Mirándolo desde el lado positivo, los episodios de una serie de televisión se pueden dividir en buenos, muy buenos o de un nivel superior. Y entre éstos últimos cada vez encontramos más 'episodios botella', como así se conoce a los que se ambientan en una única localización, adoptan unos códigos diferentes al resto de entregas de la serie de turno y aparcan la trama principal para contar historias más íntimas, especiales o tan anecdóticas como bien resueltas.
Uno de los motivos que explican la existencia de esta clase de capítulos es el presupuesto. Al rodarse en un único escenario, los 'episodios botella' suelen ser más baratos de hacer que un capítulo al uso, lo que ayuda a cuadrar las cuentas o, en su defecto, a destinar todo el dinero posible a las entregas que más lo necesitan. Por ejemplo, La mosca, el famoso 3X10 de Breaking Bad, debe su existencia a estas razones.
Sin embargo, en los últimos tiempos han surgido otros dos motivos diferentes en torno a la concepción de los 'bottle episodes'. El primero es que permiten contextualizar lo que hemos visto hasta ahora en pantalla. Y el segundo, que bien planteado, ayuda a la serie en discordia a lucirse de una forma diferente y con unos personajes también diferentes.
Un claro ejemplo lo encontramos este año en Mucho, mucho tiempo (Long, Long Time), el aplaudidísimo tercer episodio de The Last of Us, que deja a un lado a Joel (Pedro Pascal) y Billie (Bella Ramsey) para contar, en un largo flashback, la emotiva historia de amor entre Frank (Murray Bartlett) y Bill (Nick Offerman). Otro ejemplo lo hallamos en Mythic Quest (Apple TV+), una ficción de mucho menor impacto, pero que también ha hecho de los 'episodios botella' auténticas obras de arte, como son el 1x07, Muerte silenciosa y oscura (A Dark Quiet Death) o el 2x07, ¡Trasfondo! (Backstory!).
'Peces', una cena navideña al estilo 'The Bear'
Justo esto, trasfondo, es lo que aporta Peces (Fishes), el sexto episodio de la segunda temporada de The Bear, recientemente estrenada en España por Disney Plus+. Otro 'episodio botella' que, al igual que el de The Last of Us, ya está entre lo mejor que nos ha ofrecido este año la ficción estadounidense. Ambos comparten su condición de largos flashbacks protagonizados por actores de postín, pero si en Mucho, mucho tiempo priman el amor, el romanticismo y la emotividad hasta su devastador final, en Peces son el caso, el ruido y la locura los que nos llevan hasta su impredecible desenlace.
El capítulo, con diferencia el más largo de la serie (66 minutos), retrocede unos cinco años en el tiempo para contarnos una cena de Navidad de la familia Berzatto y amigos. En la primera escena vemos cómo Mike (Jon Bernthal, al que ya vimos en la primera temporada) le recomienda a su hermana, Sugar (Abby Elliott), que no le pregunte a su madre que qué tal está, pues, en caso de hacerlo, se armaría la mundial.
El guion de Peces -escrito por Joanna Calo y el showrunner de la serie, Christoper Storer, que también dirige el capítulo- nos lanza aquí el primer anzuelo: no sabemos cómo es (ni quién interpreta) a la madre de los Berzatto, ni tampoco qué hará si escucha la pregunta de marras, pero asumimos que Sugar se la formulará tarde o temprano y que todo estallará por los aires.
Y estalla, claro, pero todavía nos espera una hora por delante para ver cómo. Mientras, conocemos y vemos cómo se relacionan los invitados a esta cena infernal, que supone el reencuentro a regañadientes de Carmey (Jeremy Allen White) con su familia tras pasar una temporada en Copenhague. Sí, el mismo país al que viajó Marcus (Lionel Boyce) en el capítulo 4, Melón verde (Honeydew), para formarse como cocinero con el primer gran cameo de la temporada, el de Will Porter como el chef Luca.
