El pueblo al sur de Francia con pasado medieval que está asentado al borde de un cañón

Existe una población que sabe que lo que es vivir al borde del precipicio. Bozouls, un municipio al sureste de Francia, es famoso porque sus edificios parecen desafiar la gravedad. El pueblo está situado junto al Trou de Bozouls —traducido como Agujero de Bozouls—, un cañón en forma de herradura de más de 400 metros de ancho y 100 metros de profundidad. Bajo el acantilado discurren las aguas del río Dourdou, que durante miles de años han ido erosionando la piedra hasta formar este accidente geográfico.

Los orígenes de Bozouls también se remontan al milenio. Este pueblo de marcadas raíces medievales nació como un enclave defensivo. A lo largo del siglo, surgió un castillo en lo más alto del promontorio del acantilado, y tres siglos más tarde se cimentó la iglesia de Sainte-Fauste, que ofrecen una mirada al vacío del cañón. Pasado el tiempo, la población comenzó a extenderse bordeando el precipicio. La mayoría de las viviendas miran al río Dourdou desde arriba.

Bozouls ha crecido hasta convertirse en un municipio de más de 2.000 habitantes en la actualidad. Se trata de un pueblo inolvidable, una auténtica joya del departamento de Aveyron. La variedad de latitud del terreno han hecho que el pueblo se divida en zonas diferenciadas. Pese a que poco queda de la fortaleza que vio nacer a este pueblo, la población local aún distingue esta zona más alta como el 'El Castillo'. De este barrio a las zonas más bajas hay una distancia de hasta dos kilómetros.

Si quieres ver Bozouls de un solo vistazo, debes saber que es toda una posibilidad. Y es que, en la zona se ofrecen paseos en ultraliviano, una avioneta para no más de dos pasajeros. En el aire, podrás ver como las viviendas se han ido distribuyendo en el borde del acantilado, imitando la forma de herradura del cañón.

Como hemos comentado, Bouzouls está asentado sobre el Trou de Bozouls. La inmensidad de este cañón se puede contemplar desde el municipio, tan solo debes dirigirte a la iglesia de Sainte-Fauste. Prácticamente suspendida en el aire, este solitario edificio religioso es de los pocos que quedan en la zona más alta del acantilado. Llama la atención como uno de los extremos de su nave central se encuentra al borde del precipicio que da al Trou de Bozouls.

Dejando a un lado la peculiaridad de su posición geográfica, la iglesia es un edificio que destaca por su belleza. Originaria del románico, el edificio recibió numerosos añadidos posteriores del gótico. De esta forma, en este edificio se junta la intimidad del románico con la luminosidad del gótico.

Otro punto para apreciar el fondo del cañón es en el ayuntamiento de la localidad, así como los que han ido surgiendo después de que se corriera la voz sobre la belleza de este pueblo, con restaurantes, cafeterías y hoteles que se han abierto al borde del precipicio.

La hazaña de Henry's

El cañón Trou de Bozouls se ha hecho célebre no solo por su paisaje, sino también por la hazaña que protagonizó en 1982. En ese año el equilibrista conocido como Henry's batió un récord mundial. Había conseguido permanecer colgado de un cable sobre el precipicio durante 11 días. Un total de 264 horas en las que el equilibrista desafió la gravedad. A lo largo de este tiempo el acróbata atravesó el cañón repetidas veces y con distintos métodos: en cable, en moto, e incluso en coche.

Fue un evento multitudinario en el que 4.000 personas —entre locales, turistas y periodistas— permanecieron en vilo. La iniciativa surgió desde el propio ayuntamiento de Bozouls, que buscaba atraer turistas a la localidad. El número funcionó, encumbrando al municipio en uno de los pueblos más turísticos del departamento de Aveyron.

En el año 2008 Henry's, ya jubilado, publicó una biografía relatando su experiencia en Trou de Bozouls. El equilibrista jamás se bajó del cable, haciendo acrobacias hasta su muerte en el año 2013, a sus 82 años.

Trou de Bozouls por dentro

Si no te basta con ver la parte urbana del cañón, debes saber que es posible recorrerlo por dentro. El descenso hasta el Dourdou es de lo más gratificante, con crecidas a lo largo del cauce de este río que crean cascadas como la fuente de las Fées o la del Gourg d’Enfer. Este salto de agua de múltiples chorros es famoso tanto por su belleza como por la estridencia del agua, que ofrece un sonido inolvidable. En épocas de lluvias, la cascada puede aumentar diez veces su tamaño. La leyenda cuenta que este accidente geográfico nació después de que un hombre saltase al vacío por el acantilado, bautizando a la zona como el 'Salto del Mendigo'.

Existen rutas circulares por Trou de Bozouls, que ofrecen una experiencia de senderismo única. Hay distintas variables de estos recorridos, perfectamente señalizadas por el consistorio. La PR1, por ejemplo, es un recorrido de corta duración —tan solo dos kilómetros— donde puedes ascender a la iglesia Sainte-Fauste. Pese a lo corta que es la ruta, tiene la dificultad de que varios de sus tramos son bastante empinados, por lo que asegúrate de ir bien equipado.

Si buscas recorridos más largos te proponemos la PR3 y PR3, donde puedes pasear sobre el río Dourdou por múltiples pasarelas. Por último, el tramo PR4 bis, es ideal si quieres combinar un buen paseo con el turismo medieval. También conocido como ‘sendero de Bacambou’, esta ruta tiene su inicio en las torres medievales que dan la bienvenida al centro histórico, y baja al Dourdou por un camino de dos kilómetros decorado con esculturas.