La nueva promoción de 'Élite' arranca su cuarto curso: “No sé cuántas más muertes puede haber”
“Impactante, sexy y fresca”, así definen Manu Ríos y Arón Piper la cuarta temporada de Élite, que se estrena el próximo 18 de junio en Netflix. El primero de los actores es una de las incorporaciones de la nueva tanda, en la que tres hermanos y un príncipe van a irrumpir como nuevos alumnos de Las Encinas.
Carla Díaz (Madres) encarna a otra de ellas, Ari, “una chica muy dual porque tiene una parte mental y una emocional muy grandes. La primera le hace ser muy perfeccionista y competitiva, pero cuando saca la segunda, ya sea al beber, lo sexual o lo romántico, no lo sabe controlar porque no está acostumbrada”.
Su personaje va a formar triángulo amoroso junto a Samuel (Itzan Escamilla) y Guzmán (Miguel Bernadeau), a quienes “los dramas les han unido de una manera inevitable porque son los únicos que, por muy diferentes que fueran, solo se tenían el uno al otro en la muerte de Marina y la de Polo”. De ahí a que, como explica el actor de Caronte, fijarse en la misma mujer “repercute en su relación y hace que se peleen, pero ahora se pelean desde un lugar diferente”.
Otro que va a trastocar otro romance es Ríos, que se mete en la piel de Patrick. Nada más llegar a la escuela se siente atraído por Ander pero, pese a ser una de las parejas más queridas de la serie, Piper opina que el alter ego de su compañero “puede tener muy buena acogida”, como nos dice en nuestra entrevista.
“No entra desde un punto de maldad, sino totalmente genuino”, defiende. En cualquier caso, lo que está claro es que “los nuevos entran con mucha fuerza, cada uno atacando por un lado que hace que al final afecte a todos”. Además, avanzan que en la cuarta tanda, “se tocan más cosas” de las abordadas hasta ahora, “como el abuso”.
“Ningún personaje es tan importante”
La cuarta temporada ha conllevado el cambio más grande de intérpretes, tras la salida de Álvaro Rico, Danna Paola, Esther Expósito y Jorge López. Preguntados sobre el posible futuro de Élite sin los que todavía se forman en sus aulas, Escamilla sostiene que “no hay que llevarlo tan egoístamente. Independientemente de que tiene que tener un final, la serie puede continuar aunque no estén Samuel o Guzmán”.
Díaz, por su parte, matiza que “las Encinas habla de un instituto, por lo que ningún personaje es tan importante. Claro que pueden entrar nuevos y nosotros irnos”.
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En la misma línea se sitúa Piper, que defiende que “si se van haciendo renovaciones con personajes tan interesantes te puedes seguir enganchando”. Eso sí, lo que no tienen tan claro, como apunta Ríos es “cuántas más muertes puede haber”. De momento, en el colegio irrumpe un nuevo director cuyos tres valores máximos en la enseñanza son “disciplina, excelencia y mérito”, máximas que rechazarían en caso de haber acudido ellos al Las Encinas.
“Sólo hay que ver cómo les va esta temporada”, reconoce Ríos, “sería una pesadilla”. “Colegio público forever”, reivindica el intérprete de Ander. Además sostiene que se “hubiese ido de ese colegio rápido porque se va muriendo todo el mundo y el año que viene te podría tocar a ti”.
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