La invención del amor

Se han presentado más de ochocientos manuscritos al XVI Premio Alfaguara de Novela. Así está el panorama. Con los estrechos tiempos que corren, los premios literarios se han convertido en un mordisco tremendamente goloso. Miren la nómina de autores premiados en las últimas ediciones del Planeta, Biblioteca Breve, Primavera, Nadal y Alfaguara. Pesos pesados que optan a rebañar un buen pellizco. Comentan que la lucha entre agentes es tremenda.

En esta difícil escena, José Ovejero se ha llevado el gato al agua en el Premio Alfaguara con La invención del amor, una novela que, según ha declarado el escritor a la Agencia EFE, cuenta la historia de “un hombre que vive un poco adaptándose a las circunstancias, sin complicarse mucho la vida. Y, de pronto, por una casualidad, se encuentra con la posibilidad de reinventarse y de reinventar su vida amorosa”. Este protagonista, Samuel, “lleva una vida cómoda con un trabajo que ni le gusta ni le disgusta, sin muchas emociones y, en un momento dado, decide emocionarse, empezar a vivir de verdad”.

Ya se sabe que es una novela pegadita a la realidad. Y aunque este libro no está en crisis –130.000 euros de premio–, sus personajes sí transitan por esos humedales de nuestra sociedad. “Hay un ambiente como de preocupación, de tensión. La empresa en la que trabaja Samuel tiene dificultades económicas, y eso le hace entrar en contacto con el mundo de los obreros, desconocido para él”, ha explicado Ovejero. “Los valores estaban en crisis antes de que empezaran las dificultades económicas, como lo demuestra el enriquecimiento rápido, la especulación” […] “Lo que hay que hacer es refundar la democracia. Me parece bueno despertar del engaño, pero siempre que eso no lleve a renegar de toda forma democrática y a llegar a un populismo extremista”.

Manuel Rivas, presidente del jurado, ha señalado que esta novela “revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias”. Casi nada. O mejor dicho, casi todo.