La salud mental importa en un reality: las lecciones que nos dejan los abandonos en 'Supervivientes' y 'MasterChef'
A punto de finalizar la temporada televisiva 2023/24 es interesante hacer balances de audiencias, con números que concluyan lo que ha funcionado y lo que no, y para determinar si las estrategias de cada cadena o programa han sido exitosas. Pero también es importante detenernos en algunos momentos emitidos en la pequeña pantalla, no en busca de conclusiones sino para aprender de ellos y, dependiendo de los casos, confiar en que no vuelvan a repetirse. Todo ello, con una idea clara: mejorar nuestra televisión para mejorar como sociedad.
Porque son importantes las cifras, pero también lo son los mensajes que se envían a través de un medio tan potente. Más aún si se hacen desde nuestra cadena pública. Por esas razones hemos querido reflexionar sobre uno de los momentos más polémicos de este año: el del abandono voluntario de Tamara en MasterChef 12 y la comentada reacción de Jordi Cruz ante su decisión.
Para entender mejor lo delicado de esta clase de situaciones en un programa de televisión hemos querido ponerlo en perspectiva, contando para ello con la psicóloga Alma Marín. Con ella también hemos comparado el momento del formato culinario con el que vivió Adara Molinero en Supervivientes All Stars, cuando también pidió abandonar; en este caso concreto, Jorge Javier Vázquez reaccionó de forma muy distinta. Para entender, aprender y sacar conclusiones de cada momento emitido, lo primero es contextualizar lo ocurrido.
Tamara decide abandonar 'MasterChef': la lección de saber poner límites
Tamara fue una de las escogidas entre las miles de personas que se presentaron al casting de MasterChef 12 que se estrenó el pasado mes de abril. De origen ruso, tiene 31 años, un hijo, vive en Barcelona y antes de entrar al talent ejercía de consultora financiera. Una profesión que, entre bromas, Pepe Rodríguez puso en duda en uno de los cocinados, cuando le preguntó si a sus clientes les aconsejaba de forma tan errónea como allí.
Ella se defendió y no dudó en transmitir su malestar por aquel comentario, por considerarlo fuera de lugar. Fue entonces cuando empezó a mostrar los primeros signos (al menos frente a las cámaras) de querer marcharse de ahí. De igual modo, Jordi también le advirtió que si seguía así podía coger la puerta y marcharse.
Esa noche expulsaron a otro concursante y a Tamara la mantuvieron una semana más. Tiempo que ella dedicó a reflexionar y tomar la decisión de abandonar de forma voluntaria, ante la presión que estaba viviendo y las consecuencias que esto le estaba acarreando a su salud mental.
Tamara esperó a la siguiente semana y en la prueba de eliminación (la última en cada entrega) comunicó su abandono. Lo hizo con el siguiente discurso, que la psicóloga con la que hemos hablado aplaude, y que transcribimos a continuación:
- Tamara: Hay momentos en los que me siento más y menos cómoda con la situación, la experiencia en general. Tengo claro que hay compañeros aquí que se lo merecen más que yo y no me veo en la final. Así que me voy. Me despido voluntariamente.
- Pepe: ¿Te vas, a estas horas, así, cojo y me voy? pero, ¿por qué?
- Tamara: Porque no me siento a gusto, Pepe. No estoy dando todo lo que me gustaría y constantemente estoy nerviosa, tensión, presión... Entiendo que es un programa. Al final todos tomamos una decisión y yo quiero tomar esta decisión.
Hasta aquí, Marín nos cuenta que lo que muestran las palabras de Tamara es que “se está sintiendo mal, y priorizar su bienestar al del otro es supervivencia y salud”. “Es necesario para el ser humano. Es importante saber cuándo algo está pudiendo con uno, porque uno tiene que velar por sí mismo cuando es adulto”.
De hecho, Marín señala que son numerosos los casos que acuden a terapia para aprender a “poner límites, a decir que no”. Cuando eso se consigue debe aplaudirse, no castigarse. Jordi Cruz hizo lo segundo.
La reacción “egoísta” de Jordi Cruz, con tópico televisivo y un peligroso mensaje
Incluso antes de que Tamara terminara su alocución, Cruz la interrumpía para decirle lo siguiente:
- Jordi: No, ¿sabes lo que pasa? Yo, por este motivo... Pepe te está haciendo preguntas, yo no te haría ninguna. Solo te diría 'muy bien, chao'.
