Un paseo por la Cáceres más monumental, uno de los cascos históricos más bonitos de España
Cáceres tiene mucho que contar. Nos puede narrar historias que vienen hasta del paleolítico, de una ciudad que comienza a tomar forma con el dominio de Roma, que fue también musulmana, después reconquistada por los cristianos y que tuvo un papel fundamental en la conquista de América. Todo ello ha ido formando uno de los cascos históricos más bonitos del país.
De hecho, quien llega a Cáceres sin saber lo que le espera sin duda se sorprenderá. Tal es su valor que la Ciudad Monumental de Cáceres fue declarada Conjunto Monumental de Europa por el Consejo Europeo en 1968, por detrás de Praga y Tallín, y Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Además, forma parte de la Ruta de la Vía de la Plata y está incluida en la Red de Juderías de España Caminos de Sefarad. Y todo ello gracias a un pasado marcado por las diferentes culturas que por aquí han pasado.
De Norba Caesarina a Hizn Qazris
Cuando nos adentramos en el casco antiguo de Cáceres, en su Ciudad Monumental, comenzamos a ver la huella de las civilizaciones que han ido dándole forma. Alrededor del año 35 a.C. los romanos fundaron aquí Norba Caesarina, de la que se mantienen en pie sillares de la muralla, el Arco del Cristo y el yacimiento hallado recientemente en el Palacio de Mayoralgo.
Durante su etapa visigoda la ciudad quedó un poco en el olvido, pero con la llegada musulmana volvió a crecer y bajo el mando de Abd al-Mumin en 1147 fue renombrada como Hizn Qazris. De entonces es la muralla de adobe de la ciudad, con dieciséis torres albarranas, y uno de los mayores tesoros que aquí podrás ver: el aljibe del Palacio de las Veletas de Cáceres. Una enorme cisterna de más de seis metros de altura con dieciséis arcos de herradura y doce columnas que sostienen una poderosa estructura de cinco naves cubiertas con bóveda de cañón. Un lugar que ha servido para recoger el agua de lluvia hasta el siglo XIX.
La Cáceres de judíos y cristianos
Fue en 1229 cuando los cristianos entraron en la ciudad bajo el mando de Alfonso IX de León. A partir de ese momento las iglesias sustituyeron a las mezquitas y los palacios señoriales a los palacios almohades. Y hoy, a nuestro paso, podemos ir viendo la forma que tomó la urbe tras la reconquista. La concatedral de Santa María, el Baluarte de los Pozos, el Palacio de los Golfines de Abajo, la Casa de los Becerra, el Palacio de las Cigüeñas o el Palacio de Carvajal son excelentes ejemplos de esta época, así como las torres de la iglesia de San Francisco Javier o la Torre de Bujaco, desde la que se obtienen excelentes vistas sobre la ciudad.
Durante la época en la que judíos y cristianos convivieron aquí la ciudad también se vio transformada. Se construyó una aljama en la que llegaron a vivir más de 150 familias, con las calles estrechas, las fachadas encaladas y el trazado laberíntico que podemos ver hoy en el Barrio de San Antonio. Más adelante se construiría una nueva judería y su sinagoga fue posteriormente transformada, de manera que en su lugar se encuentra hoy la capilla del imponente Palacio de la Isla.
La Cáceres más monumental
Una vez situados y en contexto, estamos preparados para comenzar a descubrir la riqueza monumental de Cáceres mientras paseamos por sus tranquilas calles empedradas. Nuestro camino puede comenzar en la Plaza Mayor, que es el punto que nos dará acceso al casco histórico de la ciudad. Una plaza llena de vida y soportales, presidida por el ayuntamiento y enmarcada por la torre de Bujaco, la torre de los Púlpitos y el arco de la Estrella, que data del siglo XV y nos da paso a la zona monumental. Desde la torre del Bujaco, cuya construcción se remonta al siglo XII, podemos caminar sobre la muralla de la ciudad hasta la torre de la Yerba y atravesar la torre de los Púlpitos. Después, una visita al Museo de Cáceres nos ayudará a comprender su historia desde los primeros pobladores hasta el arte contemporáneo más actual.
Si continuamos hasta la concatedral de Santa María llegaremos al templo cristiano de mayor importancia. Fue levantada en el siglo XV y deja ver una clara transición entre el románico y el gótico. En su interior merece la pena detenerse a contemplar su detallado retablo de cedro tallado del siglo XVI. Y si queremos disfrutar de una de las mejores vistas sobre la Cáceres, no tenemos más que subir a su torre campanario. Por otro lado, la iglesia de San Francisco Javier tampoco pasa desapercibida con sus torres pintadas de blanco, un templo jesuita de estilo barroco construido en el siglo XVIII.
Pero en Cáceres, donde hay que detenerse especialmente es en su monumental arquitectura civil que da forma a su señorial casco histórico. Por ejemplo, no se puede pasar por alto el Palacio de Pedro Carvajal, uno de los más importantes de Extremadura y característico por su balcón en esquina. Otro buen ejemplo de la arquitectura palaciega de Cáceres durante los siglos XV y XVI es el Palacio de Ovando, y si seguimos nuestro camino llegaremos al Palacio de los Golfines de Abajo. Una majestuosa edificación construida por la rama de los Golfín que podemos visitar a lo largo y ancho de sus dos plantas y que se enorgullece de haber albergado a los Reyes Católicos en las dos ocasiones que visitaron la ciudad.
Para terminar, y para que no nos quepa duda de la majestuosidad de las edificaciones cacereñas, hay dos paradas más que no debemos pasar por alto: el Palacio de Mayoralgo, en cuyo interior se conserva un magnífico patio mudéjar; y la Casa del Sol, un firme palacio cuyo nombre popular proviene del blasón de la familia Solís, en el que se representa un sol.