El Partido Popular ha ganado las elecciones en El Ejido, desbancando así a Vox de una plaza simbólica para los de Santiago Abascal. Los de Moreno rozan el 50% de los votos en el municipio (el 47,56%, por el 26,91% en 2018), y rebasan con su espectacular ascenso a los de Abascal, que pierden casi dos puntos con respecto a las anteriores elecciones autonómicas. Ahora obtendrían el 27,76%, mientras que hace cuatro años se hicieron con la victoria con el 29,51%. Si se trataba de una reválida, Vox la ha suspendido.
Fue en la gran capital del mar de plástico donde el partido de ultraderecha logró su única victoria en diciembre de 2018. Un año después, en las segundas elecciones generales de 2019, amplió su victoria y la extendió a otros municipios como Adra, Balanegra, El Ejido, La Mojonera, Vícar, Roquetas de Mar, Huércal de Almería y Níjar. Se trata de un enclave donde Vox utiliza abiertamente un discurso que vincula sin datos las elevadas tasas de inmigración (casi un tercio de los 84.055 habitantes de El Ejido son inmigrantes, la mayoría marroquíes) con la delincuencia.
Hoy, la fuerza de los de Abascal en la “provincia adelantada de Vox” se ve algo más difuso. Vox sigue creciendo en la provincia, pero no da el salto al que sus líderes aspiraban al comienzo de la campaña. Gana cuatro puntos y un diputado (de dos a tres), pero su crecimiento palidece al lado del PP, que vuelve a recuperar el pulso en una provincia que siempre fue uno de sus bastiones: 18 puntos y dos diputados más: de cuatro a seis, a costa de los dos que pierde Ciudadanos.
El lastre de la crisis interna
De las perspectivas electorales de Vox en Almería había avisado un sector de afiliados críticos, cada vez más numeroso, que venía denunciando una deriva orgánica en la provincia. El partido se ha prodigado en actos, ha paseado a su líder, Santiago Abascal, pero las agrupaciones locales se han ido desangrando, perdiendo afiliados de primera hora e incluso concejales a medida que pasaban los meses. En el origen de estas turbulencias internas está la confección de unas listas electorales de espaldas a la militancia, según los críticos. Y terminó de estallar en una asamblea en la que se impidió la entrada a algunos afiliados, expulsados de facto pero sin apertura formal de expediente porque ello conllevaría la intervención del comité de garantías.
Según un destacado afiliado del sector crítico, el partido a nivel provincial está controlado por Teresa Alonso, Mercedes Tamayo y Rocío de Meer, protegida por la cúpula nacional por ser la sobrina de Kiko Méndez Monasterio. Todo ello, a pesar de que la dirección formal recae sobre Juan Francisco Rojas, primero defenestrado y luego triunfador en su regreso, tras el ínterin de una gestora. Ellas tres serían las encargadas de dar el plácet antes de trasladar las candidaturas locales a la dirección nacional.
Un ejemplo paradigmático es El Ejido. “Hicieron unas listas fatales. Por ejemplo, en sitios como El Ejido, entre Bonilla, un fichaje estrella, su ambición (el perfecto Ícaro) y el hombre de confianza de Rojas, montan un circo, sacan unas listas patéticas, pisotean a la militancia, y el pueblo salta por los aires, por una dirección provincial inexistente y un Madrid que no tuvo interés”.
Pero el de El Ejido no es el único ejemplo de cómo Vox se ha deshecho a nivel local en lo que consideraban su provincia bastión. De los tres concejales de Vox en Roquetas de Mar, solo uno terminará la legislatura como miembro del partido; de los tres de Vícar, lo mismo; de los dos de Almería, queda uno; y en El Ejido, Juan José Bonilla (un abogado conocido por ser hijo de uno de los agricultores asesinados en el año 2000) dejó el partido, después de romper la coalición tras año y medio de gobierno municipal con el PP, y el partido pasó a la oposición. Aquí, el número 11 acabó recogiendo el acta de Bonilla, pero para cuando lo hizo, ya ni siquiera era afiliado de Vox.
Un representante significado de este sector crítico ya explicó en su día a elDiario.es Andalucía que era dudoso cómo se trasladaría esta crisis interna a las elecciones andaluzas, pues la marca mantiene tirón en Almería, pero no ha habido logros municipales que vender, ni agrupaciones potentes para realizar campaña a pie de calle. “Lo más fácil es que se queden en los dos que tenía. Difícilmente va a obtener más votos de los que obtuvo”. En efecto, así se ha reflejado en los resultados.