No es necesario ser Stephen Hawking para intuir que la subida de IVA clavaba los colmillos en la yugular de la cultura. Lo que es indefendible es indefendible y, al final, termina por sacarte los colores. Eso en el mejor de los casos. Porque también puede pasarnos eso de que el ministro de turno mire para otro lado o simplemente congele la sonrisa.
La Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDA) ha hecho público un informe. Tremendo. El 31,43%. Esa es la cifra. Eso es lo que se han desangrado las artes escénicas desde que el Gobierno de nuestro país decidió subir el IVA de una manera casi irresponsable. Y eso que el periodo analizado solo abarca desde el mes de septiembre, fecha en que entró en vigor la subida, hasta el mes de diciembre.
Según ha informado Europa Press, el informe se ha realizado a partir de los datos facilitados por el sector del teatro y la danza, las ventas on-line y los informes de la Sociedad General de Autores, concluyendo que se han dejado de ingresar más de 33 millones de euros, es decir, un 32,98% de la recaudación neta. Y lo más sangrante es que el Estado, lejos de conseguir una mayor recaudación fiscal, ha empeorado su tabla de ingresos y ha contribuido a que se pierdan casi 600 puestos de trabajos directos y, en consecuencia, haya disminuido la aportación a la Seguridad Social en casi tres millones de euros.
Según refleja el propio informe, las consecuencias de la subida del IVA han resultado desastrosas: destrucción de la oferta y el consumo, reducción de la producción escénica, descenso de los ingresos y un “serio empobrecimiento del nivel cultural y competitivo de las carteleras, imposibilitando la movilidad de espectáculos y artistas”. Imagino que el Ministro tendrá algo que decir. O no. Quizá es imaginar demasiado.