Así es 'Red Light', la serie que triunfó en Cannes y expone la prostitución con mirada femenina
Durante la década de los sesenta del pasado siglo, el Barrio Rojo de Ámsterdam se convirtió en una zona marcada por el sexo, donde las trabajadoras sexuales acabaron formando parte de las atracciones turísticas de los visitantes. A través de escaparates, exhiben sus cuerpos las mujeres que practican la prostitución -labor regulada legalmente, por cierto-, mujeres con diferentes circunstancias vitales y necesidades. Este escenario, tan difícil de imaginar en países como España, y sus dinámicas de poder, sustentan la base de Red Light, la producción europea con la que Sundance TV estrena su 2022.
Coproducción entre Países Bajos y Bélgica, comienza su emisión en el circuito de pago español, dentro del canal de AMC Networks, este jueves 6 de enero a las 22:30 horas, y al día siguiente estará disponible al completo en los servicios bajo demanda de los principales operadores. Una fecha de estreno, el festivo de Reyes, cuando menos curiosa para una serie en torno a la cosificación del cuerpo femenino y las hipocresías y turbiedades de la sociedad europea, que viene doblemente avalada en su presentación. Por un lado, por su éxito en el festival televisivo de Cannes, Canneseries, donde cosechó dos premios; y segundo, por su protagonista y co-creadora, Carice Van Houten, conocida mundialmente por encarnar a Melisandre en Juego de tronos.
La trata de blancas desde una perspectiva femenina
Red Light se configura como un thriller que se sumerge, como decíamos, en el escenario internacional de la prostitución a través de sus dos principales puertos, el de Ámsterdam en Holanda y el de Amberes en Bélgica. Se centra en tres mujeres cuyas circunstancias son muy diferentes, unidas en torno a la desaparición de un hombre. Por un lado tenemos a Sylvia (van Houten), una prostituta que dirige un burdel con su tóxico socio en el Distrito Rojo de Amberes; en segundo lugar, tenemos a Esther (Halina Reijn), una reconocida soprano procedente de un entorno próspero y sofisticado, cuyo esposo, un conocido profesor de filosofía, desaparece sin dejar rastro; por último, Evi (Mayka Neuville), una policía apasionada que intenta conciliar la investigación con su papel de esposa y madre. El suceso será la vía, avisa la nota de prensa oficial, para que las tres logren “liberarse del control de los hombres en sus vidas”.
El proyecto surge de dos de los tres vértices del reparto, la propia Van Houten y Reijn, amigas estrechas y socias de la productora Man Up con la que ya levantaron el largometraje Instinct y con la que pretendían “monos de circo”, como lo definen en sus propias palabras para Cineuropa, y encontrar su propio poder para contar historias. Como aquel largometraje (inédito en España), la historia de una psicóloga que se enamora de un violador al que trata en la cárcel, Red Light se fundamenta en las mismas bases: dramas profundos con perspectiva femenina centrados en problemáticas poco abordadas. Si en la película se trataba el abuso sexual, la prostitución y la trata de blancas se convierten en las bases.
“Siempre he estado obsesionada con el distrito rojo de Amsterdam”, reconoce Reijn en Variety, “que solía verse como un símbolo del progreso, del feminismo y de la libertad en los años sesenta y setenta, pero que por supuesto es un hábitat mucho más complejo donde el tráfico de personas y la libre voluntad son difíciles de distinguir”. El lugar permitía, ante todo, preguntarse a las artistas sobre cuestiones como la identidad feminidad y los roles de género y de poder en la sociedad. Esther Gerritsen, guionista de Instinct, entró de nuevo a colaborar con ellas para emprender el proceso de documentación y escritura.
También era importante para ellas cambiar la mirada sobre la trata. “Hicimos Instinct poco después del #MeToo y decidimos no objetificar el cuerpo femenino nunca más”, asegura van Houten, que habla del dogma autoimpuesto de no incluir desnudos en sus trabajos, algo que resultaba más complicado en Red Light: “Un club de striptease no es algo glamuroso, queríamos enseñar la puerta trasera, algo real”, afirma la actriz, que habla de discusiones caldeadas para evitar que no hubiese nada erotizado en las imágenes. “Esta es una serie sobre mujeres que se liberan a sí mismas. Así nos sentíamos nosotros durante el proceso de creación”.
