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Andalucía acaba 2021 con la COVID-19 en su etapa menos letal pese a la explosión de contagios

Álvaro López

3 de enero de 2022 22:18 h

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Andalucía cierra un 2021 marcado, de nuevo, por la pandemia de la COVID-19. El coronavirus, que llegó a nuestras vidas en marzo de 2020 para cambiarlas completamente, ha seguido con nosotros durante todo este año y seguirá siendo noticia al menos durante algunos meses de 2022. Los datos que se han ido recogiendo a lo largo del año demuestran que la vacunación masiva ha hecho efecto y que, pese a que la variante ómicron es extremadamente contagiosa, las hospitalizaciones y la letalidad están en niveles muy bajos, sobre todo si se compara con el mismo periodo de 2020.

Para analizar cómo ha sido el año pandémico en Andalucía, hay que distinguir varios aspectos. El primero es que desde que comenzó 2021 se han ido inoculando las vacunas contra la COVID-19 de forma masiva, lo que ha ayudado a mejorar la perspectiva sanitaria de los ciudadanos. También hay que tener en cuenta que Andalucía no ha vuelto a sufrir una presión asistencial en sus hospitales incontrolable desde el pasado invierno en el que los casos provocados por la tercera ola del coronavirus coincidieron con la Navidad. Enero fue el mes en el que se alcanzó el mayor pico de hospitalizaciones de toda la pandemia, superando el que hubo durante el confinamiento estricto de la primavera de 2020.

Entre los meses de enero y marzo las hospitalizaciones se dispararon en toda la comunidad autónoma, afectando sobre todo a la población mayor de 50 años. En la cúspide del peor momento de la pandemia estuvieron los mayores de 80 años que entonces estaban recibiendo sus primeras dosis de las diferentes vacunas tanto en residencias como en puntos de vacunación masivos habilitados para la ocasión. Aquella inoculación de sueros a los abuelos tuvo un efecto positivo en esta franja de la población de forma casi instantánea porque su hospitalización bajó a niveles mínimos desde marzo y no ha vuelto a subir apenas desde esa fecha, salvo durante algunas semanas de julio, coincidiendo con un verano sin apenas restricciones tras el fin del estado de alarma en mayo y la recuperación de una mayor movilidad y ocio que dieron pie a la cuarta ola. Idénticas cifras en cuanto a la mortalidad tanto en este grupo de edad como en la población más sensible (con patologías previas o en contacto directo con mucha carga viral).

Si se compara la situación del pasado invierno con la actual, permite ver con perspectiva que el panorama ha cambiado mucho. En enero los contagios rondaban los 5.000 de media cada día, la incidencia acumulada estaba en el filo de los 500 positivos por cada 100.000 habitantes a 14 días, los fallecidos se contaban por centenares semanalmente y los hospitales andaluces se acercaban al millar de pacientes, lo que obligó a la Junta de Andalucía a cerrar la comunidad autónoma y a impedir la libre circulación entre provincias. Además, el Ejecutivo regional limitó el horario y los aforos de la hostelería y mantuvo un semáforo de restricciones que hoy sigue en vigor, pero que nada tiene que ver con lo que había hace solo doce meses. Ahora, con jornadas en las que se han superado los 8.000 contagios, la incidencia a 14 días está cercana a 1.500. Sin embargo, la presión hospitalaria es baja y los fallecidos están en cifras mínimas (bajan del centenar cada semana), y las medidas restrictivas se limitan a lo que decide puntualmente cada municipio.

Escenas olvidadas

En 2021 Andalucía se vio de nuevo obligada a suspender sus celebraciones más importantes como la Semana Santa o la Feria de Abril de Sevilla, pero encaró una primavera menos dura. La tercera ola entró en un valle que coincidió con la misma situación en toda España, lo que permitió el final del estado de alarma y la recuperación de la actividad nocturna. Así, se volvieron a ver escenas que se habían olvidado durante la pandemia. Jóvenes abarrotando calles y haciendo botellón cuando aún no se habían vacunado y había muchas dudas sobre la letalidad de las variantes que ya habían aparecido meses antes.

Si se resume 2021 en cuanto a la pandemia, la vacunación es esencial. A día de hoy, Andalucía ya ha puesto más de 15 millones de dosis de las distintas vacunas para gran parte de sus 8,5 millones de habitantes. Más del 80% de la población tiene ya la pauta completa, lo que supone que más del 92% de los mayores de 12 años están protegidos contra la COVID-19 y que más del 85,6% mayor de 5 años está en esa misma situación. Un aspecto que ha resultado vital para que la pandemia haya entrado en un estado menos agresivo para la salud de los ciudadanos. Aunque las primeras vacunas empezaron a administrarse a las personas mayores a comienzos de invierno, el gran impulso llegó a partir precisamente de primavera. Entonces, España se hizo con más viales y pudo acelerar para que la mayor parte de los ciudadanos estuvieran protegidos con al menos una dosis.

El éxito de la vacunación

Pese a ello, la vacunación para los más jóvenes se puso en el centro de la diana política cuando se levantó el estado de alarma porque el auge del ocio nocturno y la movilidad a partir de junio preocuparon a los expertos ante la posibilidad de un nuevo repunte en la presión asistencial. Con los datos en la mano, la vacunación de los grupos de población más vulnerables frenó esta posibilidad y el verano se encaró con los contagios en valores mínimos. A su vez, los más jóvenes empezaron a recibir sus dosis de las vacunas y la actividad regresó a casi todos los niveles, incluyendo la vuelta a las aulas. Una prueba más de que la pandemia ya estaba empezando a remitir.

