¿Qué hace la escuela contra la violencia de género? Las propuestas de los maestros
Si todos los agresores han pasado por las aulas ¿qué ha hecho la escuela para detenerles? ¿Puede realmente hacer algo la escuela contra los malos tratos? Este ha sido el punto de partida de las Jornadas Educativas para Prevenir la Violencia Machista celebradas en Córdoba con la participación de profesores de todos los niveles educativos y expertas en la lucha contra la violencia de género, que han puesto la lupa en el papel de la escuela para aportar soluciones contra el maltrato desde este ámbito.
Cuando la realidad de las estadísticas avala que se ha producido un incremento en los casos de violencia de género entre los más jóvenes, son los propios maestros, profesores y colectivos de mujeres que luchan contra la violencia de género los que han puesto sobre la mesa las carencias del sistema educativo para actuar como freno al desarrollo de conductas de maltrato.
“Nuestro sistema educativo carece de los medios y herramientas necesarios para poder hacer realidad la tarea encomendada por la Ley Integral contra la Violencia de Género”, señalan en sus conclusiones los participantes en este debate, que reflexionan sobre el tipo de escuela que puede prevenir la violencia o si los profesionales de la enseñanza pueden hacer algo para prevenir este tipo de actuaciones.
“El sexismo está instalado en toda la sociedad” -argumenta la profesora de Secundaria Fina Vega-, “pero es obligatorio que la escuela haga algo para formar parte de la socialización de las personas contra actitudes machistas y la violencia de género”. Esta profesora, que en estos días ha hecho participar a sus alumnos en un taller Por los buenos tratos, desgrana cómo “el sexismo marca los distintos grados de violencia que viven algunas adolescentes cuando ante ataques, discriminaciones, humillaciones o imposiciones orientan la violencia contra ellas mismas y su respuesta es aguantar, callar, perder la autoestima, supeditarse a deseos ajenos y mantener una actitud de víctima que le impide reaccionar ante los ataques recibidos”.
Y advierte que, en la actualidad, en los centros de enseñanza “no hay tiempos ni espacios ni programación adecuada para tratar la igualdad y eso es la base de donde nace luego la violencia”. “Todo lo que ahora mismo se hace es con el voluntarismo de los profesores”, señala para explicar que “se podría hacer mucho si la administración introdujera en el currículo académico asignaturas obligatorias y a profesores formados”.
Formación a profesores, padres y madres
En ese ámbito, el de la formación del profesorado, los propios profesores proponen una “formación inicial obligatoria sobre coeducación, igualdad de género y violencia de género” para profesores de todos los niveles educativos, bien sea en la carrera de Magisterio o bien en el Máster de Educación necesario para impartir clases. Luego, herramientas como la formación continuada en estos aspectos, la inclusión en el temario de oposiciones y la formación adecuada en igualdad para asumir la tarea de responsable de coeducación de los centros, son otras de las propuestas que hacen los propios profesionales.
A esa conclusión llegan también profesores de Universidad como Mercedes Osuna o de Primaria como Elisa Hidalgo, directora además del Centro del Profesorado Luisa Revuelta de Córdoba. En ella se aúna los perfiles de maestra, de colega que escucha a otros profesores que piden herramientas para trabajar contra la desigualdad, pero también el de madre que en su entorno familiar ha vivido de cerca el maltrato de un chico a su pareja. Y ahí, en la coeducación familiar, advierten que hay que hacer especial hincapié.
“La violencia de género puede darse en cualquier familia, donde no se haya producido antes nada de eso y se haya educado a los hijos sin condicionamientos sexistas. Pero en la educación, dentro y fuera de la escuela, ningún gesto, ninguna palabra, carece de importancia”, afirma desde su experiencia. De ahí que se proponga formar también a padres y madres “para prevenir, detectar y afrontar la violencia de género”, además de fortalecer en las AMPAS la concienciación de su papel en el ámbito de la educación en igualdad.
Junto a ello, “implicar a los propios chicos en la batalla por la igualdad” es también la base de estas propuestas que pretenden que los menores se conciencien contra los valores y roles machistas. Y ahí, opinan los profesionales de la educación- es vital también desarrollar propuestas que tienen que ver con los contenidos curriculares. “Habría que crear una asignatura con carácter obligatorio y para todos los niveles educativos”, proponen tanto profesores como mujeres activistas en la lucha contra la violencia de género.
“Hay que trabajar la coeducación emocional y afectiva en todas las etapas educativas”, añaden y, además, proporcionar “materiales, textos, libros donde se muestren otros modelos de hombre y mujer rompiendo con los estereotipos y roles de género”.
Porque, como concluyen, “la educación es la herramienta fundamental que lleva a perpetuar la desigualdad”, advierte Dulce Rodríguez, activista contra la violencia de género desde la Asociación de Mujeres Marianne y la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres. “Lo que se da a un niño, eso será lo que él nos dé a la sociedad”, afirma desde la convicción de que “la educación es la vacuna contra la violencia de género”.