'Salvados' recordó los “manicomios” de desintoxicación para adictos a la heroína en los 80: “Eran sectas, tenían cochazos”

Paula Hergar

20 de octubre de 2024 23:50 h

Este domingo, 20 de octubre, Salvados emitió una entrega llamada 'Generación heroína', dedicada a hablar de todos los jóvenes de finales de los setenta que murieron por dicha droga y los que sobrevivieron.

Para ello, Gonzo y su equipo hablaron con personas que vivieron aquellos años y hoy siguen sin explicarse muy bien por qué están vivos. Supervivientes que estuvieron enganchados, lograron salir y recordaban la muerte de amigos y los horrores de necesitar, sí o sí, un nuevo chute.

Una generación de españoles que ahora se acerca a la edad de jubilarse, mientras en su adolescencia y juventud vio como una sustancia entonces no muy conocida los arrasaba de forma cruel. En aquellos tiempos, la heroína fue romantizada por quienes salían de la asfixia de una dictadura. Demasiados murieron, primero, por la ignorancia en torno a una nueva droga tan adictiva como letal. Y segundo, porque la administración tardó en entender cómo debía combatirse algo así.

Por eso mismo les preguntó el presentador a dos de los supervivientes que explicaron que, lejos de ingresar en centros de rehabilitación como los que hoy conocemos, su única opción para desintoxicarse eran manicomios:

Me ingresaron en el manicomio me atiborraron de pastillas, se me caía la baba, era tremenedo. Cuando salí de ahí estuve un tiempo sin consumir pero volví a caer”, lamentaba Félix. Mientras Marian dio más detalles: “Decidí volver a mi pueblo y pedir ayuda a mi madre. Me fui al Patriarca. En aquellos tiempos era lo único que había”.

Un médico explicaba así lo que eran aquellos centros: “Las familias donde se desarrollaba el problema buscaban soluciones y en esos tiempos estuvo muy de moda el Patriarca. Un personaje de origen francés que montaba servicios en granjas alejadas de los núcleos de población, donde a través de una estancia prolongada y de la abstiencia algunas personas conseguían pasar el síndrome y recuperarse. Eran modelos muy poco científicos, muy poco profesionales y han ido desapareciendo”.

De hecho, Marian aseguraba que había toda una organización detrás: “Mi madre pagaba unas 60.000 pesetas o algo así. Era una secta. Se demostró que era una secta, tenían unos cochazos de la leche, mucho poder... era una cosa rara”.

Para acabar con la explicación del sanitario: “La psiquiatría en esos momentos teníamos manicomios, no teníamos una red ambulatoria de salud mental como ahora. Salíamos de la dictadura. Teníamos un sistema sanitario muy pobre, montado sobre la beneficiencia y la seguridad social que era para reparar la mano de obra para que volviera al trabajo, no se metía con las cosas crónicas y sin solución”.