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De ruta por los mejores tabancos de Jerez
Algo tienen los mercados que, además de reunir a sus vecinos, también atraen a turistas llegados de cualquier parte del mundo. De hecho, para muchos viajeros no hay visita completa a una ciudad si no se conoce su mercado, el lugar perfecto donde ver y conocer los productos de cada región, y aprovechar además para llevarse un recuerdo gastronómico.
En España hay un buen número de mercados que merecen nuestra atención, tanto por la vistosidad de sus productos como por sus propios edificios. Algunos, como el Mercado de San Miguel de Madrid, el Mercado de Colón de Valencia o la Lonja del Barranco de Sevilla, se han convertido en auténticas experiencias gourmet donde los puestos han quedado en un segundo plano, pero otros, como los trece que aquí te traemos, se han mantenido como auténticas plazas de abastos donde, aunque siempre se puede picar algo, las fruterías, verdulerías, queserías, chacinerías, pescaderías o carnicerías siguen siendo sus principales protagonistas.
El Mercado Central de Valencia es sin duda uno de los más bonitos de España. No quizá por fuera, pero sí por dentro. Además de su espectacular oferta gastronómica nos llamará poderosamente la atención su edificio modernista, con cúpulas de hierro, cristal y cerámica que alcanzan los 30 metros. Aunque no se vaya a comprar nada merece la pena visitarlo y, si cuadra, aprovechar para tomar un almuerzo a media mañana.
La Boquería es uno de los puntos más visitados de Barcelona, por vecinos pero sobre todo por turistas. Se abrió en 1836 pero hay documentos que aseguran que a comienzos del siglo XIII en su lugar ya había puestos de venta de carne. Siempre es interesante curiosear de puesto en puesto, a cada cual más cuidado y colorido.
La Ribera es una parada imprescindible si vamos al Casco Viejo de Bilbao. Se levanta junto a la ría y ya desde el puente que lleva su mismo nombre podemos apreciar sus fachadas art déco. En 1990 consiguió el Récord Guinness al mercado más completo y con sus 10.000 m² es el mayor mercado cubierto de Europa.
Santa Caterina es un mercado que si lo ves desde el aire no tiene pérdida porque sus techos ondulados con mosaicos de cerámica multicolor no pasan desapercibidos. Aunque data de 1848 su remodelación es de 2005. Un mercado mixto que ofrece tanto puestos de productos frescos y gourmet como varios sitios donde parar a degustar bocados de gastronomía variada.
El Mercado de Nuestra Señora de África, más conocido como La Recova, comenzó su andadura en 1943. Tras varias décadas en declive, a partir de 1995 comenzó a autogestionarse y a vivir una segunda juventud. Los puestos de frutas son espectaculares, así como las pescaderías. En ellas, aunque no se compre, se aprende mucho sobre los mares canarios.
También se conoce como Mercado Central Lanuza y su edificio es toda una obra de arte. Es de 1903 y fue proyectado por Félix Navarro en 1895. Es de dos niveles con esbeltas columnas de fundición y portadas de piedra de estilo neoclásico. Vamos, que aunque vayas a hacer la compra no dejas de visitar un edificio Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Cultural.
Está en el centro de la ciudad, es de inspiración modernista y se construyó entre 1911 y 1912 sobre la muralla del siglo XVIII que circundaba la ciudad. La plaza trasera, la del 25 de mayo, recuerda las 300 víctimas que aquí perdieron la vida cuando un bombardeo arrasó el mercado en 1938 durante la Guerra Civil. Como buen mercado de costa hay que ir con tiempo para disfrutar de sus sugerentes pescaderías.
En este lugar estuvieron unos antiguos astilleros nazaríes del siglo XIV y del edificio de entonces se conserva la monumental puerta central. Su estructura es de hierro y vidrio, con una gran vidriera en una de sus fachadas donde se representan diferentes monumentos de la ciudad. En él verás que la fruta y verdura de temporada lo llenan todo de color y, cómo no, que los pescados y mariscos son los más madrugadores.
En Jerez se conoce como La Plaza, está en el centro de la ciudad y su edificio de estilo neoclásico de 1885 no pasa desapercibido. Si fuera llama la atención por la cerámica vidriada que decora su fachada, por dentro lo hace la estructura central de hierro y vidrio. Eso, y por la variedad de los puestos, con surtidas pescaderías nutridas por las costas de la provincia de Cádiz.
‘El Sabor de Asturias’, reza el eslogan del Mercado el Fontán, y eso, además de productos de temporada y pescados del cantábrico, significa quesos y abundancia de carnes de los campos asturianos. El edificio fue diseñado por el arquitecto Javier Aguirre en 1882 y su construcción se finalizó en 1885. Con base de piedra, estructura metálica y acabado en verde, el mercado pone un punto de color al centro histórico de la ciudad.
El mercado del Tinglado, o Zerkausia, es uno de los mercados más típicos de Euskadi. Llama la atención por asomarse al río Oria con arcos de medio punto, apoyado en pilotes sobre el cauce y pasando el agua bajo él. Se celebra cada sábado y se divide en tres escenarios: el Tinglado, con productos autóctonos; la Plaza Verdura, con flores y plantas; y la Plaza Euskal Herria, con productos foráneos y textiles.
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