El pasado sábado 19 de noviembre fue la fecha elegida para el encendido de las luces de Navidad de Vigo, convertida ya en acontecimiento por fuerza de su alcalde, Abel Caballero. El político ha convertido la iluminación en seña de identidad de su mandato, con capacidad de congregar cada año más atención mediática. Apenas dos días después, Sálvame ha intentado competir con esta apuesta con su propio encendido. Eso sí, a (muy) pequeña escala.
“Queremos arrancar nuestra Navidad con nuestro encendido de las luces”, proclamaba Adela González, dirigiendo a Terelu Campos y al resto de colaboradores hacia el lugar de Mediaset donde se había dispuesto todo. “Si Abel Caballero lo hace, nosotros también”.
“¿Y quién es el alcalde de Sálvame?”, se preguntaban los colaboradores. Adela apuntaba a Jorge Javier, “que está fuera ahora”, antes de descubrir el dispositivo. Sin duda, mucho más recogido que el de la ciudad gallega.
Las chanzas de los colaboradores: “Se nota el presupuesto”
“Tenemos unos 11 o 12 millones, pero son más pequeñitos, están condensados”, advertía la presentadora, aludiendo a la cantidad de leds que alumbran Vigo. Y tan condensado, porque la iluminación estaba restringida a una cabina, utilizada en otras ocasiones por el programa como elemento de atrezzo, situada en un frío pasillo.
“Qué gasto de producción” y “se nota el presupuesto” eran algunas de las frases con retranca que pronuncian Gema López, Laura Fa y Rafa Mora. Mientras tanto, Adela se esmeraba por contagiar algo de emoción al encendido, con cuenta atrás incluida.
La más ilusionada, pese a todo, era Lydia Lozano: “¡Esto me encantaría en mi casa!”, exclamaba la tertuliana, que se quedaba en el interior de la cabina, en una actitud en las antípodas a la de los últimos días, marcados por la entrevista de su enemigo Albano.