Virginia se ha convertido en ganadora de la cuarta edición de 'MasterChef', después de una muy disputada final con Ángel que todos han destacado como la de mayor nivel de todas las emitidas hasta el momento. “Nos habéis emocionado. Os habéis ganado que os llamemos cocineros”, manifestaban con orgullo Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera.
El ama de casa procedente de Cádiz se lleva el triunfo “por los pequeños detalles”, tal y como reconocieron los jueces después de una difícil deliberación. Se impuso así al joven friegaplatos valenciano, el favorito de largo para el público por su constante evolución y por su creatividad. Ella, pese a su nivel, fue muy criticada por su comportamiento y el de su hermana gemela, Raquel, durante el concurso.
La campeona se lleva 100.000 euros de premio, la publicación de su propio libro de recetas, un máster en cocina, técnica y producto que otorgaBasque Culinary Centery, por supuesto, el título de 'MasterChef',que le acredita como cocinero profesional.
ASÍ FUE LA FINAL DE LA CUARTA EDICIÓN
La cuarta edición emite la gran final entre José Luis, Ángel, Rocío y Virginia, con un papel principal de los cocineros Pedro Subijana, Juan Mari Arzak y Martín Berasategui, quienes degustarán los platos de los aspirantes.
Nada más empezar, el programa les descubría una sorpresa a los cuatro finalistas: sus propios libros de recetas. Eso sí, en blanco. “Cuando acabe la noche, en esas páginas comenzarán a escribirse las recetas de uno de vosotros”.
Joan Roca marca el paso en la primera prueba de la noche
Llegaba la primera prueba del desenlace enseguida, la que determinaría la identidad del primero en acceder al duelo final: Los aspirantes a cocinillas recibieron en el decorado del programa a Joan Roca, protagonista de este duro reto.
El chef catalán, con 3 estrellas Michelín en su haber, se encargó de traer una de sus creaciones, el steak tartar. Se trataba del plató que los cuatro debían recrear... Pero, eso sí, al ritmo marcado por el chef. Sin reloj, solo siguiendo el paso y las directrices que iba dando el prestigioso invitado, la cuadrilla sufría para no perder el compás. “¡No corras mucho!”, le pedía José Luis antes de comenzar.
Con la prueba a punto de terminar, llegaba la polémica. Virginia comenzaba a acusar a sus compañeros de haber derramado las bolas de helado que se necesitaba para completar la presentación del plato. “Ya te vale, tía”, le dijo a Rocío nada más separar las manos de su elaboración.
Virginia, la primera en clasificarse para el duelo final
José Luis era el primero en enseñar su obra, que no destacaba por su presentación. La mezcla había quedado licuada por una gran cantidad de aceite. “No tiene la capacidad de estar tranquilo. Esto no reproduce el plato de Joan Roca. No te puedes perder en una final”, le decía Jordi Cruz. “Es repugnante”, le espetó Vallejo-Nágera.
Virginia era la segunda en salir a la palestra. “Está rico”, reconocía Roca. “Está bastante perfectito. Tiene mucho mérito”, añadía Rodríguez.
Ángel, nervioso, se mostraba insatisfecho con su acabado. “El vinagre no se ha reducido lo suficiente”, le corregían, pero también le reconocían el mérito: “Te veo una evolución tan impresionante, que te tengo que felicitar”. “Te falta afinar un poco”, le advertía Rodríguez. Jordi Cruz, eso sí, fue especialmente duro con él, recriminándole múltiples defectos; entre otros, el haberse puesto un trapo sobre el hombro.
Rocío era la última en pasar el examen, aunque también con críticas. “Se me queda todo bastante simplón”, la atizaba Pepe Rodríguez. “Te veo conforme y hay que tener más ambición para estar en la final de 'MasterChef'”, seguía con tono estricto.
“Qué difícil es ser jurado... No os lo hemos puesto nada fácil”, afirmaba Joan Roca antes de decantarse por Virginia como primera en llegar al duelo final. Minutos antes se había encomendado a su Cristo de la Misericordia, la estampita que llevaba siempre consigo.
Al conocer el fallo, quiso acordarse, emocionada, de su hermana: “Luchamos mucho por llegar hasta aquí”.
Confesiones entre jueces y aspirantes, en “la última cena”
Rocío, Ángel y José Luis disfrutaban, pese a no haber logrado el pase, de una cena con los jueces antes de tener lugar la segunda prueba de la noche. La velada, en el Hotel Santo Mauro de Madrid, sirvió para que los tres estrecharan lazos con sus examinadores.
“A quién no echáis de menos?”, inquiría Samantha Vallejo-Nájera. Los dos concursantes masculinos señalaban a Reichel. Rocío, por su parte, reconocía que había notado un “pique” con la jueza. Por su parte, Pepe Rodríguez daba su opinión honesta y nada gratuita al analizar el concurso de Ángel, con quienes habían sido especialmente críticos desde el principio: “Yo te veía flojo. Ahora veo tu progresión. No me parece suficiente para la cocina, pero lo valoro en lo personal”.
El segundo duelo, recrear la carta de Quique Dacosta
La ubicación de la cena no era casual: al día siguiente, los tres aspirantes restantes volvían a entrar por la puerta del hotel.“¿Tomasteis buena nota de lo que cenaste? El menú que deberéis hacer será el mismo de anoche”, les avanzaba Rodríguez. Se trataba de una carta elaborada por Quique Dacosta, ídolo de un Ángel para quien la prueba ya resultaba especial por otro motivo: era el cumpleaños de su madre.
