La velada comenzó espesa y con un Pepe Navarro desplegando ese humor que parece comprender sólo él. Jorge pasó por el confesionario para decidir su recompensa por ser el mejor en la prueba. El gaditano lo tenía clarísimo, quería pasar 24 horas en la suite con su amigo de alma, Jacinto. Tras la charla con los familiares y el repaso a lo sucedido durante la semana (con protagonismo estelar del llamado “secreto de Elba”), llegó el momento de la verdad. La voz de Pepe anunció que el expulsado era Jacinto (40% del total de votos) y los acontecimientos se precipitaron.
Todas las caras, dentro y fuera de la casa, quedaron petrificadas, nadie podía creerlo. El navarro se levantó como un resorte y se fue al corral de las cabras vociferando “aquí no pasa nada”. Jorge se derrumbaba en el hombro de Ness, que también parecía muy afectado. Jacinto aplicó una terapia de choque a Jorge para, inmediatamente después, improvisar un discurso fraternal que logró despertar el aplauso de sus compañeros. Ayer la sintonía de GH bien podía haber sido esa canción que dice “cuando un amigo se va algo se muere en el alma”.
En el exterior, la primera sorpresa, nadie esperaba al expulsado. Por supuesto, todo era una broma y a la vuelta de la esquina estaban la esposa de Jacinto, Paula Vázquez y la txaranga de su pueblo interpretando el “no te vayas de Navarra”. Por supuesto, el gourmet sonámbulo se sumó al cántico. Tras el pertinente bloque publicitario, la pantalla de Telecinco mostraba un confesionario vacío y se escuchaba un sollozo inconsolable de fondo. Lo imposible había sucedido, Jorge se encontraba, deshecho en lágrimas, en un rincón de la casa libre de cámaras.
La extraña pareja
Mientras, Jacinto llegaba a los estudios y los responsables de GH hacían que brotara su campechanía por medio de tretas como no abrir la puerta del plató en su momento. En la entrevista que siguió, el navarro no cayó en las provocaciones de Pepe, empeñado en señalar “lobas” y “lobos” entre los concursantes. Siguiendo el ritual, permitieron una última comunicación entre expulsado y supervivientes en la que apareció un Jorge más recuperado.
Cuando el gaditano volvió al confesionario pidió al Gran Hermano canjear su estancia en la suite por un premio económico para cedérselo a Jacinto. Pero la voz en off sorprendió a todos ofreciéndole pasar esas 24 horas de lujo y placer acompañado de su amigo. Esta vez los sentimientos se desbordaron y los dos concursantes rompieron a llorar y reír alternativamente. Fue uno de los momentos de emoción más intensa y sincera en la corta historia de Gran Hermano.
Jacinto dio el “sí quiero” e inició el camino de vuelta a Guadalix. Pero no todo era felicidad, el gesto de la esposa del navarro mostraba contrariedad y un enfado considerable que contenía malamente a pesar de que su marido le pidió permiso y le hizo un arrumaco apresurado. En la pantalla apareció un rótulo que lo decía todo: “vuelve Jacinto, vuelve el hombre”. Un día por delante, la extraña pareja ataca de nuevo.