Manuela Ocón: cuando la mujer construye la escena
Llega a la cita caminando, contemplando el entorno, con la sorpresa de un niño prendida en la mirada. Reconoce que desde el rodaje de La Peste (la superproducción de Movistar + dirigida por Alberto Rodríguez), “pasear por Sevilla se ha vuelto diferente, todo es más interesante... más rico ”. La Peste es una ficción histórica que viaja a la Sevilla del siglo XVI, una ciudad “que ya no existe” y que nuestra protagonista, sin embargo, es capaz de visualizar en cada centímetro cuadrado, a la vuelta de cada esquina, al olor de cada naranjo.
Manuela Ocón (1973), onubense nacida en Madrid, es una de las directoras de producción de referencia en el panorama cinematográfico nacional y ha trabajado en los proyectos de ficción más exitosos (y taquilleros) de nuestro cine. Nominada tres veces al Goya a la Mejor Producción por Grupo 7, La Isla Mínima y El Hombre de las mil caras, las últimas tres películas del cineasta Alberto Rodríguez, Manuela Ocón ha coronado sus últimos diez años de trabajo con la gestión de los recursos técnicos y humanos de una mole audiovisual como La Peste, con un presupuesto de 10 millones de euros, más del doble de lo que venían a ser las partidas manejadas en sus anteriores películas: “Este nivel de producción no es algo habitual, tuvimos que inventar una nueva forma de enfocarlo, hubo meses con picos de trabajo en los que manejamos hasta 500 nóminas, más de 2.000 figurantes en total, muchos de ellos niños... las hojas de excell eran infinitas, se me perdían”, bromea, como les digo, con ese chispazo de ensueño que aún conserva su mirada, una suerte de ilusión del principiante resonando en el pozo de la experiencia.
“El mundo del cine es una parte de la sociedad patriarcal en la que vivimos”
Todo ello -números, recursos técnicos y humanos, nóminas, empresas de servicios y otros proveedores, es decir, lo necesario para que una película se haga realidad- lo desempeña Ocón inmersa en ese mundo de hombres que aún hoy es la industria cinematográfica, donde existe una brecha de género alarmante, sobre todo en puestos ejecutivos y de dirección como los que ella ocupa. “Piensas en el cine como una industria a la vanguardia, poco conservadora, capaz de integrar a la mujer... Pero cuando lo desnudas de prejuicios, te das cuenta de que este mundo no es más que una parte de la sociedad patriarcal en la que vivimos”.
El cine, un sector que requiere de trabajos “poco rutinarios: o no trabajas o trabajas todo el día, fuera de casa y sin saber cuándo se va a descansar” aleja a las mujeres: “Seguimos asumiendo todo lo relativo a la sociedad del cuidado, a lo que llamamos el trabajo reproductivo, el no remunerado, y eso hace que muchas mujeres no estén dispuestas a asumir ciertos trabajos o los espacios de dirección de los mismos”.
Manuela Ocón ofrece una explicación científica a la brecha de género en el sector audiovisual como autora que es de la tesis doctoral Desigualdad de género en la producción de ficción a través de la gestión del tiempo; un trabajo que ha realizado “por pura militancia, porque en realidad yo no me voy a dedicar al mundo académico”. Y cuando hablamos de la gestión del tiempo, Ocón se para y puntualiza: “no digo jamás conciliación porque no me gusta esa palabra, es una trampa monumental”. Y se explica: “conciliar es imposible, nunca estás al cien por cien en nada si quieres conciliar. Hay que repartir el trabajo”, asegura esta mujer dulce, de aspecto aniñado, que se pertrecha para la vida con un sentido común aplastante. Manuela Ocón habla de “corresponsabilidad”: “pero no sólo con el hombre, con tu pareja; sino corresponsabilidad de las empresas, del estado, de las instituciones... Corresponsabilidad con el mantenimiento de esa sociedad del cuidado”.
Al cine, “de carambola”
Manuela Ocón llegó al mundo del cine “de carambola”, tras descartar estudiar Sociología - “Granada estaba demasiado lejos”, dice con media sonrisa la mujer que ahora recorre el mundo para rodar una película- e ingresar en la facultad de Ciencias de la Información de Sevilla. Comenzó como meritoria de producción y asistente con directores que son hoy historia viva del cine y la cultura española: Pedro Olea (en Más allá del jardín, 1996), Carlos Saura (en Goya en Burdeos, 1999) o Fernando Fernán Gómez (en Lázaro de Tormes, 2001).
Este breve repaso curricular es necesario para comprobar que en Manuela Ocón se resumen varios hitos: no sólo ser mujer y hacer cine; sino ser mujer, hacer cine y hacerlo -con éxito- desde Andalucía. “Si siempre tienes que estar demostrando algo por ser mujer, hay que hacerlo por ser andaluza y trabajar desde aquí. En el cine hay un centralismo indudable y a nosotros no nos ha ido mal, pero que existe el prejuicio hacia los andaluces, es cierto”.
Y así continúa la charla, pendulando entre el cine, la familia, los recuerdos de la infancia y los proyectos de futuro. Madre de dos hijos y pareja de un compañero de profesión con el que comparte este trabajo “sin rutinas”, en la naturalísima actitud de Manuela Ocón todo diríase que parece fácil, desde levantar a los niños para llevarlos al colegio hasta levantar proyectos cinematográficos de diez millones de euros. “Me gusta pensar que no he tenido grandes problemas.... Pero en realidad esto no es más que una forma de engañarse. El problema no es lo que se te exige, es a lo que renuncias”.