Canneseries, el escaparate para el éxito
Y de la creación al estreno, que tuvo lugar el 11 de octubre de 2020 en el Canneseries, el Festival Internacional de Series de Cannes. Sin relación directa con el equivalente cinematográfico, el certamen fue fundado en 2018 aprovechando la condición de la ciudad como epicentro cultural para lanzar este evento que con cuatro ediciones a sus espaldas se ha erigido en referente para el mercado cinematográfico, realizándose en paralelo al MIPTV y el y MIPCOM Online. Red Light formó parte de la sección competitiva de la tercera edición, y acabó colándose en su palmarés con dos galardones: el Premio especial de interpretación, que recibió el reparto completo de la ficción, y el el Premio de los Estudiantes a la Mejor serie.
Dos reconocimientos, estos, que sirvieron como perfecta carta de presentación internacional. Las críticas fueron en su mayoría positivas: “Es una serie visualmente deslumbrante que se te mete en la piel no solo por lo que pasa en la pantalla sino por someter a sus personas a las decisiones más necesariamente complicadas a las que se pueden enfrentar y por hacernos pensar si haríamos o no lo mismo”, concluía Pramit Chatterjee para Mashable India sobre una serie “muy oscura” con potencial para dejarte “con el corazón roto”.
Desde Italia también llegaban buenas palabras tras su estreno en Cannes: “Se caracteriza por una atmósfera evocadora que enfatiza los aspectos más dramáticos y las interpretaciones de un alto nivel”, escribían en Caffè & Popcorn, desde donde se aplaudían “los matices de una realidad complicada” en la narración. “Aunque los episodios no quedan exentos de pasajes excesivos”, prosiguen, “mantiene la atención e impacta con eficacia, sembrando la curiosidad para saber cómo continuarán las historias de estas tres mujeres”.
Bor Beekman, por su parte, le otorgaba cuatro brillantes estrellas en su reseña para De Volkskrant, una de las principales cabeceras de Países Bajos: “Red Light permite que las líneas argumentales cambien suavemente de Bélgica a Países Bajos [...] Se apoya en la idea de que la gente se mueve entre deseos opuestos. El hecho de que el comportamiento de los personajes no siempre (de forma inmediata) tenga sentido otorga a los diez episodios una sensación muy sugerente, pues comienzas a sospechar que todos tienen intereses ocultos”, añaden sobre la serie, de la que también destaca una aproximación sobre el conflicto de género entre el hombre y la mujer que “nunca resulta condescendiente o rígida”. Precisamente en su país natal el título concurrió al Festival de Cine Holandés del que salió atesorando otros dos premios, el de mejor serie dramática y el de mejor actriz de una serie dramática para Reijn.
El cambio de rol de Carice van Houten
Red Light llega ahora a España teniendo como principal reclamo, galardones aparte, la presencia de Carice van Houten, una de las grandes damas de la industria holandesa que ha acabado por adquirir popularidad mundial gracias a Juego de tronos. Su papel de Melisandre será el que permita ubicarla al gran público dentro de la escena, pero eso no debiera opacar otras grandes referencias previas de su filmografía, como el auténtico tour de force interpretativo que se marcó en la apabullante El libro negro, a las órdenes de Paul Verhoeven en el regreso del picaruelo director a su país natal tras su estancia en Hollywood.
No es el único proyecto televisivo al que se ha vinculado desde el final de la adaptación de la saga literaria de George RR Martin, puesto que también participa en una nueva versión de Las amistades peligrosas para Starz. Sin embargo, este tiene un calado especial por estar ella en la génesis, y por haber cambiado su forma de enfocar su trabajo artístico, especialmente tras un proyecto como el de HBO: “Se hacía cada vez más grande y más grande, y yo me sentía cada vez más pequeña”, reconocía hace escasos meses a Collider sobre la experiencia.
“Siento que mi creatividad estaba siempre escondida en otros proyectos”, añadía. “He estado muchísimas veces en un set de rodaje pensando, 'Esta toma es rara, este vestuario es extraño, esta es una forma un poco rara de rodar esto'. Ahora como productora puedo simplemente decir que algo no me parece bien [...] Hemos recuperado un cierto autocontrol, después de ser solo una actriz, un animal de circo que hace lo que le dicen que haga”.
El poder de controlar lo que hace y ser plenamente responsable de un proyecto se refleja ahora en Red Light, un proyecto tras el que tanto ella como Reijn cuentan ya con un siguiente objetivo: El último refugio, novela de Roxane Van Iperen ambientada en la Segunda Guerra Mundial, sobre dos hermanas judías que se unen a la resistencia contra los nazis en Holanda.. Queda por ver si será objeto de tratamiento televisivo o si dará pie a un largometraje, eso sí. Más realidad, en todo caso, que abordar desde una perspectiva femenina.