Un desfile de cameos estelares
Pero si de cameos va la cosa, Peces se lleva la palma. Después de que Carmey salga a la calle a pedir auxilio -“Mike, ¿puedes entrar a ser tú? No sé cómo tratar a esta gente”-, los hijos Berzatto entran por la puerta y lo primero que se encuentran es a ¡Bob Odenkirk con una cacerola en la mano!. “Quería que el espectador dijera: '¿Qué carajo está haciendo Bob Odenkirk aquí?'. Quería que realmente se sintiera como cuando entras a la casa de tu familia y te sientes abrumado por un primo al que no quieres o te toca hablar con un tío al que no quieres ver”, explica Chris Storer en una entrevista.
Efectivamente, el protagonista de Better Call Saul interpreta aquí a un tío que no cae bien a los hermanos. Pero ya lo sabíamos, puesto que el nombre del tío Lee sale a la palestra en el primer capítulo de la segunda temporada. Concretamente, cuando Nat y Jimmy (Oliver Platt) informan a Carmey que Lee es uno de los principales inversores del The Beef. “Uf, pero ese no es nuestro tío”, comenta el chef, dejando a las claras que su 'tío' no cuenta con su simpatía.
Y tiene motivos para negársela, porque durante la cena de Navidad, Lee se las tiene tiesas con Mike. Por ejemplo, le reprocha que no tenga un plan de negocio para el restaurante, que lo deje todo a medias y que no sea “nadie” en la vida. Aunque el peor gesto que tiene hacia él es... ¡interrumpirle cuando está contando una anécdota con toda la pasión del mundo! ¡Y además le destripa el final a los allí presentes, con la rabia que da eso! Normal que Mike se la devuelva llegado el momento.
Hasta entonces, continúa el desfile de estrellas. El siguiente es el cómico John Mulaney, conocido en Estados Unidos por su trabajo en Saturday Night Live y sus espectáculos de comedia. Y junto a él sale a escena... ¡Sarah Paulson! Mulaney y la actriz de American Horror Story son Steven y Michelle, novios y, en el caso de ella, también la tía de Carmey, Sugar y Mike. O dicho de otra forma, la hermana de mamá Berzatto, que es, ni más ni menos, que ¡Jamie Lee Curtis! La verdadera estrella del capítulo.
Donna, el personaje clave del capítulo
La actriz de la saga Halloween, ganadora de un Oscar este mismo año por su trabajo en Todo a la vez en todas partes, interpreta a Donna. Es una fumadora y bebedora empedernida que lleva horas en la cocina preparando multitud de platos para sus seres queridos. Aunque como ella misma dice, nadie se los va a comer porque están malísimos. Aun así, pone todo su empeño en elaborar 'Los siete peces', plato estrella de la tradicional fiesta italiana del mismo nombre, la cual consiste en cenar platos sin carne en la víspera de Navidad.
La elección del menú no es casual, pues se basa en las propias vivencias del creador de la serie. “He asistido a muchas cenas de 'Los siete peces' en mi vida. Muchos de mis amigos son italianos en Chicago y crecí en una familia italiana. Cada vez que ves este ritual, piensas: 'Nadie se va a comer todo eso'”, cuenta Storer en la entrevista antes mencionada. Afortunadamente para él, fichar a Jaime Lee Curtis llevó mucho menos trabajo que este menú: “Le enviamos el guion y cinco minutos después estábamos hablando con ella al respecto”.
La actriz se implicó al máximo, aportando detalles al personaje como el peinado y las llamativas uñas postizas que luce durante el episodio. Y, sobre todo, regalando una actuación imponente, digna de ganar cualquier premio de 'estrella invitada' que se le presente. “Jamie hizo algo realmente complicado con su actuación: ser divertida, dar miedo y mostrar que todavía hay algo de humanidad”, asegura el showrunner.
Un duro retrato de los problemas de salud mental
Diversión, terror y humanidad se agolpan en las agobiantes escenas que Curtis protagoniza en la cocina, donde ríe, llora y tan pronto manda a paseo a todos los invitados como se cabrea porque nadie la ayuda a cocinar. Y mientras, de fondo, sonando una canción tan festiva como la versión de George Harrison de Got My Mind Set on You, cuya elección no es casualidad. “Es mi canción favorita”, afirma Josh Senior, productor ejecutivo de The Bear, en otra entrevista. “Pensar el tipo de música que Donna pondría en su casa es un ejercicio realmente divertido para nosotros”, reconoce.