Como jueces, el propio Dacosta y el equipo de cocina del alojamiento, pondrían las cosas muy difíciles para Ángel, José Luis y Rocío. En total, cada uno debería sacar dos platos en un tiempo de 150 minutos.
Las cosas no empezaron bien para Rocío y José Luis: ella tuvo problemas con su primer plato, las piedras (que no pudo probar la noche anterior por ser alérgica a las trufas), aunque pudo servirlas; él, sin embargo, no logró sacar adelante el buñuelo líquido de bacalao a los comensales. En cambio, un motivado Ángel sí logró convencer con los pétalos de rosa.
El pez limón era el segundo servicio de Rocío y, pese a un exceso de picante, recibía un aprobado de la exigente mesa. José Luis, sin embargo, volvía a verse en apuros: su arroz cenizas estaba en exceso picante, lo que obligó a colarlo para que perdiera ese sabor. Ángel, a quien le había tocado un postre de queso fresco, chocolate y café, también veía por momentos perder el control de la situación. El primero de los dos no culminó como debiera su segundo esfuerzo, precisamente por el exceso de picante; el retraso del anterior servía al segundo para ir culminar su plato dulce con algo más de tranquilidad. Las críticas volvieron a ser favorables para el friega-platos valenciano.
Ángel, el segundo finalista: “Eres el modelo de evolución que nos gusta”
Este último era quien mejor parado salía de las valoraciones. De hecho, Quique Dacosta destacaba su postre como el mejor plato presentado de los seis. El jurado tomaba la palabra y coincidía con él: “Ángel, eres el modelo de evolución que tanto nos gusta. Al principio, centraste tus energías por cosas sin importancia. Cuando te diste cuenta de que eso no conducía a ninguna parte, te vimos despegar. Has aprendido poco a poco, pero sin pausa. Es lo que valoramos en 'MasterChef'”, antes de confirmar su paso al duelo final contra Virginia.
Eso sí, José Luis no se iba con las manos vacías: “Has mantenido una evolución constante, hasta que la dificultad te ha superado. Pero tu actitud es envidiable. Eres un ejemplo”. Motivos más que suficientes para recibir un regalo: un curso de especilización en el Basque Culinary Center.
Emoción con las familias antes de la final
Con los dos finalistas decididos, el plató del formato se abría a los familiares de Ángel y Virginia. Era el momento más emotivo de la noche, sin que ninguno de los presentes pudieran contener las lágrimas. A continuación, para darles calor durante el duelo, los concursantes eliminados hasta el momento estuvieron en las gradas, animando. Pero no solo ellos estarían en plató observando:Pedro Subijana, Juan Mari Arzak y Martín Berasategui estarían muy atentos para dar un veredicto.
La prueba consistía en elaborar un menú completo, compuesto por un entrante, un plato principal y un postre, con dos raciones de cada elaboración. Todo ello, en dos horas. “Virginia, es momento de dejar de lado a la ama de casa. Si estás en la final es porque puedes ser una cocinera profesional”, le decía Jordi Cruz a ella. “Ángel, solo te falta creerte que puedes llegar a ser un cocinero profesional”, le recomendaba Vallejo-Nájera a él. El jurado al completo designaba la prueba como la de mayor nivel vista en las cuatro ediciones del talent show en La 1.
Uno y otro mostraron, efectivamente, la técnica aprendida y un temple alcanzado tras los tres meses de trabajo. Eso sí, en los últimos treinta minutos la situación ganó en intensidad. Virginia iba demasiado confiada, a ritmo templado; Ángel, por el contrario, había metido la quinta: eso le llevó a dejar pasar algunos detalles, como coger las obleas con las que aderezar su postre: un gin tonic. El tiempo se les echó encima, y el programa accedió a dar cinco minutos extra para que ambos pudieran emplatar.
Las valoraciones del jurado
“Anchoas, fino y plancton” era el nombre del entrante de Virginia: “Tiene mucha creatividad, es una especie de vinagreta especial”, decía Arzak. “Puedes estar orgullosa hasta decir basta”, apreciaba el siempre amable Berasategui a la jerezana. Ángel, por su parte, ofrecía su visión del plulpo a la gallega: “No parece un pulpo a la gallega, es más moderno e innovador, pero sabe a pulpo a la gallega”, decía Subijana.
Virginia presentaba a continuación su plato principal, “presa al oloroso”, que obtenía también excelentes palabras. El más crítico, como de costumbre, Jordi Cruz, “se desmontaba” ante la calidad de la elaboración. “No se puede pedir más”, añadía Pepe Rodríguez. Ángel se lanzaba con una langosta con carpaccio y oreja de cerdo, que gustó sobre todo por lo estético: “Hay concepto, hay técnica, hay saber hacer”, incidía Berasategui. “Cualquiera de nosotros podía poner este plato en su carta, por muchas estrellas que tengamos”, le alababa Subijana. “Cualquiera de nosotros te daríamos oportunidad de trabajar en nuestras casas”, comentó Cruz.
Por último, el postre. Virginia realizó un tocino de cielo partiendo de una receta familiar propia de su Jerez natal: “Está muy bien conseguido, muy bien rematado”, le destacaron. Ángel también convenció con su gin tonic, inspirado en Arzak. Tanto, que Berasategui quiso estrechar la mano del joven, como muestra de su respeto.
“Habéis hecho un gran trabajo y lo reconocemos”, les felicitaba Pepe Rodríguez, minutos antes de resolver el veredicto. Virginia sucedía en lo más alto del talent show a Carlos Maldonado.