Y ahora Sonsoles abordó este viernes el caso de una señora que denuncia que su hijo la ha encerrado en una residencia de ancianos y se ha quedado con sus pertenencias. “Tuve un problema de salud y aprovechó para quitarme la casa”, aseguró.
Su testimonio impactó a los tertulianos de Antena 3, y uno de ellos, Miguel Lago, hizo algunos comentarios que no gustaron al otro protagonista de esta complicada historia, el hijo de Paquita, que también intervino en el programa y no dudó en plantar cara al humorista.
“Soy Javi, el diablo personificado”, se presentó a sí mismo. “Empezamos bien”, se le escuchó decir a Lago. “Os rogaría que mientras yo hablo no comentéis hasta que dé mi versión”, pidió el entrevistado, que intervenía por teléfono. “Pero manteniendo el respeto en todo el momento”, le advirtió la presentadora Sonsoles Ónega.
“Mi madre nos abandonó porque se fue con un tío”, defendió Javier para dejar bien claro que su madre no se había encargado ni de él ni de sus hermanos. “Nos ha robado a todos y nos ha dejado problemas psicológicos y económicos”, prosiguió mientras la señora, al otro lado de la pantalla, parecía sufrir un desmayo.
“Javier, te voy a interrumpir porque tu madre se está desvaneciendo”, indicó la presentadora, pero el entrevistado negó la mayor: “Eso es mentira, que la conozco”. La mujer, entre sollozos, se recuperó segundos después.
Javier continuó criticando a su madre durante unos minutos más y, en el último momento, Lago soltó un comentario que no le gustó nada: “El odio que hay aquí es una pasada”, lamentó el tertuliano.
“No lo sabes tú bien, compañero”, le respondió acto seguido el aludido, “pero para hablar hay que conocer, que es muy fácil lo que haces tú”. Ónega le pidió que se tranquilizara, pero Javier estaba muy molesto: “Es la segunda que mete, o sea que se calle”.
“Vamos a tener la tarde tranquila”, reaccionó el colaborador, cuyas palabras no surtieron efecto. “No, no vamos a tener nada porque tú lo que tienes que hacer es oír, ver y callar”, le espetó el hijo de Paquita. “Cuando escuches todas las versiones, entonces podrás decir algo”.
La situación se había desmadrado y la presentadora tuvo que poner orden: “No te confundas, Javier, eso sí que no. Miguel Lago está aquí para hablar, no para callar. No te pongas borde porque no tiene ningún sentido”, le pidió.
Javier guardó silencio mientras su madre continuaba con su retahíla de acusaciones, pero la señora también estaba desbocada, así que Sonsoles Ónega dio por concluido el tema.
Cuando ya se había despedido a esta complicada familia, Lago recordó que este tipo de situaciones que se dan “cuando entra un huracán como si fuera un ministro”, ponen en una “situación muy complicada” tanto a la dirección del programa como a la presentadora.
“Yo puedo sentir que entra un señor de fuera a atacar mi trabajo y puedo sentir que mi equipo no me apoya, cosa que no ha pasado hoy”, matizó el humorista. “A mí no me importa dar un paso atrás y estar en silencio para que este señor vocifere, porque lo que ha demostrado este señor es que tiene un dolor y un odio y una violencia en la manera de hablar, que te doy las gracias por haberme apoyado y por haber calmado la situación”, concluyó.