Ometepe, la isla de los volcanes que se baña en el agua dulce de Nicaragua

Roberto Ruiz

22 de octubre de 2022 23:15 h

Si te fijas y observas Nicaragua a vista de satélite, en la parte más estrecha del país, donde se une a Costa Rica, parece haber tanta tierra como agua. Ese gran lago que ves es el Cocibolca, o Gran Lago de Nicaragua. Es el mayor de toda Centroamérica y en su interior sobresale una isla muy especial: Ometepe. Un lugar singular que bien merece la pena visitar.

El nombre de Ometepe proviene del náhuatl ÅŒmetepÄ“tl, que significa ‘dos cerros’, y eso es algo que comprenderás desde el primer momento que la veas. Dos grandes volcanes emergen del lago unidos por un pequeño brazo de tierra y quedan rodeados por una masa de agua tan grande que los primeros españoles en llegar pensaron que se trataba de un mar, y no cayeron en que aquello era agua dulce hasta que vieron a sus caballos beber de ella. 

Los grandes protagonistas de Ometepe son el Concepción y el Maderas, dos volcanes que dan sentido a la isla. El Concepción se eleva hasta los 1.610 metros de altura y en 2007 tuvo su más reciente fase de actividad, mientras que el Maderas se queda en los 1.394 metros y se considera extinto. Cubiertos por bosques tropicales ricos en flora y fauna, y muchas veces también por una pequeña boina de nubes, los dos grandes conos de Ometepe son un imán para los viajeros que quieren conocer una de las zonas más singulares de Nicaragua.

Naturaleza, volcanes y cultura precolombina

Ometepe tiene muchos de los encantos de Nicaragua concentrados en muy poco espacio,  tiene un total de 276 km2 y su población no alcanza los 30.000 habitantes, por lo que puede ser muy interesante pasar unos días en la isla para impregnarnos bien de todo lo que desprende. Vale, no tiene playas paradisiacas como las de Corn Island, pero las playas con olas de agua dulce tienen su aquel y no son precisamente fáciles de encontrar. 

Aquí, ya vayas con intención de buscar fauna en medio de la selva, quieras hacer caminatas hasta lo alto de los volcanes, refrescarte en alguna cascada caudalosa, aprender de culturas precolombinas o simplemente relajarte en una hamaca, Ometepe tiene un plan para ti. Los trekkings que llevan a los volcanes exigen cierta preparación física y es recomendable contratar los servicios de un guía pues pueden ser complicados y llevar entre seis y diez horas. Si prefieres darte un chapuzón, el Ojo de Agua es uno de esos lugares que no te puedes perder. Una piscina artificial de agua natural y cristalina, con propiedades medicinales según algunos, en la que bañarse rodeado de pájaros y monos salvajes se vuelve toda una experiencia. 

Para disfrutar de la fauna de Ometepe no podemos pasar por alto la Reserva Natural de Charco Verde. Aquí tenemos suficientes senderos a nuestra disposición para adentrarnos en los bosques por nuestro propio pie y dejarnos abrumar por el canto de sus numerosas y variadas aves. Hay miradores, mariposario, manglares e incluso la posibilidad de hacer kayak por su laguna. Además, en las laderas del Maderas la cascada de San Ramón también te lleva al corazón más verde de la isla, al mismo tiempo que te maravillas ante su caída de 50 metros y te dejas mojar por un agua que viene desde la laguna que existe en el cráter del volcán.

Pero en Ometepe también hay cultura e historia, y es que aquí encontramos la mayor concentración de petroglifos de toda Nicaragua. Muchos de ellos los veremos en los alrededores del Maderas, en algunas fincas de la zona, y se puede realizar visitas guiadas para conocerlos. Hay constancia de que la isla ha sido habitada desde al menos el año 1.500 a.C., pero la mayoría de los petroglifos que veremos fueron realizados a partir de 300. a.C. Inscripciones y dibujos tallados en piedras que expresaban ideas, creencias y símbolos religiosos. Aunque para conocer más sobre ellos y sobre las culturas precolombinas que habitaron Ometepe lo mejor es recurrir al Museo de Ometepe, en Altagracia.

Algunos consejos prácticos para conocer Ometepe

La isla de Ometepe está bien conectada, y aunque cuenta con un pequeño aeropuerto, la opción de volar hasta ella tiene poca demanda y menos oferta, por lo que la mejor opción es llegar en ferry. La frecuencia de los barcos es alta a lo largo de todo el día, el puerto de salida está en San Jorge, en Rivas, y el de llegada en Moyogalpa. También hay lanchas, más rápidas y más caras, pero si hace viento y el lago está picado el ferry transmite mayor seguridad y tranquilidad.

Una vez en la isla hay una carretera que bordea el volcán Concepción y otra que rodea el Maderas. Hay transporte público mediante autobús, lo que nos vendrá bien para recorrer las distancias más largas, pero para poder movernos a nuestro aire sin duda la mejor opción es alquilar nuestro propio vehículo. Verás que hay numerosas agencias que alquilan pequeñas motos, ideales para moverse por los caminos de la isla, aunque también muchos alojamientos las ofrecen o las gestionan con terceros. 

El alojamiento en Ometepe es variado, desde hoteles de alto nivel hasta hostels para mochileros. Por lo que podrás elegir entre quedarte en zonas más pobladas y con más servicios o recurrir a lugares perdidos inmersos en plena naturaleza. Si buscas una experiencia que te sumerja de lleno en la selva nicaragüense, quizá lo más recomendable es que busques alguna finca antigua convertida en alojamiento para así dormir con el sonido de la lluvia y los monos aulladores de fondo. Porque pueden ser noches que queden en el recuerdo.

Y un último consejo: si quieres conocer Ometepe tal y como es, hazlo cuanto antes. La sombra del proyecto que quiere construir el Canal de Nicaragua, a semejanza del Canal de Panamá, sobrevuela la isla desde hace mucho. El canal uniría el mar Caribe con el océano Pacífico utilizando el lago Cocibolca a su paso, con el ingente desastre natural y ecológico que esto supondría. Ya en 2013 Nicaragua entregó al gigante chino HKND Group la concesión del canal, e incluso en 2014 Rusia anunció que participaría en él, pero tras muchas idas y venidas, y muchos presupuestos desorbitados, desde 2018 el proyecto se considera cancelado. Sin embargo, la idea del Canal de Nicaragua sigue sonando en el aire cada cierto tiempo haciendo templar Ometepe más de lo que lo hacen sus volcanes.