Aviso, spoilers

Así ha sido el final de 'Ted Lasso': una despedida muy emotiva que está a la altura de lo que merecía la serie

Pedro Zárate

31 de mayo de 2023 12:47 h

Aviso, SPOILERS: la siguiente noticia desvela el final de la tercera temporada de 'Ted Lasso'

Apple TV+ ha estrenado este miércoles el final de la tercera temporada de Ted Lasso. O el final a secas, porque la serie encabezada por Jason Sudeikis ha llegado a esta sin aclarar del todo su futuro. Su protagonista ha venido insistiendo en la idea de que, con este capítulo, la ficción futbolera alcanza “el final de la historia que queríamos contar”. Sin embargo, la plataforma nunca ha hablado de cierre definitivo porque, al fin y al cabo, hacerlo supondría decir adiós a su producción de mayor éxito.

Por tanto, el desenlace de la tercera temporada podía ser el final de la serie o simplemente el final de la etapa de Sudeikis. Y así era antes del estreno del capítulo. Para saber si también lo es después, lo mejor es repasar qué ocurre en el episodio de marras, ya disponible en Apple TV+.

(A partir de aquí, SPOILERS)

El capítulo comienza con Ted, Beard y la novia de este último, Jane, durmiendo en casa de Rebecca porque en su barrio ha habido un escape de gas. En esa misma escena descubrimos que Ted ya le ha soltado a la presidenta del Richmond la 'bomba' que tenía preparada para ella al final del capítulo anterior. Sí, Ted quiere dejar el equipo para volver a Estados Unidos con su hijo. Sin embargo, Rebecca no está preparada para abordar el asunto como se merece, así que retrasa va retrasando el momento mientras termina de asimilar todo.

Mientras tanto, Nate vuelve a Richmond como utillero adjunto de Will, Rupert es acusado de acoso sexual y Trent Crimm entrega a Ted un borrador de su libro, que titula como The Lasso Way (El método Lasso), para que lo lea, le sugiera cambios y le dé su aprobación. A su vez, el Richmond asegura su participación en la próxima edición de la Champions League, así que Leslie sugiere a Rebecca que venda parte del equipo ahora que tiene más valor. Concretamente, le propone que venda el 49% para que ella pueda seguir manteniendo el control y, al mismo tiempo, ganar dinero para reforzar el club dentro y fuera del terreno de juego.

La gran decisión de Rebecca

Ella, sin embargo, le pregunta cuánto ganaría por vender el club entero (2000 millones de libras), siendo éste uno de los grandes giros del capítulo. “Sólo lo compré para arruinarle la vida a Rupert, pero ya lo hace de maravilla sin mi ayuda”, dice la presidenta al hilo de los problemas a los que se enfrenta su exmarido. La madre de Rebecca apoya su decisión y le insta a aprovechar el tiempo que tendrá libre para “explorar el mundo. Y lo más importante, explorarte a ti misma”.

Poco después, Jamie y Roy se toman juntos una cerveza. Se elogian mutuamente, incluso, se consideran amigos después de todo. Sin embargo, su conversación empieza a torcerse cuando Roy le dice a Jamie que él y Keeley están “tonteando”, que es cuestión de tiempo que vuelvan a salir y que será mejor que el delantero aparque sus sentimientos hacia ella y acepte la realidad. Pero Jaime, que aún siente algo por su ex, se niega a aceptarla, así que ambos terminan pegándose y yendo a casa de Keeley para que ella decida a quién quiere de los dos. Pero ella, ante tal proposición, sólo hace una cosa: echarlos de casa y cerrar la puerta.

Mientras, Rebecca ya se siente preparada para hablar con Ted. Ella le propone que Henry y Michelle se muden desde Estados Unidos y hagan de Londres su hogar, pero la decisión de Ted es firme. Por tanto, Rebecca cambia de plan y le comunica que va a vender el club, porque ella no quiere seguir adelante sin él.

Más adelante, en el vestuario, Ted se encuentra con Nate mirando la pared donde estaba el cartel de 'Believe'. Ese que Nate rompió en un momento de furia. “Lo siento mucho”, le dice entre lágrimas al protagonista. Ted se muestra comprensivo y le cuenta que después de que lo rompiera en dos, llegó él y lo rompió en pedazos. Un detalle que cobrará importancia más adelante.

El momento 'Believe'

Roy, confundido por lo ocurrido con Keeley, pide al grupo ser un Diamond Dog, lo que pilla por sorpresa a todos, claro. Lamenta haber fracasado en su intento de cambiar, pero tras un debate, Leslie le da la clave: “De los errores se aprende (...) Si te lo propones, siempre puedes cambiar a mejor”. A la par, descubrimos que George, el entrenador de Richmond antes de la llegada de Ted, es ahora el entrenador del West Ham en sustitución de Nate. A su vez, Zava envía camisetas y un aguacate gigante a sus excompañeros para desearles suerte de cara al decisivo partido del fin de semana. Porque si el Manchester City pierde o empata contra el Liverpool y el Richmond gana al West Ham -que se juega una plaza de Champions-, gana la Premier League.

