Sálvame ha vuelto a jugar con los espectadores a cuenta de una supuesta “bomba” informativa, que ha resultado tener, a priori, poca mecha, y que ha mantenido en vilo a la audiencia durante casi cuatro horas de emisión. Cuatro horas resueltas en menos de 10 minutos, y que han servido para demostrar la facilidad para construir cebos.
Después del primer corte publicitario de la emisión del miércoles 27, una información recibida por Kiko Hernández hacía que Jorge Javier avisara: “Teníamos la escaleta preparada, pero nos acaba de llegar una información... Y puede que se rompa”, advertía el presentador. Su vaticinio se cumplía poco después, pues Hernández, en su segundo programa tras un parón de tres semanas de ausencia, cogía la hoja con lista de contenidos y la rompía ante la cámara. Hablaba de una situación comprometedora que involucraba a dos personas vinculadas al programa, y aseguraba que “está todo documentado”.
Un cebo basado en 6 supuestos vídeo
A partir de ahí, el magacín elevaba las expectativas: requisaba los teléfonos móviles de colaboradores como Lydia Lozano y Belén Esteban, no sin antes mostrar su rostro desconsolado al enterarse de la supuesta información que manejaban. “Me da muchísima pena”, decía, y temía que la vida de la persona afectada se fuera “a derrumbar” con lo que se esperaba emitir.
Todo parecía indicar que estábamos ante informaciones sobre una infidelidad que atañía a alguien cercana a la “princesa del pueblo”. Esto hizo que en poco tiempo los espectadores e internautas apostaran por algo relativo a Anabel Pantoja, que en los últimos meses se ha convertido en un activo indispensable para Sálvame.
Los rótulos no olvidaban esta “bomba” y se añadía más morbo al asegurar la existencia de 6 vídeos como prueba. 6 vídeos que, “estaban contrastando y y que confirmarían el bombazo que ya ha destrozado a Belén Esteban”, dando a entender que se acabarían emitiendo. De hecho, Jorge Javier hablaba de “una emisión que podría tener consecuencias terribles” para la persona en cuestión.
Una “deslealtad” de la que no emitieron pruebas
“Enseguida Belén Esteban llama en directo a la persona afectada para contarle el bombazo que nos ha llegado”, anunciaban, para que, poco después, ya a las puertas de las 20:00 horas y en los últimos minutos de emisión, se desvelara esa noticia: Kiko Hernández anunciaba unas informaciones sobre una presunta “deslealtad” de Omar Sánchez, el marido de Anabel Pantoja. Las pruebas eran, como se había indicado, 6 vídeos.
Ahora bien, se matizaba que solo tenían dos que les había facilitado el informante. Ni siquiera se emitían los dos, sino solo un pequeño clip en bucle, en baja calidad, en el que simplemente se veía al exconcursante de Supervivientes 2021 en una discoteca hablando con otras personas. “Ha mandado los dos vídeos, que puede ser o puede que no sea, y faltan los cuatro vídeos del hermano, que pide mucha pasta”.
“Espero que sean más comprometidos que este”, se comentaba en el programa. Mientras el interés comenzaba a disiparse, Belén Esteban terminaba de quitarle hierro: “Yo he hablado con Anabel y me he quedado muy tranquila. Estaban en una zona de Canarias con muchas discotecas. Ella sabe que era ese día”, aseguraba la colaboradora tras hablar con su amiga. “Estaba más preocupada por cómo me he puesto yo”.
“Aquí nos tiramos un mes tirando del 'Puede ser'”
Aunque el resto de colaboradores y el propio presentador trataban de mantener la duda, Esteban se mostró tajante para dar carpetazo al asunto.
Mientras Kiko Hernández recalcaba que era cuestión de que La Fábrica de la Tele negociase con el autor de los vídeos para ver el contenido, ella expuso con claridad que existía la posibilidad de que Sálvame estuviera creando y alargando una polémica de la nada. “¿Cuánto tiempo pueden estar con que te doy el vídeo o no te doy el vídeo? Aquí nos tiramos un mes tirando del 'Puede ser'”.
Ahora, solo queda por ver si esta trama sigue viva durante los próximos días o concluye sin que sepamos nada más. En cualquier caso, Sálvame ha conseguido una vez más atraer la atención a fuerza de cebar sobre un contenido que ni siquiera, como mínimo, tenían, y que al menos de momento no daba para mucho.