Una reacción que, según Marín, demuestra “empatía cero, porque no le interesan para nada los motivos por los que esa persona necesita irse, solo está pensando en él y en su programa”. Por eso se lo toma como un ataque personal. La situación empeora cuando pronuncia uno de los tópicos televisivos que aparecen tras haber sido uno de los escogidos en un casting multitudinario:
- Jordi: Le has quitado la oportunidad a gente, claro que sí.
Esta afirmación se repite mucho en el medio catódico, pero no es “real” y es importante que los concursantes no se queden con esa sensación: “Tamara no le ha quitado la oportunidad a nadie. No había alguien en su puesto y ella se lo quitó. Se lo ofrecieron a ella y al aceptarlo también es lícito que, si no te sientes bien, te puedas ir. Que te lo hayan dado no quiere decir que tengas que quedarte bajo cualquier condición ”, asegura Marín.
Con esa frase hecha, al menos en televisión, lo que logra Jordi es “hacerle sentir mal, culpable” cuando en realidad ella “no es adivina para saber lo que sentirá en una situación que nunca ha vivido”. “Si lo llega a saber, seguramente no hubiera aceptado la oportunidad”. Así lo intenta transmitir ella al responderles, aunque el mensaje no llega:
- Tamara: Yo me siento muy frustrada y no me apetece seguir en la misma dinámica en la que no estoy bien, no estoy bien. Perdonadme pero es más importante estar bien yo que decepcionaros a vosotros, con todo el cariño del mundo. Lo lamento muchísimo.
- Samantha: Sí, ya nos dijiste una vez que lo primero era tu bienestar, luego el de tu madre, luego el de tu marido y luego el de tu hijo de dos años.
- Jordi: Muy bien, chao. Su delantal, su puerta. Continuamos, aquí no ha pasado absolutamente nada.
Con esta frase de despedida, Jordi “actúa de forma egoísta, porque solo habla desde su necesidad de que la concursante continúe, ya sea por el programa en sí o por lo que interpreta él que pueda afectar la salida voluntaria de la concursante a la imagen de él y su programa. Da igual que ella sufra, lo que le interesa es seguir con el programa, lo que sienta la gente le da igual. Ni la quiere escuchar, ni le da alternativas, que es lo que haría alguien desde la empatía”.
También es interesante la crítica entre líneas que hace Samantha al señalar que la concursante se prioriza antes que a su familia. El aprendizaje que deberíamos extraer de ello, según la psicóloga, es el siguiente: “La jueza lo dice como si estuviera mal pero es que la primera siempre tiene que ser una misma. Si tú no estás bien no puedes cuidar a los demás. Es lo mismo que ocurre con las mascarillas del avión: si tú te ahogas, no solo mueres tú, sino que no puedes ayudar a los más vulnerables. Por eso, la primera mascarilla que debes ponerte es la tuya. Y eso está bien”, subraya Marín.
El caso de Adara en 'Supervivientes All Stars' y la empatía de Jorge Javier
A continuación, comparamos la petición de abandono de Tamara en TVE con la de Adara en Telecinco. En junio arrancaba la edición especial de Supervivientes All Stars con varios de los concursantes más recordados de cada edición. Entre ellos, la de Molinero, que había quedado segunda el año anterior.
Tras las pruebas médicas de rigor, el viaje hasta Honduras y los días de convivencia en un hotel, tuvo lugar la gala de estreno, en la que como es tradición todo los concursantes formalizan el inicio de su aventura tirándose del helicóptero. Todos excepto Adara, que se vio desbordada y se negó a saltar. La influencer decidió que ahí debía acabar su participación, y lo transmitió de la siguiente manera.
- Adara: Lo siento muchísimo, que me perdone la gente que me apoya, mi familia... Lo siento si he decepcionado a alguien, pero no puedo. No puedo, de verdad.
- Jorge Javier: Adara, es que tampoco puedes pasarlo tan mal. No quiero empujarte a algo que lo hagas con esta sensación. Me gustaría saber si es ese miedo que se tiene previo a algo y que no sé si se puede superar o no. De verdad que no sabía que era tan fuerte, me imaginaba que era el miedo ante la responsabilidad. Necesito saber si, al menos, te ves con capacidad para tirarte y hablar el domingo, y si quieres el domingo cerramos.
- Adara: No, lo siento, no puedo.
