantes de un programa, pero lo que vivieron en la última entrega de MasterChef 11 se había visto pocas veces (o ninguna) en el talent de TVE.
Lluís, Eneko, Pilu y Álex eran los elegidos para cocinar por ganarse un puesto en el duelo final. Todos ellos habían mostrado una evolución similar durante la edición y un nivel culinario bastante igualado. Excepto en el caso de Lluís que siempre había recibido críticas negativas por parte de los jueces.
Durante la temporada le habían criticado su “tozudez”, su falta de originalidad en los platos y su poco nervio. Mientras el modelo se había quejado de que nunca le habían valorado el esfuerzo en el programa.
Una tensión que llegó a la máxima expresión en la primera prueba de la final. En ella, tuvieron que seguir las instrucciones de Toño Pérez para cocinar unos 'Bivalvos con torreznos', y lo hicieron de espaldas a él. Una dificultad que Lluís intentó rebajar adelantándose a sus directrices, pero los jueces le riñeron por ello y lo calificaron de “falta de respeto”.
En el momento de la cata, el concursante estalló ante las críticas a su plato: “Podíais haber tenido otras formas a la hora de decirme las cosas. El tono irónico ese a veces creo que sobra. Me parece completamente exagerado y fuera de lugar”.
Jordi no entendió su reacción y Pepe explicó sus palabras: “Siempre sacas esa puntillita de cada cosa que te decimos y hay un momento que tenemos que tomarlo con ironía, humor y un poco de gracia. No te puedes enfadar en la final porque te hemos traído hasta aquí con tus cosas muy buenas y muy malas”.
Lluís se retiró con mala cara y actitud de desaprobación a lo ocurrido: “Ya he agachado la cabeza cuando la tenía que agachar. Ya está, hoy no. Me enfado porque estoy ilusionado y no me gusta, no me parece justo”, explicó a cámara.