Risto zanja la discusión entre Esperanza Aguirre y Emilio Delgado, que aludió al 'tamayazo': “Me estáis dando la tarde”
El inicio de curso adelantado llevó la atención en la tarde al duelo inaugural entre Y ahora Sonsoles y TardeAR, que se llevó el magacín de Antena 3. Entre tanto, también en horario vespertino, Todo es mentira se mantuvo sin novedades en su mecánica y desarrollo habitual en Cuatro, en una jornada en la que eso sí dio la alternativa a partir de las 18:00 horas a Lo sabe, no lo sabe. En todo caso, el espacio satírico de Risto Mejide fue a lo suyo en materia de contenidos, y también en cuanto a las dinámicas.
El caso de Begoña Gómez por presunta corrupción fue uno de los ejes de la atención en la entrega de este lunes 26 en el formato, donde Esperanza Aguirre protagonizó un tenso desencuentro con el político de Más Madrid Emilio Delgado. Tanto como para que el presentador tuviera que interceder y evitar que fuera a mayores.
Todo es mentira planteaba la cuestión de una posible politización de la investigación judicial en torno a la mujer de Pedro Sánchez, tras la citación de cuatro testigos claves. Hay que recordar que en los últimos cuatro meses ninguna de las diligencias iniciadas ha aportado indicios claros de delito contra Gómez ni el resto de investigados. Aguirre tomó la palabra para cargar contra el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. Este denunciaba “el acoso” que, en su opinión, sufre el presidente del Gobierno de manos del juez Carlos Peinado.
La alusión al “tamayazo” que enervó a Aguirre
“Estar en la oposición y decir que no me gustan las políticas del Gobierno no es acosar a nadie. Es dar sólo nuestra opinión y es dar la batalla cultural”, afirmó la exlíder del PP. El tertuliano de Más Madrid reprochó a esta que desde el partido conservador se estuviese “deslegitimando al Gobierno” y planteó que se trataba de una investigación donde importaba la ideología. Aguirre optó por recordar que Sánchez ahora está pactando “con los enemigos de España”.
“Que a ti no te guste es legítimo. A mí tampoco me gusta que estéis de la mano de Vox con la ultraderecha más rancia de toda Europa y me tengo que aguantar”, espetó entonces Delgado en su turno. “Lo que no es legítimo es que salga José María Aznar a pedir que se movilice la sociedad civil contra un gobierno legítimo, y veamos causas judiciales como estas que no hay por dónde agarrarla”.
Acto seguido, el mostoleño recogió las palabras sobre los pactos de Pedro Sánchez. “Dices que dijo que no gobernaría con Podemos. Una cosa es la voluntad que tienes y otra el resultado de las urnas que te deja maniobrar. Vosotros también dijisteis que veníais a hacer un gobierno de libertad y progreso, y cosisteis a palos a la gente en mitad de una marabunta de casos de corrupción”. Estas palabras molestaron a Aguirre, que hizo aspavientos y desdeñó el discurso, más cuando recordó el escándalo de las residencias en la Comunidad de Madrid durante la pandemia.
Delgado prosiguió: “Tendríamos que empezar por respetar el resultado de las urnas. Si no empezamos por ahí es difícil”. Y de ahí pasó a recordar el conocido como “tamayazo”, el caso de la traición de dos diputados del PSOE, que se opusieron a hacer presidente a Rafael Simancas, facilitando unas segundas elecciones y la llegada a la presidencia del Gobierno de Madrid de Esperanza Aguirre en 2003.
Risto Mejide: “Me estáis dando la tarde”
Muy molesta, esta última respondía: “Sobre el tamayazo, para que te enteres: el señor Tamayo y la señora Sánchez, los dos, dijeron que no habían votado a la presidencia de la Cámara, que no a la investidura, porque les había prometido que les iban a dar una serie de cargos. Yo hubiera podido investir con la ausencia de estos dos señores y no quise”, llegó a decir la exlíder del PP madrileño.
“Concluye ya, por favor”, le pidió Mejide, sin éxito. Aguirre pasó a defender tanto a Isabel Díaz Ayuso como al hermano por el caso de las mascarillas en la pandemia. Al acabar, Risto dio una vez más la palabra a Delgado, algo que enervó a la expresidenta regional. “¿Por qué va a cerrar él?”.
“Oye, que esto no es un debate presidencial. Me estáis dando la tarde”, exclamó Mejide, mientras Aguirre proseguía quejándose del reparto de turnos, lo que derivó en que volvieran a enzarzarse. Así, hasta que Risto decidió cortar el debate. “Hasta aquí. Dale a la campanita”.