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Que el metro de Moscú se conozca como 'el palacio subterráneo' ya nos puede dar una idea de lo que la capital rusa esconde bajo su suelo. Posiblemente nunca hayas visto un metro como el de Moscú. Bueno, si has estado en San Petersburgo igual has tenido la suerte de ver algo parecido, pero si no has pisado ninguna de estas dos ciudades rusas este metro te va a sorprender.
Fue inaugurado por Stalin en 1935 y la primera línea conectaba Sokolniki con Park Kultury. Hoy en día tiene la capacidad de transportar unos nueve millones de pasajeros al día. En su momento fue una importante herramienta propagandística, un escaparate en el que mostrar los ideales soviéticos, un derroche de poder y un regalo para el proletariado, que cuando se metía bajo tierra sentía caminar por las salas de un verdadero palacio.
Moscú llegaba algo tarde en comparación a otras grandes capitales por lo que sus ingenieros viajaron a ciudades como Londres, París y Berlín para tomar buena nota de la tecnología subterránea. Cuando se pusieron manos a la obra quisieron hacerlo a lo grande, incluyendo escaleras mecánicas e incluso aire acondicionado, además de materiales de primerísima calidad. Diferentes tipos de mármoles, mosaicos, frescos, enormes lámparas colgantes, esculturas de bronce, grandes arcos, vidrieras iluminadas por dentro, cerámicas decorativas… Es decir, todo lo que no podríamos imaginar cuando pensamos en una estación de metro al uso. Y es que Moscú contó con sus mejores artistas y arquitectos para dar forma a lo que no deja de ser un sistema de transporte público.
Todos los días miles de vagones recorren las 15 líneas que forman el sistema comunicando el centro de la ciudad con las áreas industriales y residenciales, parando en las 238 estaciones subterráneas que se reparten por sus casi 400 km de longitud. Su profundidad lo ha convertido tanto en cuartel general como en refugio contra bombardeos en tiempo de guerra, y por supuesto no se libra tampoco de sus correspondientes mitos, leyendas y fantasmas. Como el del maquinista que quedó carbonizado al salvar a los pasajeros en un incendio y que aún deambula por los túneles.
Ahora todos, aunque estemos en nuestra casa, podemos visitar el metro de Moscú y ser conscientes de su majestuosidad porque hasta allí han llegado las visitas virtuales. No tenemos más que bajar por las escaleras de la página web Metro 360 para caminar por el subsuelo moscovita y recorrer algunas de las estaciones más espectaculares de la línea Koltsevaya, la más representativa del metropolitano de la ciudad.
Para conocer sus estaciones nos servimos de fotografías de 360º por las que nos podemos desplazar para avanzar y retroceder a nuestro antojo, recorrer los vestíbulos de punta a punta y acceder a los andenes si así lo deseamos. Podemos dirigir la mirada hacia todos los ángulos y así poder apreciar los motivos decorativos que, en diferentes estilos, hacen de las estaciones del metro de Moscú auténticas obras de arte. El mapa al que tienes acceso en la esquina inferior izquierda se vuelve fundamental para moverte de estación en estación.
No es un palacio, ni un museo, ni una catedral, ni una ópera clásica, aunque bien podría serlo. Los techos abovedados, las inmensas lámparas de cristal, los mármoles, los mosaicos o las molduras de temática floral bien son dignos de salas cubiertas de alfombras o habitaciones reales. Pero no, en Moscú son las instalaciones de un transporte público por el que cada día pasan millones de usuarios en su ajetreada rutina urbanita. A través de estos Metro Walks tienes acceso a una buena galería de las estaciones de las líneas que componen la red de metro moscovita.
En esta visita virtual vas a poder verlas todas. La línea Koltsevaya se construyó entre los años 1950 y 1954, es circular y rodea el centro de Moscú. Consta de 12 estaciones y entre ellas se hallan las de mayor belleza que podrás encontrar en toda la red subterránea. Cada estación tiene sus peculiaridades, pero hay algunas que no puedes pasar por alto. La de Kievskaya es una de ellas, una estación dedicada a la Ucrania soviética en la que un buen número de mosaicos se dedican a la reunificación de Ucrania y Rusia, donde los mármoles y las cornisas cerámicas completan el conjunto.
El espectáculo continúa en la de Prospekt Mira, de estilo griego clásico y con motivos relacionados con la agricultura, donde el mármol, los medallones decorativos y las lámparas de araña acaparan el protagonismo. La de Taganskaya es una de las más antiguas de la línea, es todo un homenaje al estilo ruso tradicional donde el mármol y los relieves se combinan entre tonos azules y blancos. Las de Komsomolskaya y Paveletskaya podrían parecer similares, amplias y flanqueadas por enormes arcadas revestidas de mármol a la cada lado, pero verás que la primera, gracias a la decoración de su bóveda y sus enormes lámparas dignas del mismísimo Hermitage, bien parece estar pidiendo una visita pausada para admirar los minuciosos detalles de sus relieves.
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