Soberbio 'Carlos, Rey Emperador' en su lecho final y emoción real tras la cámara
El reinado de 'Carlos, Rey Emperador' llegó ayer a su fin de forma precipitada en TVE. Recordemos que por sus bajas audiencias, la cadena pública decidió emitir anoche sus dos últimos capítulos de forma conjunta. La estrategia sirvió para que la ficción alcanzase un 11.4% de cuota en su adiós.
De esta forma la serie histórica se ha despedido dándose un último homenaje, a pesar de que no ha conseguido mantener el éxito de su predecesora 'Isabel', la ficción protagonizada por Michelle Jenner.
Los fans de 'Carlos, Rey Emperador' despidieron a la serie con tristeza en las redes sociales, lo que fue agradecido por los actores de la misma y por conocidos seguidores como José Manuel Soto.
Lágrimas de Álvaro Cervantes tras grabar la última escena, para lo que adelgazó 10 kilos
Al acabar la última entrega de la ficción, TVE mostró en 'El mundo de Carlos' cómo su protagonista había roto en lágrimas tras grabar la escena de su muerte, mientras el resto del equipo compartía con él su emoción.
Para rodar esas escenas en las que Carlos estaba ya muy enfermo y acabó falleciendo, el mismo espacio de TVE explicó que Álvaro Cervantes adelgazó 10 kilos.
Alabada labor de Álvaro Cervantes y Víctor Clavijo: “El mejor emperador”
Esa emoción y conexión real de Álvaro Cervantes con su papel en la serie llegó hasta los espectadores, que a través de Twitter y las redes sociales despidieron con emoción a la ficción.
La gran mayoría de los seguidores alabaron el trabajo del actor, llegando a decir que era “el mejor emperador” posible. También destacaron la labor de Víctor Clavijo.
Así fue su doble capítulo de despedida
En su última entrega, al verse incapaz de dirigir a sus hombres en Metz, hace pensar a Carlos que su hora, como la de sus rivales fallecidos, ha llegado. Pero no desea que sea la muerte quien dicte el final de su gobernanza e, inspirado una vez más por Carlomagno, sorprenderá a propios y extraños con su decisión: ha decidido abdicar. El emperador divide sus dominios entre las dos ramas de la familia y salva así la unidad de los Habsburgo, pero la brecha entre Carlos y su hermano Fernando ya es definitiva.
Entretanto, Felipe va tomando las riendas del poder cada vez con mayor firmeza. No sin dolor de corazón, comunica a Isabel de Osorio su deseo de volver a casarse. Pero su padre intervendrá para trastocar sus planes de matrimonio, proponiéndole que despose a la nueva reina de Inglaterra, María Tudor. Felipe, consciente de los beneficios de la unión, se casa con ella. Por otra parte, el fallecimiento de la reina Juana libera a Carlos de la sombra de su madre y lo convierte, por fin, en rey propietario de Castilla, décadas después de su proclamación.
Tras estos hechos, Carlos afrontará la etapa final de su existencia en Yuste, acosado por su mala salud y siempre pendiente de lo que sucede en los que fueran sus dominios. La campaña de Felipe contra el francés se desarrolla favorablemente gracias al apoyo de Inglaterra.
La pésima impresión que causa al ex emperador su nieto, el infante don Carlos, lo lleva a tomar una decisión sorprendente: conocer al hijo que tuvo con Barbara Blomberg, que ha sido educado en España por voluntad del soberano. Con el joven Jerónimo, futuro Juan de Austria, crea unos lazos que conducen a Carlos a legitimarlo. Sin embargo, no se atreve a hacerlo en vida.
Mientras, Leonor, viendo también que su tiempo toca a su fin, ruega a su hermano que interceda ante Portugal para poder reunirse por última vez con la hija que allí dejó varias décadas atrás. A pesar de la intervención de Carlos y de la buena voluntad de sus hermanas María y Catalina, Leonor habrá de hacer frente a una amarga realidad, que terminará de minar su maltrecha salud.