- Nos vamos de ruta a recorrer mundos por las ocho provincias andaluzas, porque a ninguna de ellas les falta de nada: ni monumentos, ni arte, ni cultura, ni belleza, ni historia, ni naturaleza, ni una gastronomía de primerísima calidad
Sevilla
Si no has ido todavía a Sevilla, estás tardando y no es una expresión tópica, es que es un absoluto escándalo. A ambos lados del Guadalquivir, en sus barrios, se erige monumental el legado de romanos, visigodos, musulmanes y cristianos a lo largo de los siglos. Y ahí va todo el mundo extasiado ante la asombrosa majestuosidad de la Catedral, donde hay que ascender a la Giralda para contemplar todo el paisaje, Los Reales Alcázares y el Patio de los Naranjos, por el mítico barrio de Santa Cruz; la Torre del Oro junto al río y frente a la Maestranza, la Casa de Pilatos, la Plaza de España, el Parque de María Luisa, el Archivo de Indias… A estos atractivos se le suman tabernas de toda la vida como Casa Mateo o el Rinconcillo, o restaurantes más modernos como Zoko. Aquí aprovecha para probar los vinos sevillanos, que van despuntando con propuestas del calibre de Cueva la Sima, de Bodega la Margarita, y Silente, de Bodegas Colonias de Galeón. Por supuesto, en la capital andaluza, hay que aprovechar para visitar museos, empezando por el de Bellas Artes y, saliendo a las afueras, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Por los alrededores, destacan Écija y Estepa.
Granada
Sevilla es bella, pero Granada no le queda a la zaga. La Alhambra, que fue palacio, ciudadela y fortaleza, residencia de los sultanes Nazaríes, e integra el palacio renacentista de Carlos V, corona la ciudad. Lo recomendable es reservar y visitarla de buena mañana y, después de comer gratis por el centro histórico (en todos los bares con la bebida te regalan tapas y raciones), por la tarde ve a callejear por el Albaicín. Vete admirando sus lindos cármenes (casas privadas con jardín), y siéntate en el mirador de Juan Ranas a contemplar el atardecer con un buen vino de Guadix. Por ejemplo, los de Bodegas Caballo, cuyos viñedos se encuentran rodeados por los acantilados de la Hoya de Guadix, en la falda norte de Sierra Nevada, donde puedes ir a esquiar si no te tienta más bajar a hacer submarinismo a la costa granadina, a pueblitos como La Herradura. Si te gusta el flamenco, busca las cuevas del Sacromonte, donde hacen espectáculos cada noche.
Córdoba
Córdoba luce sus influencias árabe, judía y cristiana por cada rincón del centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad. Si puedes, ve en mayo, que abren todos los patios al público. Entre callejuelas y plazas, encontrarás la Mezquita, obra única y muestra del esplendor del Califato, la Catedral, el Alcázar, el Puente Romano y la Albolafia, la Torre de la Calahorra y la Judería. Ni que decir tiene que en Córdoba debes probar el salmorejo. Eso se marida sí o sí con vinos generosos de Montilla Moriles como los de Alvear, fruto de la uva Pedro Ximénez. En la provincia es visita obligada la increíble ciudad de Medina Zahara, donde se impone ver La Muralla, la Casa de los Visires, los restos de la Mezquita Aljama y los Jardines.
Jaén
En Jaén, tierra de olivos, el aceite es el gran protagonista, no en vano se ha creado el sello Jaén Selección para englobar a los mejores y proponen una ruta del aceite por sus pueblos, así como por el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el más extenso de España y el segundo más grande de Europa. Por si fuera poco, Úbeda y Baeza, ciudades Patrimonio de la Humanidad, atesoran un impresionante conjunto monumental y artístico. En Baeza, el arte y la historia han dejado las más bellas muestras. Inspiración de Antonio Machado, la ciudad presenta visiones inolvidables a cada paso, con palacios e iglesias que alternan con casas blancas, portadas, pórticos, torres, plazas y fuentes. En Úbeda, se admira la profusión del Renacimiento, que llena la ciudad de bellos edificios en armonía con otros estilos. Destacan entre sus puntos de interés la Capilla del Salvador, las iglesias de San Pablo, Santa María de los Reales Alcázares o de la Trinidad, el Monasterio de santa Clara, el Palacio Vela de los Cobo, el Palacio de las Cadenas o la Casa de las Torres.
Almería
Más allá de la capital de la provincia, donde merece la pena una vuelta por el centro para ver la Alcazaba, uno de los más impresionantes conjuntos monumentales defensivos medievales de Al-Andalus, destaca la naturaleza salvaje del Cabo de Gata, con todas sus calas, sus pueblecitos marineros con encanto y conciertos en todos los bares, donde también te dan la tapa si no prefieres comerte un buen pez recién pescado. Si eres nudista, la playa de Vera es tu destino. En Roquetas de Mar tienes el restaurante Alejandro, con una Estrella Michelín, por si te quieres dar un capricho.
Cádiz
La provincia de Cádiz cuenta con algunas de las playas más bonitas del mundo (la de Bolonia, además, conserva el conjunto arquitectónico Baelo Claudia) y hasta en la capital son incomparables las playas de La Victoria y Cortadura, donde has de degustar el atún en los tres locales del Arsenio Manila. El paseo desde el principio de la Alameda Apodaca hasta La Caleta es una gozada con sus azulejos, sus baluartes, sus jardines y el azul del Atlántico de fondo que, por supuesto, regala unos atardeceres alucinantes, sobre todo cuando baja la marea y se quedan todas las barcas fondeadas en la arena y los arrecifes. El centro histórico hay que pateárselo plaza por plaza. Para probar los vinos generosos, nada como visitar Jerez y hacerse una ruta por sus tabancos, con actuaciones flamencas constantes.
Entre los preciosos pueblos blancos se erige Arcos de la Frontera, Monumento Histórico Artístico, una especie de altar que roza el cielo con rincones y monumentos de gran belleza, como el Castillo o la Iglesia de Santa María.
Málaga
La transformación de la ciudad está siendo espectacular en los últimos años, lo que viene a decorar mejor si cabe el centro histórico, con la imponente Catedral, el Castillo de Gibralfaro, la Alcazaba, el Teatro Romano y la Plaza de la Merced, en una de cuyas casas nació el genial Picasso, por cierto, que no debes obviar su museo, así como el museo ruso. Tras un paseíto por la señorial calle Larios, has de acudir a la Bodega El Pimpi, archiconocido por los saraos que se montan por la noche. Fuera de la capital, Ronda es imprescindible. Dividida en dos por el puente Nuevo, atrapa por su medina, que aún conserva parte de sus murallas. Antequera está igualmente salpicada de monumentos de interés, pero la novedad es que muy cerca se localizan los dólmenes de Menga, Viera y el Romeral, recién denominados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Huelva
En Huelva, sin duda, hay que visitar Moguer, población cargada de historia ligada al descubrimiento de América, y pasar a Palos a comer en el restaurante, El Bodegón, que cuenta con el mejor jamón de Huelva. Y con los vinos del Condado, claro. De la capital te hablamos profusamente en este artículo para que no te dejes ni un rincón sin conocer.
Muy próxima a las rutas que conectaban la explotación minera de Huelva y la Sierra Norte de Sevilla se localiza la ciudad romana de Itálica, en el municipio sevillano de Santiponce. Actualmente se puede pasear por sus calles y contemplar sus edificios y su espléndido anfiteatro romano para imaginar cómo era allá por el 206 a.C. o si no, te puedes conformar con verla como localización en Juego de Tronos.