- Jorge Javier: Es tu decisión, no te preocupes. Me hubiera gustado que lo hubieras hecho pero si no te sientes capaz.... Me da mucha pena verte así.
- Adara: Lo siento, fue muy duro para mí la otra vez, fue durísimo y me ha conectado con todo.
- Jorge Javier: Adara, tranquilízate porque el helicóptero vuelve a tierra. Ha pasado todo, no vas a hacer algo que no quieres y para lo que no te sientes capacitada.
La conversación entre concursante y presentador es muy distinta a la que analizamos anteriormente, aunque ambas partían de la misma idea: una participante acusaba la necesidad de parar.
En este caso, la reacción de Jorge Javier, tal cual enunciada, “prioriza el bienestar de la concursante”, señala Marín. “Le dice que lo primero es ella y que aún así quiere saber si es algo momentáneo que pueda superar o no. Pero de entrada le hace sentir que lo primero es ella. Le valida su malestar, le da alternativas por si aún hay maneras de que se quede pero priorizando su salud. Eso no es presionar”.
Con la última frase en la que el presentador advierte que la concursante “no va a hacer algo que no quiera”, este está “respetando sus límites”. A pesar de ir en contra de lo planificado por el programa, entiende que delante tiene una persona y no una pieza más del engranaje (como lo es él mismo).
Para acabar, Marín señala algo imprescindible para entender cada situación: “Hay una gran diferencia entre cómo se explica Tamara y cómo lo hace Adara. Adara lo cuenta desbordada, está en un momento de estrés postraumático, reviviendo episodio de su vida que le sobrepasó y es más fácil empatizar y ver que es real que esa persona no puede más con esa reacción. En cambio Tamara no lo comunica desde el desbordamiento, está poniendo un límite antes de que la situación sobrepase los suyos propios y eso es lo sano. Probablemente Adara no lo vio venir pero Tamara sí, y por eso se va antes de 'petar'. Lo dice desde un lugar en el que aún puede regular sus emociones, lo cuenta antes de que le sobrepase, le pase más factura”.
Las lecciones de salud mental que nos dejan ambos momentos televisivos
Todo este ejercicio de análisis comparativos tiene un objetivo primordial: ser conscientes de los mensajes que damos y recibimos, de los mensajes que se difunden a través de la televisión, ya seamos concursantes, presentadores, jueces, guionistas, directivos de cadena y hasta espectadores.
Como concursante, si alguien quiere presentarse a un programa siempre se decantará por uno en el que se priorice o favorezca su bienestar, más allá de las tensiones inevitables de una competición. Pero para ello, antes que nada, es clave priorizarse y conocer esos puntos por los que está dispuesto a pasar y por los que no, para no llegar a desbordarse y poner punto y final mucho antes, sin que la experiencia televisiva acabe en desgracia. De este modo, uno mismo debe anteponer su bienestar, sin sentirse mal por ello. Es de aplaudir que Tamara abandonara antes de romperse.
Como juez o presentador, es peligroso lanzar el mensaje de que uno tiene que aguantar cualquier circunstancia por aceptar una oportunidad que puede ser la mejor de su vida... o no. Siempre deberíamos tener libertad para dejar algo con lo que nos sentimos mal sin que nos invaliden las emociones, sin sentirnos culpables y sin escuchar que “ahí tenemos la puerta”.
En ese aspecto, Jordi Cruz después de la polémica se reencontró con Tamara y argumentó que él, como juez de un programa de éxito, estaba “haciendo tele”. Ahora bien, cabe preguntarse si esa tele es aconsejable, máxime en un marco de televisión pública, o si transmite valores ya superados al espectador o nocivos. En contrapartida, la empatía de Jorge Javier Vázquez tiene un efecto más positivo incluso en términos de concurso: de hecho, después de esa conversación, Adara decidió continuar en Supervivientes. No es cuestión de santificar o demonizar: en ambos casos, se persigue el espectáculo, pero no a costa de cualquier cosa.
Como productora y cadena, la respuesta de retirar el programa y disculparse “por un contenido que no debió suceder” es la lógica y la exigible. Ahora bien, conviene reflexionar si el quid no está en cómo reaccionar a posteriori, sino en el a priori, en si debe aceptar esa clase de mensajes en un principio. Y sobre todo, entender por qué una reacción de ese tipo no es beneficiosa para ninguna de las partes.
Como medios, por último, toca seguir analizando cada escena para hacer una mejor televisión, porque lo que sale de ella también construye nuestra sociedad.