En 1824, una expedición de 49 liberales vestidos con casacas rojas desembarcó en Almería procedente de Gibraltar con la intención de emular a Riego. Liderados por el antiguo coronel Pablo Iglesias González, querían restablecer la Constitución de 1812, arrumbada por Fernando VII tras el Trienio Liberal, pero fueron capturados y fusilados pocos días después. En recuerdo de aquella expedición se erigió un monumento que ha presidido las zonas nobles de la ciudad desde 1868, y que sólo el franquismo retiró.
A pocos años de cumplirse el bicentenario del desembarco, el Ayuntamiento de Almería, gobernado por el PP, ha acelerado los planes para trasladar de la Plaza de la Constitución el Monumento a los Mártires de la Libertad. En un Pleno extraordinario y urgente celebrado el viernes, aprobó definitivamente la modificación de la plaza, que incluye también retirar una veintena de árboles. El lunes siguiente licitó la redacción del proyecto de traslado. Es la culminación de un proceso que el PP empezó hace dos años, con el objetivo declarado de transformar el lugar, donde también está el Ayuntamiento, en un espacio diáfano donde haya terrazas y se celebren espectáculos al aire libre.
“Es un atropello a la historia de la ciudad”
En ese plan sobran el monumento y los árboles: “Nos encantaría ver la plaza llena de terrazas, es lo que da vida a la ciudad, y no hay que rasgarse las vestiduras por decirlo, nos gusta y nos satisface”, declaró Ana Martínez Labella, concejala de Fomento, en mayo de 2018, según recogió Diario de Almería: “Entre la Plaza Vieja con árboles o una Plaza Vieja entoldada, diáfana, moderna y llena de vida, nosotros lo tenemos claro”.
Para Adriana Valverde, portavoz del PSOE, se trata de un “atropello a la historia de la ciudad y a uno de los símbolos del liberalismo español y del patriotismo constitucional”. “La verdadera razón no es de diseño ni medioambiental. Es ideológica”, opina. Los socialistas se quejan también de la aprobación urgente por vía telemática por el estado de alarma, con “premura y nocturnidad”. Recibieron la documentación con 24 horas de antelación. Valverde anuncia que recurrirán.
El PP contó con el voto favorable del concejal de Vox y el no adscrito (ex Vox), pero no de los dos concejales de Ciudadanos, que le apoyaron en la investidura. El partido naranja pide desde hace meses realizar una consulta popular y su portavoz, Miguel Cazorla, calificó la decisión de “capricho absurdo que conduce a una confrontación ciudadana”. Cazorla aseguró que había consultado con expertos que cifraban el coste final del traslado entre 300.000 y 600.000 euros.
El Ayuntamiento no ha querido responder a las preguntas de este medio, y en su lugar ha remitido una nota de prensa sobre la licitación del proyecto, que por sí solo costará más de 14.000 euros.
La tortuosa historia de El Pingurucho
La columna que hasta ahora domina la Plaza Vieja (oficialmente, de la Constitución) recibe hasta tres nombres diferentes: el Monumento a los Mártires de la Libertad, que es el oficial; Los Coloraos, por la casaca con la que murieron los héroes; y El Pingurucho, porque el primer recuerdo, erigido en 1837, culminaba en una aguja. En Almería, eso es un pingurucho.
En el siglo XIX fue común levantar recuerdos a héroes liberales en muchas ciudades, como Torrijos y sus compañeros (Málaga) o Mariana Pineda (Granada). Francisco Verdegay, vicepresidente de la Asociación Amigos de la Alcazaba, cree que el Día de los Coloraos, que se conmemora cada 24 de agosto, “es fundamental en la historia de la ciudad, del que nos podemos sentir orgullosos”.
Sin embargo, el símbolo de Los Coloraos ha seguido un camino tortuoso. El monumento original, un mausoleo en el cementerio de San José, se levantó en 1837. Con la Revolución Gloriosa de 1868 se aprobó la construcción de una columna coronada por un ángel que se instaló en la Puerta de Purchena. En 1900 se trasladó la columna a su ubicación actual, pero por el camino se rompió el ángel, por lo que se sustituyó por una bola con pinchos, que simbolizan el sol y la libertad.
