Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
El revuelo habitual que suscitan últimamente las notas de prensa del INE cuando publican nuevos datos sobre población tuvo anteayer, seguramente, uno de sus días estrella. Se publicaron las cifras provisionales del Padrón Municipal de Habitantes a 1 de enero de 2014. Las alarmas y, en algunos casos, por qué no decirlo, también el entusiasmo, se dispararon con la frase “el número de extranjeros inscritos baja en 545.980 y el número de españoles aumenta en 141.361”. Y es normal, tengan ustedes en cuenta que, como nunca me canso de repetir, el INE nunca miente (que yo sepa) y además casi nunca se equivoca. Pero esta vez sin mentir y sin equivocarse creo que no ha presentado las cifras ni el comentario de su nota de prensa (siempre escueto) de la forma adecuada por dos motivos:
1) En primer lugar, opta por destacar en sus titulares cambios por nacionalidad y no por país de nacimiento. La variable nacionalidad resulta insuficiente y hasta engañosa para ilustrar cambios demográficos por origen en una sociedad como la nuestra, cada vez más diversa debido entre otros motivos al creciente número de naturalizaciones de las que ya hemos hablado aquí. De hecho, si utilizamos los datos por lugar de nacimiento que el propio INE publicaba anteayer podemos comprobar que entre la población nacida en el extranjero y residente en España a 1 de enero el número de nacionales españoles aumentó de 2013 a 2014 en 165.455 personas. Obviamente algunos pueden ser hijos de españoles que nacieron fuera y han regresado, pero comparando los datos del Ministerio de Justicia sobre concesiones de nacionalidad española a extranjeros en los años anteriores y la comentada cifra del Padrón, esos individuos no relacionados con la inmigración extranjera apenas representarían ni un 10 por ciento. De hecho, a lo largo de 2012 se concedieron más de 115.000 naturalizaciones, y el número correspondiente a 2013 puede que haya sido aún mayor (no se dispone de las cifras todavía). Por tanto, no parece exagerado afirmar que casi el 30 por ciento de los extranjeros que ‘desaparecen’ del Padrón en 2013 lo hacen porque han pasado a ser españoles. Dicho de otro modo, han cambiado de columna pero no se han ido (aunque puede que algunos lo hagan en breve, sobre todo teniendo en cuenta que ser español te permite ya circular sin las cortapisas de un visado y las renovaciones de las autorizaciones de residencia).
2) En segundo lugar, y esto parece aún más importante, en 2013 se hacen notar por primera vez los efectos de la comprobación periódica de la residencia a la que quedan sometidos desde marzo de 2009 los ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea y de otros Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, y de otros Estados distintos a los anteriores pero con Tarjeta de Residencia de Régimen Comunitario o con Autorización de Residencia Permanente (NO_ENCSARP). Dicho de otro modo, entra en vigor un sistema similar al de la caducidad que desde 2006 se aplica a los no-comunitarios con residencia no-permanente. Resulta sorprendente que en la nota de prensa del INE no se advirtiera de tal circunstancia, sobre todo si tenemos en cuenta el enorme revuelo que generó en su momento la aplicación del sistema de caducidad. Esto explica que de los 400.000 extranjeros ‘desaparecidos’ del Padrón en 2013 una vez descontados los que se han hecho españoles, cerca de 90.000 sean británicos y más de 40.000 sean alemanes.
En los gráficos 1 y 2 he representado las reducciones anuales de extranjeros nacidos en el extranjero (para que las cifras no estén afectadas por los trasvases de extranjero a español por adquisición de la nacionalidad) en números absolutos, distinguiendo los ciudadanos UE del resto. Como puede apreciarse claramente para los UE es un fenómeno claramente del año 2013, los números se vuelven locos hasta el punto de que según estas cifras de España se habrían marchado el año pasado casi la cuarta parte de todos ‘nuestros’ alemanes y de ‘nuestros ‘británicos’, como se aprecia en el gráfico 3. Por el contrario, esos picos y variaciones no se aprecian para los no comunitarios, en principio los realmente afectados por la crisis y los primeros candidatos al retorno o la re-emigración. De hecho, los extranjeros ‘desaparecidos’ nacidos en países de la UE-15 en 2013 suman más de 175.000, lo que implica de los 400.000 que no se han hecho españoles, casi la mitad no son los habitualmente inmigrantes económicos.
¿De verdad hay alguien que pueda creerse que la cuarta parte de estas comunidades ha abandonado España justo el año pasado? Es más, si se mira la composición por edad de los que desaparecen, entre los alemanes, la caída media sería de 25 por ciento pero entre los mayores de 65 años, como me indicaba ayer mi colega Antonio Abellán del Grupo de Envejecimiento del IEGD-CSIC, la proporción aumenta incluso hasta el 34 por ciento ¿Por qué motivo se iban a ir más, pero mucho más, justo aquellos a los que menos afecta la crisis pues cobran pensiones de sus países? ¿No será que ya no están, pero que tampoco estaban el año pasado, ni el anterior, ni el anterior?
De hecho, en 2012 el INE ya puso al descubierto un sustancial desajuste entre las cifras de residentes en España contabilizadas por el Censo de 2011 y el Padrón de aquel año. El número de registros calificados como ‘dudosos’ en la operación censal fue cercano a 1.040.000 que, tras aplicar el factor de recuento, se contabilizan como una población de 440.000 personas aproximadamente. De ellas el 87% era población extranjera. Decía el INE ‘la clase más destacada en cuanto a proporción de población dudosa es la de nacionales de Alemania mayores de 80 años en la provincia de Alicante, formada por cerca de 3.000 personas de las cuales más del 70% se consideran dudosos. La más numerosa en cuanto a dudosos es la de ciudadanos del Reino Unido también en Alicante, con edades entre 60 y 65 años, que suponen casi 6.000 dudosos’. Es decir, que ya sabíamos, como explicaba muy bien C. Ródenas en este post, que para Alemania, Reino Unido y Francia, el Padrón sobreestimaba en torno a un 20% su población residente en España en relación al Censo, pero no teníamos los mecanismos administrativos para proceder con la depuración estadística que necesitaba el Padrón. En 2013, se da esa circunstancia, pues a la mayoría de los afectados por el procedimiento de comprobación periódica de la residencia se les tuvo que aplicar el plazo de 5 años previstos en el Acuerdo del Consejo de Empadronamiento de 2008.
Por tanto, es justamente esa depuración y no un éxodo masivo de extranjeros de nuestro país lo que explica variaciones tan extraordinarias en tan solo un año. El INE podía y debía haberlo explicado y quizá, solo quizá, habríamos evitado titulares y noticias en la prensa extranjera como el que se leía ayer en The Telegrah “End to Mediterranean dream for 90,000 Britons who left Spain last year” [Fin al sueño mediterráneo de 90.000 británicos que abandonaron España el año pasado], y que tan poco bien hacen a nuestra maltrecha economía y la imagen de nuestro país.
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