Japón es mucho más que sushi, templos y toris, más que geishas, luces y barrios frikis, y si rebuscamos un poco no cuesta mucho encontrar maravillas que van mucho más allá de los cuatro tópicos más conocidos.
Japón es un país montañoso, incluso muy montañoso, y su cordillera más emblemática es conocida como la nuestra europea: los Alpes. Y aunque el nombre pueda sorprender, son los Alpes japoneses, formados por las montañas Hida, Kisa y Akaishi, los que dividen la isla de Honshu en dos.
Shirakawa-go y Gokayama
Las aldeas de Shirakawa-go y Gokayama son consideradas históricas y fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995 y sus casas han pasado a convertirse en un nuevo símbolo de Japón.
Hoy en día, estos pueblos únicos y pintorescos que habían vivido en el aislamiento son fácilmente visitables si somos capaces de prescindir de lujos como el Shinkansen, el tren bala japonés. Las carreteras se han adaptado para que los visitantes puedan llegar en autobús a conocer estas joyas de las montañas de los Alpes japoneses.
Las casas gassho-zukuri
Las casas tradicionales que le han valido la fama a Shirakawa-go y Gokayama siguen el estilo arquitectónico gassho-zukuri, están confeccionadas por completo en madera y sus enormes techos de paja son lo primero que nos llama la atención de ellas.
Sus tejados inclinados, en forma de manos en posición de oración (gassho en japonés), siguen esta estructura para aguantar mejor el peso de la abundante nieve que lo cubre todo en los fríos inviernos de los Alpes japoneses. Los pueblos que se asentaron en las montañas adaptaron toda su vida a su medio y sus casas gassho-zukuri son uno de sus mejores legados.
En ellas podían convivir varias generaciones a la vez. Las casas son enormes, de unos 18 metros de largo, unos 10 de ancho y en su interior llegan a tener de cuatro o cinco pisos contando con la buhardilla, lugar que en muchos casos quedaba reservado para la cría de gusanos de seda.
Visitando la aldea histórica de Shirakawa-go
En Shirakawa-go se pueden encontrar casas de más de 250 años de antigüedad, se pueden contar hasta 25 de ellas y algunas han sido traídas de otros puntos de las montañas para completar entre todas una especie de museo al aire libre.
Hoy, la mayoría alberga restaurantes, alojamientos tradicionales o incluso museos. Se han convertido en un verdadero reclamo turístico y todo está orientado a dar la bienvenida al visitante. Algunas familias han convertido los antiguos hogares de sus antepasados en casas-museo
Un buen ejemplo es la casa tradicional de la familia Nagase. Fue construida en 1890 por Taminosuke, el 5º cabeza de familia de los Nagase, y se tardaron 3 años en terminarla. Podríamos decir que se trataba de “el médico del pueblo” y al pertenecer a una familia pudiente es una de las mayores de Shirikawa-go. Su construcción supuso un desembolso de 800 ¥ de entonces, además de mucho arroz y mucho sake para pagar a los trabajadores. Cuando una casa necesita ser retechada toda la cubierta se sustituye por kilos y kilos de paja nueva, una actividad en la que participan más de 500 personas al unísono, un excelente ejemplo de trabajo en comunidad.
La casa Nagase es visitable y en su interior se guardan algunos utensilios médicos, infinidad de instrumentos de labranza y herramientas para tejer. Sólo por ver la distribución interior de la vivienda, con enormes vigas de ciprés japonés centenario, ya merece la pena la visita.
Nada más llegar a Shirakawa-go es altamente recomendable subir hasta el mirador de Shiroyama para disfrutar de una espectacular panorámica de las montañas y la aldea repleta de casas gassho-zukuri.
Cuándo ir a Shirakawa-go y Gokayama
Tanto Shirakawa-go como su vecina Gokayama tienen la suerte de ser un destino perfecto en cualquier época del año, las cuatro estaciones están perfectamente definidas en todo Japón y en las montañas se diferencian más todavía.
En invierno un manto blanco lo cubre todo, la nieve es abundante y las casas son especialmente iluminadas para esta ocasión. La imagen invernal no puede ser más bucólica.
En primavera la naturaleza florece con fuerza y con ella un buen número de cerezos que con su sakura llenan el paisaje de flores blancas y rosadas.
En verano las plantaciones están en pleno apogeo en esta región y el verde lo inunda todo, lo que no es monte es campo de cultivo y todo, salvo las casas de madera, es de color verde.
Y el otoño, una de las estaciones más especiales de Japón, es un espectáculo de contrastes de colores. El momiji torna las hojas de los árboles a rojos, marrones y dorados.
Cómo llegar a Shirakawa-go y Gokayama
Aunque en Shirakawa-go se puede hacer noche, ya sea en uno de sus alojamientos tradicionales o en la parte moderna del pueblo, a poca distancia de la aldea histórica, conocer sus encantos se puede convertir en una perfecta visita de día.
Para llegar hay dos puntos de partida fundamentales, Takayama al sur y Kanazawa en el norte, y desde tanto uno como otro se puede acceder a Shirakawa-go en autobuses de la compañía Nohi. De hecho, el trayecto perfecto es partir desde Takayama temprano (a unos 50 min), parar en Shirakawa-go, visitar la aldea, y a continuación continuar en autobús hasta Kanazawa (unos 75 min), o viceversa, ya que los precios del alojamiento en Shirakawa-go son especialmente elevados.