En estos pasajes, en los de la cocina, en los que descubrimos que no, que Donna no está bien. El suyo es el duro retrato de una persona con graves problemas de salud mental. Probablemente un severo trastorno bipolar que, en el caso del personaje, le lleva a pensar en el suicidio. De hecho, resulta muy desgarradora la escena en la que amenaza con pegarse un tiro en la cabeza. E inquietante esa otra en la que pide a Carmey que la deje sola en la cocina. A priori, para llevar a cabo su fatídico plan.
Pero mientras una vida amenaza con llegar a su fin, otra nueva está a punto de comenzar. Porque el 'primo' Richard (Ebon Moss-Bachrach) va a ser padre junto a ¡Gillian Jacobs! La actriz de Community -que ya aparece en una foto con Claire (Molly Gordon) en el primer capítulo de la temporada- es Tiffany, su todavía esposa, que en ese momento está embarazada.
Ambos se muestran muy felices, lo que lleva a preguntarnos qué pasó para que acabaran divorciándose. “Es un episodio sorprendente porque podemos ver lo que podría haber sido para Richie. Realmente subraya cuán bajo ha caído, cuánto han cambiado las cosas”, dice el propio Moss-Bachrach en otra entrevista.
El capítulo no aclara el porqué de su ruptura, pero sí recalca lo harto que Richie está de trabajar en The Beef y lo muy desaprovechado que se siente allí. Por ello, le suplica a Jimmy que le dé un trabajo. “Nunca he tenido un mentor. Si me enseñas, aprenderé”, son sus palabras exactas, que cobran un significado especial tras ver el siguiente capítulo, el también excelente Forkys (Tenedores), en el que Richard recibe un aprendizaje profesional -con mentor incluido- que acaba con muchas de sus dudas en el terreno existencial.
La decisión de Mike con Carmey
De lo que no duda Carmey es de que quiere trabajar con Mike. Sin embargo, su hermano no está por la labor. “No es un buen sitio. Es una puta pesadilla. Te estoy haciendo un favor”, le comenta antes de pedir que le cuente cosas sobre Copenhague. Carmey acepta y le cuenta que estuvo durmiendo en un barco y dando de comer a un gato invisible. Lo mismo que hace Marcus en el cuarto capítulo de la temporada, lo que confirma -si no estaba claro ya- que Carmey fue el cocinero que hizo pensar a Luca (Will Porter) que nunca sería el Michael Jordan de la cocina, 'sólo' el Scottie Pippen de los fogones.
A continuación, Carmey le regala a Mike un cuadro con el boceto de la fachada que había pensado para el restaurante que quiere abrir con él. Es el mismo cuadro que aparece colgado en la cocina del The Beef en el primer capítulo de la serie. Mike ve en el regalo una muestra del entusiasmo que siente Carmey por abrir un local juntos. Y esto al personaje de Jon Bernthal le rompe el corazón, porque sabe que no está bien, que no sirve para llevar un negocio y que sería la mayor carga posible para su hermano. Por eso rompe a llorar cuando termina la conversación entre ambos.
Detrás de sus lágrimas se esconde una decisión que ya había tomado, pero que a partir de ese momento se volvería irreversible: romper la relación con su hermano. Algo que también sabíamos, pues Carmey la contó al final de la primera temporada: “Hace unos años empezó a no dejarme entrar en el restaurante. Cortó de raíz y me dolió, claro. Creo que se me activó como un interruptor y dije 'vale, que te follen. Ya verás'. Y como lo que nos conectaba era la comida, y me había hecho sentir tan rechazado, patético, aburrido y cutre, tracé un plan por el que trabajaría en los restaurantes del mundo”.
Tenedores por el aire
Pero esa noche de Navidad, mucho antes de dejar dinero en latas de tomate a Carmey y de quitarse la vida, Mike todavía tiene un cosa por hacer: ajustar cuentas con Lee. El momento se produce en la escena estrella del capítulo, cuando todos están sentados en la mesa esperando a que Donna deje de cocinar. Una secuencia caótica y llena de tensión que se rodó en medio día.
