Tanto si estás pensando en hacer un gran viaje de varios meses como si se trata de uno de 15 días, tendrás que enfrentarte a tu mochila en algún momento. Decidir qué te llevas y qué no no es fácil, lo sabemos, por lo que no es raro terminar cargando con muchas más cosas de las que realmente necesitamos.
Para que esto no ocurra y puedas evitar que tu mochila se convierta en un lastre en tu viaje echa un ojo a estos cinco errores comunes en los que, en algún u otro momento, todos solemos caer.
1. Creer que tu espalda es la de Hulk
Si viajas con mochila tu principal enemigo va a ser el peso de todo lo que metas dentro, sobre todo si te dispones a realizar un viaje largo. Los kilos no tardarán en pasarte factura y antes de que te des cuenta ya la estarás odiando. El peso te restará ganas de moverte y agilidad cuando más la necesites.
Si aun cuando la tienes lista te la pruebas y te parece que tiene un peso razonable no te fíes y haz una cosa: recurre a la báscula.
Calcula que el peso ideal de tu mochila debería ser el 10% de tu peso, a lo sumo el 15%. Eso significa que si pesas 60 kilos tu mochila no debería pesar más de 9, y que si pesas 80 tu mochila debería ser como máximo de 12 kilos. Y eso es tirando por lo alto, lo idea es que fueran de 6 y 8 kilos respectivamente.
Si eres capaz de conseguir esta cifra podrás considerarte un viajero “nivel pro” antes incluso de salir de casa.
2. Pensar que necesitas cosas “para todo un año”
Cuando hagas la mochila deberás tener en cuenta dónde irás, cómo será su clima y cómo será su cultura, y conforme a eso estar preparado para todo. Pero tu mochila deberá ser igual si viajas una semana, dos semanas, un mes o toda tu vida.
Sí, en cualquier lugar del mundo podrás lavar la ropa, así que no necesitarás una muda para cada día del mes, y sí, casi en cualquier parte del mundo podrás solucionar tus problemas recurriendo al comercio local. Ano ser que estés en una isla o un desierto realmente aislados, raro será que no puedas comprar lo que necesites. No hablamos de una medicación específica, claro, para eso es importante saber cómo se prepara correctamente un botiquín de viaje, pero sí de esas pequeñas cosas que al fin y al cabo podemos adquirir en cualquier lado.
3. Caer en los “por si acaso”
“Voy a llevarme esta guía de dinosaurios no vaya a ser que me encuentre con un Tiranosaurio y lo confunda con un Diploducus. Quién sabe, por si acaso”, pensó uno. Ejemplos así, aunque un poco menos exagerados, hay mil, y caemos en muchos de ellos. ¿Cómo saber si algo lo estamos cogiendo “por si acaso”? Por lo general, si te entran dudas con algo, mejor déjalo en casa, lo más probable es que su función en tu mochila sólo sea la de aumentar el peso. Si hay algo realmente fundamental para ti no te despertará ni la más mínima duda a la hora de incluirlo en tu equipaje.
Durante un viaje largo verás que siempre utilizas las mismas cuatro cosas y pasado un tiempo te plantearás por qué cargas con otras doscientas a las que nunca das uso.
4. Más grande no es mejor
Cuando se trata de elegir mochila ten muy en cuenta que más grande no es mejor. Como decíamos, piensa que para un viaje largo no necesitas más cosas que para un viaje de 15 días. Sí es verdad que si viajas durante mucho tiempo es probable que pases por climas muy distintos y la ropa de abrigo sí ocupa bastante más que todo lo demás. Incluso así coge sólo lo único y necesario y contempla la posibilidad de no cargar con todo desde el primer día, sino de adquirir ese extra sólo cuando te vaya a hacer falta.
Cuando estés preparando tu gran viaje no llenes la mochila hasta los topes, deja siempre un margen que puedas aprovechar en caso de necesidad. Para esto mismo son muy recomendables las ampliables, siempre tendrás ese espacio extra por si un día tienes que cargar con algo puntual.
Otra razón por la que una mochila grande tampoco te puede merecer la pena la encontramos a la hora de coger aviones. Si es grande y pesada siempre la tendrás que facturar, mientras que si es peña y ligera la podrás pasar como equipaje de mano. Esto tiene dos ventajas: una, que siempre la llevarás controlada contigo; y dos, que en muchas compañías te ahorrarás un buen dinero en facturación. Por ejemplo, si viajas por el sudeste asiático hay varias compañías de bajo coste en las que es probable que pagues más por facturar la mochila que por tu propio billete.
Tenlo en cuenta, una mochila pequeña pesará menos, ocupará menos y te saldrá más barato viajar con ella.
5. Hacerla en el último momento
Un grave error es hacer tu mochila con prisas y corriendo en el último momento antes de tu viaje. Primero, porque acabarás metiendo de todo cayendo en muchos “por si acaso”, y segundo, porque lo guardarás todo de manera desordenada sin establecer un orden.
Lo más recomendable es que con la máxima antelación posible vayas seleccionando lo que te quieres llevar y lo vayas separando de todo lo demás, empezando por lo más importante y que más te costaría sustituir estando de viaje, como por ejemplo medicinas concretas. Cuanto antes hagas esa selección de todo lo que te quieres llevar antes serás consciente de que son demasiadas cosas y más margen tendrás para hacer una nueva selección. Y no descartes hacer otra selección de la nueva selección. Es muy probable que esto ocurra así que ve anticipando todo el proceso para que no te pille el toro.
Además, otro problema que te puedes encontrar al hacerla en el último momento es meter todo sin establecer un orden. Recuerda colocar lo más pesado abajo y cerca de la espalda, también te puedes ayudar de bolsas o compartimentos para organizar el contenido de la mochila. Cuanto más ordenado esté todo menos tendrás que deshacer después cuando necesites algo.
Y un último consejo, si viajas en avión y facturas la mochila, es recomendable llevar una segunda mochila pequeña de mano con las cosas de valor y una muda para salir del paso, tu mochila facturada no sería la primera en perderse por el camino y más aún si tienes escalas cortas de por medio.