Con la llegada del otoño, las buenas noticias siguieron confirmándose. Pese a que el regreso a la actividad supuso un repunte de los contagios, lo cierto es que la presión hospitalaria siguió cayendo a valores mínimos gracias a la vacunación masiva. Para entonces, más del 70% de los andaluces ya habían recibido al menos una dosis contra la COVID-19 y muchos de ellos ya estaban protegidos con la pauta completa. La quinta ola del coronavirus quedó muy amortiguada gracias a estos buenos datos de vacunación y, por momentos, la pandemia parecía quedar superada. Ya a mediados de otoño, el Ministerio de Sanidad empezó a aprobar las llamadas dosis de refuerzo ante el hecho de que las vacunas parecen perder algo de efectividad con el paso del tiempo.

Así se ha llegado de nuevo al invierno con un escenario muy distinto al que había hace tan solo un año. Superada la quinta ola, la variante ómicron de la COVID-19, que parece que tuvo su origen en Sudáfrica, ha devuelto la pandemia a la vida diaria de los andaluces por la explosión de contagios que se están produciendo y que han llevado a tomarse la Navidad con más prudencia, suspendiendo algunos eventos masivos como las fiestas de Nochevieja. Pero la realidad es mucho más optimista de lo que lo era cuando la vacunación no se había iniciado. Con prácticamente la totalidad de la población adulta vacunada y algunos con dosis de refuerzo, la situación actual de la pandemia es que la explosión de casos está saturando la Atención Primaria para obtener PCR y pruebas de que se ha dado positivo, pero no está haciendo lo mismo con la atención hospitalaria. Las vacunas mantienen en niveles bajos las hospitalizaciones y 2022 se encara como el año en el que quizá volvamos a algo parecido a la normalidad.

El análisis de los especialistas

Los expertos ven en este año de pandemia motivos para mirar con esperanza al futuro. “Podría ser que el 2022 fuera el fin de la pandemia. Ojalá. Iremos sabiendo más cosas con el tiempo”, dice Joan Carles March, doctor y divulgador de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP). “Estamos mucho mejor que hace un año gracias a las vacunas y seguiremos mejorando. Parece más probable en este momento que quede la COVID-19 como una infección endémica, igual que otros virus respiratorios. Por tanto, la salida de la pandemia podría ser una endemia en la que sobre todo en invierno tuviéramos un número de casos al año de Covid, igual que los tenemos de gripe o de otros virus. La repercusión en cuanto a número de casos y casos graves dependerá de muchos factores”.

El especialista considera que la campaña de vacunación ha sido un éxito con un gran trabajo por parte de Andalucía. “Se han conseguido unos niveles extraordinarios de población vacunada”. Sin olvidar que la pandemia aún sigue provocando fallecimientos. “Hemos tenido un año complicado. Empezamos con una situación de alta mortalidad en el inicio del proceso de vacunación que empezó muy lentamente”. Ahora, la sexta ola ha puesto de manifiesto que la Atención Primaria está desbordada, por eso, Joan Carles March considera que hay que poner más esfuerzos en la sanidad pública. “Se necesita más Atención Primaria, más enfermeras y más profesionales trabajando en la salud mental de la población (afectada severamente por la pandemia), un problema que a pesar del plan puesto en marcha con teléfono directo para prevención del suicidio difícilmente se conseguirá superar con el éxito necesario”.

Por su parte, José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad y experto en Medicina Preventiva y Salud Pública, también liga el cambio de tendencia de la letalidad a que la población está mucho más protegida gracias a las vacunas. “Lo más significativo es que hemos conseguido un muy buen nivel de cobertura vacunal. Ha sido un éxito que está relacionado con la gran tradición que tiene nuestro país en el acceso a las vacunas. Las vacunas han demostrado a la población que tienen capacidad para evitar enfermedades. Ahora se está viendo como un buen escudo para lo que está pasando”. No obstante, cree que este año se ha vuelto a ir “por detrás del virus”. “Salvo esta última ola, que ha sido más sorprendente, siempre hemos ido por detrás. Por eso, hemos tenido más casos y más presión hospitalaria de la que habría sido deseable”.

“Se podría haber gestionado mejor”

“No diría que se ha gestionado mal, sino que se podría haber gestionado mejor. Creo que gestionar una pandemia de estas características no es fácil porque tiene mucho impacto en la economía. Y también porque el contagio en parte depende en cómo nos comportemos los ciudadanos”, apunta. “No sé si hemos aprendido. Me da la impresión que en esta ola se está actuando igual que en la Navidad del año pasado. Entonces hablábamos de una época en la que no teníamos acceso a la vacuna y su impacto fue brutal en cuanto a fallecimientos y tuvo que ver que no se tomaron las medidas adecuadas porque sabíamos que había muchos contactos personales y ahora estamos igual, lo que demuestra que no hemos aprendido nada para anticiparnos al virus”.

Vaticina “meses de mucha presión asistencial”. En parte, porque la Atención Primaria no se ha reforzado como es debido, aunque se muestra prudente sobre la evolución de la pandemia y no descarta que podamos estar ante su final, tampoco cree que sea posible desechar que rebroten nuevas olas y vuelva a haber mayor presión en los hospitales y centros de salud. Para Martínez Olmos, una de las claves que permitirán superar esta pandemia está muy clara: “Hay que asegurar que todo el mundo tenga acceso a las vacunas de forma universal”.

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