El capítulo entero requirió cinco, lo habitual en una serie que, haciendo honor a lo que se ve en pantalla, también se rueda a un ritmo frenético. Tanto, que el rodaje de la segunda temporada duró sólo 39 días. “No me gusta hacer muchas tomas. Hay algo en preservar la energía nerviosa que es realmente importante para la serie (...) Nuestro departamento de cámaras es increíblemente rápido. Y nuestros actores saben lo rápido que trabajamos, y aun así son capaces de hacer que esto se sienta increíblemente vivo e increíblemente estresante, lo cual no es fácil”, explica Storer en otras declaraciones.
Peces también hace gala de esta filosofía -“rodábamos durante 15 minutos a la vez y avanzábamos 10 páginas”-, como se aprecia en la susodicha escena de la mesa con Mike y Lee enfrentados. Al inicio de la misma, Michelle pregunta por el origen de 'Los siete peces', a lo que Lee responde con una historia sobre la Biblia. Sin embargo, Mike se toma su particular venganza y le interrumpe. Es más, hasta le lanza un tenedor. Y luego, otro. Y después, otro más. Así mientras la tensión entre ambos va en aumento, y con ella, la incomodidad del resto de invitados.
Afortunadamente, los tenedores eran de plástico. Sólo tuvieron que añadirles un efecto para que sonaran como uno de acero inoxidable. Y menos mal, porque Jon Bernthal “realmente estaba tratando de dar” a Bob Odenkirk, según el showrunner. “La cuestión es que es intrínsecamente tan ridículo que le arroje un tenedor a alguien que se volvió cada vez más tonto”, afirma.
Y así es, porque la escena va en un asfixiante, y a la par estúpido, in crescendo entre dos personajes que se odian y dos actores con muchas ganas de jugar. “Cuando empezamos a hablar de ello, sé que Bob decía: 'Quiero burlarme de él'. Y yo respondía: '¡Sí!'. Y luego Jon se acercaba y decía: 'Jefe, quiero tirar esta mesa a la mierda'”. Y lo hicieron, porque Lee acaba insultándole y diciéndole hasta en ocho ocasiones “no eres nada” y Mike reacciona minutos más tarde tirando una mesa.
Un coche contra la pared para cerrar
Entre medias, Donna se sienta en la mesa para luego marcharse. Mamá Berzatto entra con buen humor, pero rápidamente empieza a llorar y a hacer un esfuerzo por contener todo el dolor que tiene dentro. Sugar la ve sufrir, así que para lamento de todos, termina de pronunciar las palabras mágicas: “Mamá, ¿estás bien?”. Pero mamá no está bien.
“¿Tú sabes cuánto odio que me hagan esa puta pregunta? ¿Le vas preguntando a todos los demás de la mesa si están bien? Entonces, ¿te parezco que estoy mal?”, grita el personaje de Jamie Lee Curtis. “En realidad, no”, responde Michelle, que recibe la mirada furibunda de su hermana y un improperio de regalo: “Que te follen, Michelle”. A continuación, Donna se levanta, llama “hijos de puta” y “cabrones” a los presentes y les pregunta, totalmente furiosa, si ellos están bien.
“¡Que os follen!”, grita justo antes de romper un plato contra el suelo y abandonar la mesa. Lee rompe el silencio posterior, Mike se enfada y tira la mesa, y ambos están a punto de llegar a las manos. Sin embargo, su enfrentamiento se ve abruptamente interrumpido cuando Donna vuelve a escena... estampando su coche contra la pared del salón. Se queda sentada, riéndose dentro del vehículo, mientras Mike le pide con preocupación que abra la puerta.
'Peces', la gran obra de 'The Bear'
Carmey se acerca silenciosamente a ver la escena, pero al final opta por detenerse, girar la cabeza y mirar fijamente un plato de comida. Porque eso, la comida, es su refugio ante aquello que no puede controlar. Empezando por su propia familia, aunque ésta acabaría volviendo años más tarde a su vida en forma de restaurante. Lo dice él mismo al final de la primera temporada: “Intentar arreglar el restaurante es como intentar arreglar lo que pasaba con mi hermano. Y no sé, igual intento arreglar a la familia porque este restaurante significa mucho para mucha gente”.
Por tanto, Peces no es sólo un majestuoso 'episodio botella', también es un capítulo que amplía y contextualiza el universo de The Bear. Aunque por encima de todo, son 66 de los mejores minutos que nos ha dejado hasta ahora la ficción televisiva de 2023.