Para motivarles, Beard prepara un emotivo vídeo con algunos de los mejores momentos vividos en estos tres años. Sin embargo, la pieza acaba con imágenes de cuando descendieron a segunda, así que los jugadores salen al campo llorando. De hecho, terminan la primera parte perdiendo 0-2, mientras que el City gana 1-0 al Liverpool. Al descanso, Ted toma la palabra en para decir a sus jugadores que ha sido un “auténtico privilegio” y “un regalo de la vida” haber sido su entrenador durante estos tres años. “Cuando llegué aquí no sabía nada de fútbol, pero ahora sé que es diferente al americano”, bromea.

A continuación, Sam se pone de pie y saca un trozo de papel amarillo de su taquilla. Jaime y el resto de jugadores le siguen. Descubrimos que cada uno se había guardado un trozo del papel roto de 'Believe', así que entre todos los reconstruyen antes de volver al campo. El momento funciona, pues Richmond empata con goles de Jaime y McAdoo. Este último, tras tirar por decisión de sus compañeros el primer penalti de su vida. De hecho, rompe la red, lo que obliga a parar el partido, circunstancia que Rupert aprovecha para abroncar a George y empujarlo a la vista de todos. Le pide que “vayan a muerte” contra Jaime, que está haciendo un partidazo, pero George le responde que él no juega así.

El desenlace de la Premier League

Rupert abandona el césped entre abucheos de la que un día fue su afición. Con el partido a punto de llegar a su fin, Richmond consigue una falta a su favor. Ted les pide a sus compañeros que le sugieran estrategias, pero el entrenador finalmente apuesta por la que un día diseñó Nate. Y funciona, siendo ésta la redención definitiva del 'villano' de la temporada. Sam marca, Richmond gana el partido y la locura se desata en el estadio, con invasión de campo incluida. Ted repite el baile por el que se hizo viral en su día al ganar con su equipo de fútbol americano y Colin aprovecha el momento para besarse con su novio delante de todos sus compañeros y fans, cerrando así su trama de esta temporada.

Después, la pantalla se va a negro. Vemos a un joven que reconoce a Ted en el aeropuerto. Gracias a él descubrimos que el Richmond no ganó la Premier League, sino que lo hizo el Manchester City. Una forma de revelarlo con la que Ted Lasso, la serie, demuestra que lo importante de su historia nunca han sido las victorias o las derrotas de su equipo protagonista. En esa misma escena, Ted lee en la portada de un periódico que Rupert ha perdido el West Ham tras lo ocurrido con George y las acusaciones de acoso sexual. Pero también que Rebecca ha vendido el 49% de las acciones del Richmond a los fans del equipo. “Ted, tú vuelves con tu familia y yo quiero quedarme con la mía”, le dice Rebecca a Ted, del que se despide entre lágrimas y con un sentido abrazo en el aeropuerto. A la par vemos que los tres fans habituales del equipo y la dueña del pub han comprado acciones del club.

Ya en el avión, Ted le pregunta a Beard si están “locos” por haberse ido así, con el cariño de tanta gente y el equipo a punto de ganar la Premier. Bears se quita las gafas y le muestra sus ojos llorosos. “No quiero irme, Ted. Amo a Jane”, le dice, pero al mismo tiempo reconoce que no quiere abandonar a su amigo. Ted, sin embargo, le anima a quedarse en Londres y en el Richmond, como finalmente hace.

El final feliz que merecía 'Ted Lasso'

A su vez, Rebecca sale del aeropuerto y va en auxilio de una niña, que se ha caído al suelo. La niña resulta ser la hija del hombre al que la presidenta conoció en Ámsterdam,. que es piloto de avión. Poco después los vemos juntos en una barbacoa con todo el equipo, por lo que Rebecca termina encontrando el amor y, en cierta manera, ve cumplido su objetivo de ser madre. Trent Crimm, por su parte, lee el mensaje que Ted le ha dejado en el borrador de su libro: “¡Está genial, Trent! ¡Me encantan! Una pequeña sugerencia. Yo cambiaría el título. Yo no era el centro. Nunca lo fui”. De esta manera, el libro del periodista pasa a llamarse "El método Richmond".

Los últimos minutos se centrar en cerrar el resto de tramas pendientes. Keeley y Barbara fundan su propia empresa de relaciones públicas, Sam cumple su sueño de jugar con la selección de Nigeria, Jaime se reconcilia con su padre y Roy se convierte en el nuevo entrenador del Richmond, bien escoltado por Beard y Nate, que vuelven a pegar el cartel de 'Believe'. Además, Roy empieza a ir a terapia con la psicóloga de la segunda temporada para empezar a mejorar. Keeley, por su parte, le propone a Rebecca la formación de un equipo femenino del Richmond, a lo que la presidenta accede encantada. Después, todo el equipo acude a la boda de Beard y Jane. Todos salvo Ted, que empieza una nueva vida en Estados Unidos siendo el entrenador del equipo de fútbol de su hijo.

Y así acaba Ted Lasso. Con un emotivo final que cierra todas las tramas y que, con la lógica excepción de Rupert, da un desenlace merecidamente feliz a a la historia de todos sus protagonistas. No podía ser menos en una serie que ha reivindicado el bueno rollo, la empatía y la necesidad de ser buena persona por encima de todo. Puede que Ted y su equipo no hayan ganado la Premier League, pero se despiden habiéndose ganado el corazón de millones de espectadores. Bueno, se despide Ted, porque el final deja la puerta abierta a otra serie con Roy, Beard y Nate al frente del equipo. Aunque, como suele decirse, esa será otra historia.