Beneficios en tiempos de crisis
El comportamiento de los beneficios empresariales en la economía española está siendo ciertamente peculiar desde el inicio de la crisis. A diferencia de lo que sucede en el conjunto de la zona del euro, los beneficios en España han crecido de manera extraordinaria y lo han hecho, por una parte, a costa de contraer la masa salarial y, por otra, gracias a la falta de competencia en numerosos sectores de actividad (carburantes, electricidad, telecomunicaciones, navieras, papeleras, farmacias, determinados servicios profesionales, etc.).
De acuerdo con el Banco Central Europeo, entre 2008 y 2012 el PIB de la zona del euro creció un 2,6%, la masa salarial aumentó un 4,7% y las rentas del capital disminuyeron un 0,8% (siempre en términos nominales). En España, en cambio, a pesar de haber registrado el PIB una contracción del 3,5% y la masa salarial una reducción del 10,5%, las rentas del capital se incrementaron un 3,6%. Lejos de cumplirse eso de que los beneficios se obtienen de manera residual (“lo que queda” después de contabilizar ingresos menos gastos), en el caso de la economía española parece ser que los salarios son el residuo.
El Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales permite mayor precisión si nos ceñimos a la “renta empresarial” (concepto asimilable a los beneficios corrientes antes de impuestos) de las “sociedades no financieras” (holdings, sociedades por acciones y, en general, todas aquellas entidades “dotadas de personalidad jurídica que son productores de mercado y cuya actividad principal es la producción de bienes y servicios no financieros”). Entre 2008 y 2012, el beneficio empresarial así definido creció un 8,3% en la zona del euro y vino acompañado de un incremento de la masa salarial en estas empresas de un 4,5%. En España, en cambio, las sociedades no financieras incrementaron su renta empresarial un 67% al mismo tiempo que reducían su masa salarial un 12% (en concreto, 75.000 millones de euros más en beneficios y 42.000 millones menos en salarios).
Partiendo de la base de que estos beneficios se están dedicando fundamentalmente a amortizar deuda, se puede afirmar que el desapalancamiento de las empresas españolas se está financiando en buena medida con el incremento del desempleo y la reducción de los salarios. El resto, hasta 33.000 millones de euros (ésta es la diferencia entre el incremento de los beneficios y la reducción de los salarios, de acuerdo a lo anterior), podría ser el síntoma de otro problema a tener muy en cuenta: que la crisis esté reforzando posiciones oligopolistas en un mercado cada vez menos competitivo; o, dicho de otro modo, que a algunos les pueda estar yendo mejor aunque en conjunto nos vaya peor. Son los dos dramas de la crisis: tener menos y distribuir peor.