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Diez regalos perfectos para los amantes de los viajes
Si a finales de 2020 soñábamos con volver a viajar a un mundo pospandemia, en 2021 hemos aprendido a viajar con la pandemia. A extremar las precauciones, a tomar las medidas necesarias y a demostrar que, cuando la situación sanitaria lo permite, los viajes pueden estar de nuevo al alcance de nuestra mano. Y salvo que 2022 nos sorprenda con un meteorito o alguna invasión alienígena, seguro que volverá a ser un año de grandes viajes.
Si las condiciones lo permiten, y queremos volver a viajar a lo grande en 2022, tenemos por delante 12 meses que pueden ser 12 grandes oportunidades para escaparnos a alguno de esos destinos que aún tenemos en el tintero. Aquí tienes una docena de propuestas especialmente elegidas a lo largo del año para conocerlas en su mejor momento, y así puedas empezar a hacer planes de enero a diciembre desde hoy mismo.
Siempre es buen momento para viajar a Budapest y asomarse a las dos orillas del Danubio, con Buda a un lado y Pest al otro. En conjunto forman una de las ciudades más bonitas de Europa y se caracteriza por sus aguas termales, por lo que enero puede ser un buen momento para, además de conocer el lado más medieval de Buda y las tendencias del art nouveau de Pest, relajarse en alguno de sus baños.
Singapur es una ciudad-estado peculiar y extremadamente sorprendente. Porque si con su arquitectura o su mezcla de culturas no tienes suficiente, espérate a conocer su Gardens by the Bay, con sus superárboles y bioconstrucciones, o su afamada gastronomía, tanto callejera como de estrellas Michelin. Aquí siempre hace calor, pero febrero al menos es menos húmedo que otros meses.
Maldivas es el sueño de cualquier viajero, porque no hay que pensar solo en playas y palmeras, sino en mucho más. Sobre todo si nos gusta la vida que habita bajo el mar. Maldivas es uno de los mejores lugares del mundo para bucear y marzo es la estación seca y clara, ideal para sumergirse y encontrarse con tiburones ballena y enormes mantarrayas. Si el agua no es lo tuyo, el relax igualmente está asegurado.
Estambul es una ciudad a la que ir y volver siempre que se pueda. Su zona histórica es fácil y cómoda de visitar, sin pasar nunca por alto sus mezquitas, como la Mezquita Azul o del Sultán Ahmed, la más bonita, la Mezquita de Suleiman, la mayor de todas, y la de Santa Sofía, que fue catedral, mezquita, museo y desde 2020 de nuevo mezquita. La Torre Gálata, el Bazar de las Especias, la Cisterna de Basílica, el Palacio Topkapi, el Cuerno de Oro, el Bósforo, Europa a un lado y Asia al otro… Tantas cosas que siempre apetece repetir, y si es en abril, con buena temperatura y poco turismo, mejor.
El Valle del Loira es uno de los lugares de mayor belleza de Francia, lo que hace que concentre una gran cantidad de turismo. Por eso mayo es buen momento para recorrerlo sin aglomeraciones. Así podrás recorrer el Loira, sus viñedos, sus castillos y sus palacios más cómodamente, parando a disfrutar de su gastronomía y aprovechar para hacer algún tramo en bicicleta o en canoa. Si vamos justos de tiempo, lo mejor es centrarse en el Loira central, de Angers a Orleans.
Copenhague es una ciudad fría durante muchos meses del año, pero cuando sale el sol es un hervidero de vida y actividades, por eso junio es un momento perfecto para visitarla y disfrutar de sus calles. Moverse en bici siempre es la mejor opción y, más allá de su sirenita, tienes palacios, plazas, torres y castillos para disfrutar de lo lindo en tu paseo. Si además aprovechas y pruebas el smørrebrød, una rebanada de pan negro con mantequilla y diferentes ingredientes fríos encima, ya tendrás la experiencia completa.
A Toronto le pasa lo mismo que a Copenhague, que tras duros meses de frío, en cuanto llega el sol y la buena temperatura todo el mundo quiere salir a disfrutar al mismo tiempo. Por eso julio es un momento perfecto para visitar Toronto y hacer muchos planes. Podrás comprobar qué se ve desde la torre más alta de Toronto, la CN Tower, y maravillarse con su skyline desde Toronto Island. Además de curiosear por Kensington Market, tomarte un café en Distillery District o probar algún puesto en St Lawrence Market y, ya que estás, acercarte a las cataratas del Niágara.
Agosto es temporada alta en Kenia, de turistas, sí, pero también de ñus. En este momento del año es cuando miles y miles de ñus cruzan el río Mara al mismo tiempo, con el espectáculo que eso supone. La gran migración suele llegar al río a través de la Reserva Nacional Masái Mara en agosto y allí puedes estar tú para presenciarlo, además de un buen número de leones y cocodrilos que también quieren ser espectadores de primera fila.
En septiembre ya empieza a bajar el nivel de turismo en Yucatán y puede ser un buen momento para viajar a una de las regiones de mayor interés de México. Es recomendable hacer una ruta a nuestro aire para conocer los cenotes más espectaculares de la península, así como ruinas mayas como las de Tulum, Cobá, Ek Balam, Uxmal, Edzná, Calakmul y, por supuesto, Chichén Itzá. Además, la gastronomía de Yucatán está repleta de deliciosos sabores tradicionales.
En octubre, cuando ya se ha ido el sofocante calor del verano y aún no han llegado las gélidas temperaturas del invierno, es un momento fantástico para visitar Nueva York. Enumerar las cosas que puedes hacer aquí no tiene mucho sentido, porque en Nueva York, aunque sea la primera vez, uno siempre tiene la sensación de haber estado ya con anterioridad. Que si el Empire State, que si la Estatua de la Libertad, que si la Quinta Avenida… no te vamos a contar nada nuevo, ni siquiera aunque te hablemos de las mejores hamburguesas de la ciudad.
Japón es un país fascinante, vanguardista y tradicional como pocos, y tiene dos épocas del año fantásticas para visitarlo: o primavera para ver el sakura (el florecimiento de los cerezos) o en otoño para dejarse cautivar por el momiji (el cambio de color de sus árboles). Los tonos rojizos y ocres toman el país al completo y los paisajes que se dibujan en bosques y jardines son de auténtica postal. Los arces se vuelven los protagonistas y te harán vivir Japón en uno de sus mejores momentos.
Austria siempre es bonita, se trata de una ciudad monumental como pocas y en invierno está resplandeciente. En esta época se llena de mercados navideños y puede presumir de albergar algunos de los más bonitos de Europa, como el de Christkindlmarkt, el de la Plaza San Carlos, el de Spittelberg, el Altwiener Christkindlmarkt o el del Palacio de Schönbrunn. Si quieres unir Viena con el destino de enero, tras menos de tres horas de tren estarás en Budapest.
Diez regalos perfectos para los amantes de los viajes