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Oslo inaugura un nuevo museo dedicado a Munch con sello español y una década de retraso
Copenhague, 22 oct (EFE).- Oslo inaugura este viernes el nuevo museo dedicado al artista noruego más universal, Edvard Munch, ideado por el estudio español Herreros Arquitectos y cuya apertura ha estado rodeada por la polémica y por los retrasos.
Hace dos décadas que las autoridades municipales entendieron que el primer museo Munch, inaugurado en 1963 y situado en el centro, se había quedado pequeño y anticuado para exponer la amplia obra del autor de “El grito” y decidieron convocar un concurso internacional.
Herrero Arquitectos lo ganó en 2009 con una propuesta bautizada “Lambda”, que optaba por situarlo en el barrio de Bjørvika, junto al mar, en un área en expansión y muy cerca de la nueva Ópera.
Pero un cambio en el equilibrio de fuerzas tras las elecciones municipales provocó que el proyecto fuese descartado y se estudiasen otras alternativas, hasta que finalmente, en 2013, fue recuperado de nuevo y aprobado de forma definitiva.
Problemas burocráticos, retrasos en la entrega de material, la complejidad constructiva y las dificultades logísticas de trasladar miles de obras (algunas de considerable tamaño) causaron nuevas demoras, mientras surgían también críticas al edificio.
La propuesta inicial incluía una fachada de vidrio transparente, pero por una mezcla de cuestiones climáticas, presupuestarias y de solidez estructural, estudio y autoridades consensuaron otra hecha con placas de aluminio que generó controversia y chanzas sobre su semejanza con un gigantesco quitamiedos.
“Tiene un aspecto horrible, estoy decepcionada de que se tomara una decisión que cambia una parte importante del proyecto”, llegó a decir la arquitecta Helle Søholt, asegurando que de haberlo sabido, el jurado que ella presidía habría elegido otro proyecto.
UN MUSEO VERTICAL
El resultado final es un edificio de 58 metros de altura, cinco veces más grande que su predecesor, con trece plantas y once salas de exposiciones, tiendas, locales de conciertos, cines y restaurante en el que se han invertido 2.100 millones de coronas noruegas (216 millones de euros/ 251 millones de dólares).
La verticalidad del edificio era uno de los mayores “riesgos” del proyecto, admite en declaraciones al museo Juan Herreros, quien defiende que el resultado es “un volumen simple pero único”, fácilmente reconocible y comprensible y en el que nada es opaco.
“La fachada le da al museo una presencia misteriosa y cambiante en Bjørvika y refleja las fantásticas condiciones de luz de Oslo que, a la vez, cambian a lo largo del día y a través de las estaciones”, explica el arquitecto alemán Jens Richter, coautor del proyecto con Herreros.
Las últimas cuatro plantas están inclinadas unos veinte grados hacia adelante, lo que acentúa el carácter de mirador sobre el horizonte de la capital noruega.
SEIS EXPOSICIONES SOBRE MUNCH
Munch (1863-1944), que cedió cerca de 28.000 obras suyas a las autoridades municipales, está presente en seis exposiciones permanentes que ofrecen una mirada a su propio mundo (ideas, proceso de trabajo), su vida y sus obras más monumentales, como la que hizo para el centenario de la Universidad de Oslo.
La colección de su mecenas Rolf Stenersen, cedida también a las autoridades, y sus experimentos con la xilografía completan el espacio dedicado en exclusiva a Munch, que también participa en otras dos muestras temporales.
La primera está dedicada a “El árbol del conocimiento”, un proyecto inacabado y nunca antes expuesto en su totalidad que incluye dibujos, gráficos y textos; la otra, es un “diálogo” entre el pintor noruego y la artista británica Tracey Emin, bautizado “La soledad del alma”.
La considerable obra de Munch, su fama internacional y el hecho de contar ahora con un museo de gran tamaño hacen que se disparen las expectativas de atraer además exposiciones de fuera del país.
“Todos los museos quieren colaborar con nosotros. Podemos traer a Oslo obras de un nivel que no hemos visto antes, porque entonces no teníamos lugar”, ha dicho el director del museo, Stein Olav Henrichsen.
El nuevo museo Munch destaca además también por su estructura menos contaminante, que asegura una reducción del 50 % en las emisiones de CO2, está construido con cemento bajo en carbono y acero reciclado.
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