Elísabet Benavent, a los fans de 'Valeria': “Espero que se enfrenten a la serie como un producto nuevo”
Elísabet Benavent reconoció en el rodaje de Valeria que siempre se imaginó sus novelas “como una serie”. Una andadura que comenzó en 2013 con la publicación de su primer libro y que, siete años después, se traslada a la pequeña pantalla en forma de serie y de la mano de Netflix. Una traslación que en parte vivió cuando sus historias fueron lanzadas al mercado, y experimentó el primer “ejercicio de distanciamiento con los personajes”, del que agradece cómo “te obliga a despegarte un poco del ego del autor, que hace más mal que bien”.
“Escribir es una cosa muy visceral”, explica, “dejas mucho de ti mismo, los sientes muy tuyo y eso complica las cosas. Más en una adaptación libre”. Nada más arrancar esta charla con Vertele, Benavent pone sobre la mesa esa libertad con la que la ficción ha adoptado a las cuatro protagonistas: Valeria, Lola, Carmen y Nerea. “Tienes que entender y asumir que van a haber muchas licencias creativas”, añade. La modificación que más le “chocó” fue la del personaje de Nerea. “En el libro es una mujer heterosexual, obsesionada con encontrar al príncipe perfecto”, comenta, “y ahora encontramos a una chica que sigue viviendo en casa de sus padres, homosexual y que no ha salido del armario”.
La autora es consciente de que estos cambios van a llamar también la atención a los fans de la saga literaria, y por ello pide que “se enfrenten a la serie como un producto nuevo. Es lo suficientemente distinto como para sentir que es un proyecto hermanado, pero otra cosa. Y lo suficientemente parecido como para que sintamos que son nuestras chicas”. En cualquier caso, defiende que “satisfacer esa imagen subjetiva”, la que proyectamos cuando leemos un libro, “es prácticamente imposible”. Y además, apunta que “no somos una croqueta, no le podemos gustar a todo el mundo”.
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“'Valeria' es una oda a la naturalidad”
El erotismo es un aspecto fundamental de sus novelas, por lo que agradece que “desde las primeras conversaciones coincidiéramos en que lo primordial era la naturalidad, esta es una oda a la normalidad”. La autora se muestra satisfecha con cómo han reflejado esta parte en la serie: “La línea que separa lo erótico de lo soez es a veces muy fina, y se han mantenido en lo erótico con una imagen bonita, respetuosa y a la vez moderna, sin cortinillas Hollywoodienses”.
Benavent insiste en su relevancia porque “en todo lo que no se cuenta, crecen los tabús, y aquí no estamos inventando la rueda, pero sí poniendo nuestro granito de arena para que vayan desapareciendo”. Aplaude igualmente que “las chicas son protagonistas de su deseo, no son solo seres que quieren ser deseados, sino que son deseantes y lo expresan. Hacía ya falta que se pusiera el foco en el deseo femenino. Cada vez lo hacemos más y estoy orgullosa de que Valeria forme parte de ello”.
Esa naturalidad empapa su retrato de la treintena, y su crítica a “la leyenda de que a los 30 tienes que tener todo lo que tendrías que tener. Nos estamos dando cuenta de que no es verdad. Es un camino que se hace diariamente, uno no deja de aprender quién es”. De ahí a la apuesta por “quitar este mito, para quitarnos presión, sobre todo a las mujeres que no sé por qué, llevamos esto con más peso a la mochila”. “Vamos a relajarnos que esto no es un sprint, es una carrera de fondo”, expone al tiempo que aplaude que series como Valeria “hacen universal un agobio que sentimos muy nuestro. Saber que le pasa a más personas te hace sentir más abrazada y comprendida”.
“El concepto literatura de chicas me horroriza”
Con la serie y de la mano de Netflix, Valeria va a viajar a 190 países, algo que provoca en Benavent “cierta sensación de vértigo, porque algo que hiciste en tu casa en pijama y despeinada, va a llegar a la otra parte del mundo. Estás abriendo una ventana a tu intimidad”. Más allá de las fronteras que va a traspasar, la autora tiene la “esperanza de que el público se va a abrir no solo al que se ha acercado al libro”. “Este tipo de literatura tiene el prejuicio encima de que es para chicas, que me horroriza. No creo que el género literario vaya con la gente que los lee”, opina, “¿quién es nadie para imponer lo que tiene que leer una mujer? Estamos ya de vuelta de estas cosas”. Por ello, espera que la serie “le llegue a más gente y mucha se quite la telaraña de ese prejuicio”.