PSOE, Podemos y Ciudadanos se llaman sin concretar la reunión a tres
Quedan poco más de dos semanas de margen para que los partidos alcancen un acuerdo que impida que los españoles tengan que volver a las urnas el 26 de junio y, pese a las declaraciones públicas de PSOE y Podemos sobre la aproximación a un entendimiento que lo evite tras la reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ha habido pocos movimientos en las últimas horas. Las llamadas entre los grupos que se han producido entre el miércoles y el jueves no han logrado un acercamiento de posturas para fijar una fecha para la primera reunión a tres entre PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Las tres formaciones involucradas en el posible acuerdo han dejado clara su distancia. Sánchez admitió que el acuerdo era “casi imposible” y mostró “optimismo con todas las cautelas” sobre la posibilidad de que la “vía 199” que ahora propone salga adelante. Ciudadanos, de quien los socialistas quieren mantener el voto a favor, admite sentarse con Podemos pero rechaza absolutamente apoyar o abstenerse si los de Iglesias están en el Gobierno y ellos, por su parte, ven muy difícil llegar a un acuerdo sobre la base del documento rubricado por Sánchez y Albert Rivera.
Así las cosas, ninguno quiere quedar como el responsable de que haya sido imposible lograr una suma suficiente para sacar adelante la investidura. No obstante, Ciudadanos dice haber perdido el miedo a pasar de nuevo por las urnas. Piensan que las encuestas reflejan una mejora en sus posiciones. También en el PSOE creen que los electores premiarían a los que han alcanzado acuerdos pese a que no hayan obtenido el respaldo suficiente. Los socialistas están convencidos de que Podemos cederá si ven que las encuesta no les benefician, pero los de Iglesias no creen que el escenario cambiará mucho en unos nuevos comicios.
Las tres formaciones han mantenido contactos desde que se desbloqueó la posibilidad de que se sienten a hablar. Pero no han conseguido ponerse de acuerdo todavía. “Estamos buscando una fecha”, admiten fuentes de los tres partidos, que atribuyen la dilación a las “agendas” de cada uno de los grupos. Dan por hecho que, como pronto, el encuentro podría realizarse el lunes, pero no antes.
“PSOE y Podemos están preparando sus reuniones internas”, explican fuentes parlamentarias socialistas, que reconocen que este fin de semana no se podría celebrar esa reunión dado que el sábado Sánchez tiene que defender ante el Comité Federal de su partido el aplazamiento de la disputa por el liderazgo y que Podemos celebra su Consejo Ciudadano para formalizar el nombramiento de Pablo Echenique como secretario de Organización.
Cuando finalmente cierren una fecha, serán los equipos negociadores los que se vean las caras y no los líderes, como planteó Sánchez a Iglesias. En Ciudadanos no quieren saber nada de un encuentro de líderes en el que aparezca Rivera: “No va a participar en la campaña de sesiones fotográficas que se ha organizado el señor Iglesias a la vista de su decaimiento en los sondeos”, ha dicho el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta.
Ciudadanos insiste en que las negociaciones no se pueden convertir en un “teatro” y creen que, en el fondo, no ha cambiado nada tras la reunión de Sánchez e Iglesias. La dirección del PSOE tiene la consigna de que se ha abierto una puerta que hasta ahora estaba cerrada: una negociación que incluya conjuntamente a Podemos y Ciudadanos. No obstante, son conscientes de las dificultades que encarna su propuesta de “gobierno transversal” que incluya a las “fuerzas del cambio” en aquello en lo que están de acuerdo y que deje en el Parlamento las posibilidades de entendimiento. “Un gobierno parlamentario”, fue el término que usó Sánchez, que aspira ahora a tener a las otras dos formaciones en el Consejo de Ministros.
Sin embargo, Podemos y Ciudadanos se excluyen mutuamente. “No va a haber ningún gobierno con Podemos”, ha sentenciado el responsable económico del partido naranja, Luis Garicano, que considera que la fórmula del modelo que defienden los de Iglesias llevaría a España a “una situación de rescate o próxima”. Podemos sostiene que su representación en el Ejecutivo es razonable dado que solo les separan 300.000 votos de los socialistas y tampoco pretenden apoyar un gabinete que incluya a los de Rivera.
La solución que plantean ambos es que el otro se abstenga, es decir, Ciudadanos -aunque su primer opción es que el PP permita el Gobierno porque considera que otra formulación sería “inestable”- da la bienvenida a que los de Iglesias voten en blanco de manera que, convenciendo a PNV, Compromís e IU-Unidad Popular, se consiga la mayoría simple en la investidura. “Si Podemos se abstiene, gracias”, ha dicho Girauta. “No vamos a dar un cheque en blanco a PSOE y Ciudadanos”, dicen desde Podemos, donde existe desconfianza hacia ambas formaciones.
Podemos, por su parte, considera que el modelo a seguir es el de la Comunidad Valenciana con la integración de las fuerzas de izquierdas. Dado que el PSOE veta que esa suma logre la mayoría simple gracias a la abstención de los independentistas, Podemos plantea que sea Ciudadanos “por responsabilidad de Estado” el que lo favorezca por la vía de la abstención.
En el PSOE son conscientes de que su aspiración de sumar el voto favorable de ambas formaciones es prácticamente irrealizable y entienden la postura de los de Rivera: “Podemos está pidiendo ahora lo que no quiso hacer en la investidura”, dicen desde el equipo negociador. Pero también recalcan que harán lo posible para que el diálogo fructifique, aunque Sánchez reconoció que es “casi imposible”.