“¡Soltadme, soltadme! ¡Abusadores!”. Son los gritos desesperados de una persona momentos antes de ser deportada a su país de origen. Las imágenes, difundidas por el colectivo Stop Deportación, muestran los fuertes golpes de una policía vestida de paisano mientras otros dos agentes le sujetan a la fuerza. “Así no, así no. Yo lo voy a hacer por las buenas, por favor... ¡Mi brazo!”, espeta el repatriado. Fuentes policiales aseguran a eldiario.es que la Comisaría de Extranjería mantiene abierta una investigación interna, iniciada “con anterioridad a la publicación del vídeo”, para aclarar estos hechos.
El vídeo difunde los momentos previos al despegue del avión, cuando varios agentes de policía tratan de contener a una persona que va a ser repatriada a su país de forma forzosa. El deportado grita ante la mirada del resto de pasajeros y llega a suplicar al capitán que actúe cuando, según hace notar, siente dolor en uno de sus brazos.
Los golpes propiciados por una policía vestida de paisano pueden verse con claridad. Se producen mientras el inmigrante está reducido por otros dos agentes. Una de sus manos, con la que golpea, porta un guante. Los testimonios de personas repatriadas, recabados por eldiario.es en 'Seguimiento vuelos de deportación', describen cómo los agentes les agreden con unos guantes que “tenían hierros” y “hacían mucho daño”. La Policía Nacional descarta dar informaciones al respecto al tratarse de un “operativo policial”.
La deportación reflejada en el vídeo se produce en un vuelo comercial, es decir, el resto de pasajeros viajan al país de origen del repatriado en una aerolínea común y, en el avión, sin ser avisados, se encuentran esta escena. En estos casos, el capitán puede exigir a la Policía Nacional la cancelación de la deportación; puede negarse a volar en estas circunstancias. Los pasajeros pueden influir en la decisión del capitán con sus quejas, recuerdan las ONG.
La otra vía de expulsión por vía aérea consiste en la organización de vuelos exclusivos para devolver a su país a un gran número de inmigrantes en situación irregular. Estos pueden estar planeados únicamente por el Ministerio del Interior o de forma conjunta con la agencia europea de fronteras (Frontex).
Es tal la opacidad que rodea a los vuelos de deportación, que las aerolíneas que desean optar al concurso público para que sus aviones sean los encargados de repatriar a inmigrantes desde España se comprometen con el Gobierno a una absoluta confidencialidad. “A ver, señores, dejen de grabar”, puede escucharse en el vídeo segundos antes de la finalización de la grabación.
“Señores, dejen de grabar”
Uno de los requisitos para las empresas solicitantes es “la adecuada reserva y confidencialidad” de lo que sucede en estas repatriaciones. “Todos los tripulantes de la aeronave, tanto de la tripulación técnica como la auxiliar, como cualquier otro empleado del adjudicatario que viaje a bordo (...), serán previa y adecuadamente instruidos por el propio adjudicatario en el sentido de que deben observar en todo momento la adecuada reserva y confidencialidad en todo en cuanto se refiera a los servicios objeto del mismo como fechas, horas, aeropuertos, número de personas que se transportan, (..) y en general cualquier dato o información que pueda ser relevante tanto para la misión policial como para su seguridad y la de la aeronave y las personas a bordo”, reza el pliego con las prescripciones técnicas para los solicitantes al que tuvo acceso eldiario.es en enero. Actualmente las empresas que se encargan de estas prácticas, por encargo estatal, tras ganar el concurso público son Air Europa y SwiftAir.
La violencia empleada por las fuerzas de seguridad en los vuelos de deportación lleva siendo denunciada durante años por ONG y por los propios repatriados. La Policía Nacional defiende que siempre se realiza de forma proporcionada, pero las escenas que retratan las personas deportadas difieren de ello. El protocolo que regula las repatriaciones permite el uso de la fuerza y las sedaciones forzosas “por seguridad” del vuelo.
La Dirección General de la Policía no aporta datos concretos de los vuelos de deportación al considerarlo un “operativo policial”. La única institución que aporta información al respecto es la Defensora del Pueblo en su informe anual 'Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura'.
Un protocolo cuestionado
En este sentido, el comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa recomendó en septiembre de 2001 en septiembre de 2001a todos los estados miembros la realización de informes médicos previos y posteriores a la expulsión para garantizar que el estado de salud se mantiene tras la deportación. También solicitó una mayor transparencia en estos operativos y el impulso de un sistema de control independiente de los vuelos de repatriación europeos. De esta forma, se podría aumentar la vigilancia sobre el empleo de sedantes.
La Campaña por el Cierre de los CIE lleva más de un año denunciando la violencia policial ejercida durante los vuelos de deportación y desde entonces ataca el protocolo que establece las normas de actuación durante los dispositivos de repatriación. “Se presentó en 2007 como una medida tendente a garantizar el respeto de los derechos humanos, pero en realidad –critican– legaliza una amplia gama de elementos represivos por parte de la escolta policial, como las sedaciones forzosas”. Desde el colectivo recuerdan que la escena reflejada en estas imágenes no es “puntual” sino que es la forma habitual de proceder de la Policía Nacional, amparada por la normativa interna de esta.