A esta columna le esperaba la desaparición. En 1943 Franco visitó la ciudad y el Ayuntamiento decidió retirarla. “Pensando que le podía molestar, lo desmontaron y trasladaron a la Plaza de Pavía. La idea era montarlo de nuevo, pero nadie dio la orden”, explica Carmen Ravassa, presidenta de la asociación Bicentenario de los ColoraosBicentenario de los Coloraos y autora de El Colorao no es Rojo, sobre la historia de estos mártires. Las piedras fueron desapareciendo porque se usaron para obras como el puerto, o para el acerado.
La destrucción del monumento por el franquismo se recuerda en la placa colocada actualmente en su base. No fue hasta 1988 que se levantó, previa suscripción popular, una réplica en el mismo lugar. En 2004, el arquitecto sevillano Ramón Sierra Delgado ya recibió el encargo de proyectar el traslado, pero el revuelo hizo prometer a PSOE e IU que no se movería.
“Muchas piezas se romperán”
Si todo sigue adelante, el monumento a Los Coloraos se colocará en el Parque Nicolás Salmerón.Los Coloraos El argumento oficial es que así se verá mejor. “Se cambia totalmente la percepción de la Columna Conmemorativa, y se dota por tanto al mismo de una nueva cualidad, que es la de poder tener una experiencia visual con una grandeza que a día de hoy no es posible”, escribe el arquitecto municipal en un informe, después de analizar los conceptos teóricos de escala, espacio, percepción y armonía. La sombra del arbolado se sustituirá por un entoldado que cubriría el 70% de la superficie.
En el proceso de modificación del PGOU que inició en 2017 y que permitirá la reforma integral de la plaza, el Ayuntamiento recibió 117 alegaciones, incluyendo las del Colegio de Arquitectos, de ingenieros y de asociaciones patrimonialistas. No aceptó ninguna. El proyecto integral incluye también el traslado de veinte ficus y tres palmeras, incluyendo ejemplares centenarios, por lo que también ha motivado la oposición de Ecologistas en Acción.
En contra del traslado, Carmen Ravassa esgrime también la complejidad técnica y el coste. La columna está ensamblada con pernos verticales y adhesivo estructural de resina, y sellada con cemento blanco. Tiene una cimentación de 4,10 metros de profundidad y 36 metros cuadrados de planta, preparada para soportar las 466 toneladas que iba a tener la columna. Como finalmente se hizo en mármol blanco de Macael, se quedó en 288 toneladas.
“Lo que tienen que hacer para desmontar es seccionar por donde no están los pernos, porque son de acero inoxidable, y esperar que no se rompa. Pero muchas piezas se romperán”, advierte. Es una tarea compleja y cara. Sólo la redacción de proyecto y la dirección facultativa del traslado tiene un presupuesto base de 14.842,31 euros.
Un monumento sin protección
“Esa plaza siempre ha cumplido funciones públicas, de encuentro ciudadano o de sede de instituciones locales”, señala Verdagay, que señala que es un lugar “noble” que, además, fue concebido originariamente con arbolado: “Eso no debe pervertirse por algo que se puede hacer en cualquier otro espacio [terrazas y espectáculos públicos]”.
El monumento, sin embargo, nunca ha estado formalmente protegido. En enero, la Consejera de Cultura Patricia del Pozo respondió en el Parlamento Andaluz que “no posee relevancia suficiente” para inscribirlo en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, porque es una reconstrucción. Para Verdegay, que el monumento sea una réplica como consecuencia de su destrucción durante el franquismo le añade valor simbólico.
Para su asociación, trasladarlo sería como si Londres quisiera remodelar Trafalgar Square retirando la columna al Almirante Nelson. “El lugar idóneo del Pingurucho es la plaza de la Constitución, enfrente del Ayuntamiento, que es la casa del pueblo. A estos 24 héroes los fusilaron por defender la Constitución de 1812, que es en la que se basa nuestra Constitución”, insiste Ravassa: “Luchamos porque es el sitio en que le corresponde estar, porque es historia y patrimonio de Almería”.