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Andalucía quiere frenar el exceso de peso que afecta a más de la mitad de la población: “Falta comprensión y apoyo”

Marcos Antonio León, natural de Sevilla, pertenece al 21% de andaluces que convive con la obesidad

Álvaro López

30 de agosto de 2024 20:54 h

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Seis de cada diez andaluces tienen exceso de peso, casi la mitad sufren sobrepeso y dos de cada diez tienen obesidad. Estas cifras, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y el Centro Nacional de Epidemiología (Aesan), evidencian que existe un problema en Andalucía con esta enfermedad. Para intentar frenarlo, la Consejería de Salud está impulsando un plan integral para poner en marcha estrategias de salud que detengan la obesidad en todas las etapas de la vida y no sólo a nivel infantil como se ha hecho hasta la fecha.

Genéticamente, la nuestra es una sociedad cuya herencia desde la prehistoria le predispone a acumular energía para afrontar etapas de escasez de alimentos, según apuntan los expertos. Por ello, cuando en el mundo actual no se produce este problema de falta de suministros, si se tiene una vida sedentaria o una mala dieta, la persona puede acabar desarrollando obesidad.

De ahí que el objetivo del proyecto, que se inició durante la etapa de la anterior consejera Catalina García y que va a desarrollarse con la nueva dirigente Rocío Hernández, busque “la promoción, la prevención y el tratamiento continuo desde la niñez hasta la edad adulta”. No en vano, la Consejería de Salud también maneja otro dato revelador: en los últimos diez años se han duplicado las cirugías bariátricas, las que reducen el estómago, de 327 en 2014 a 700 en 2023.

Por provincias, el estudio ENE-COVID, realizado en 2020 –y publicado en 2023– por la Aesan para el Instituto de Salud Carlos III, muestra también que hay una gran distorsión entre ellas: Almería lidera con un 44,1% de su población con sobrepeso, mientras que Córdoba destaca por su alta tasa de obesidad, alcanzando el 23,2%. A nivel general, la provincia cordobesa presenta una de las cifras más preocupantes, con un 72,7% de los hombres adultos en exceso de peso.

Esta realidad plantea un escenario donde casi siete de cada diez andaluces viven con un exceso de peso, lo que no solo afecta su calidad de vida, sino que los expone a un riesgo elevado de padecer otras dolencias. “La obesidad es la puerta de entrada de otras enfermedades crónicas tan graves como la diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, esteatosis hepática o ciertos tipos de cáncer”, advierte María del Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y experta en nutrición.

Un plan para todas las edades

A nivel metodológico, según los expertos, hay mucho margen de mejora. Por ejemplo, el índice de masa corporal (IMC), una medida estándar para evaluar el peso en relación con la altura, es un indicador útil pero limitado, ya que no distingue entre los diferentes tipos de tejido adiposo ni considera su distribución en el cuerpo. El tejido adiposo visceral, localizado en la zona abdominal, es especialmente peligroso debido a su asociación con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Además de los factores biológicos, la obesidad en Andalucía está fuertemente influenciada por determinantes socioeconómicos y educativos. Según el citado estudio de la Aesan, la prevalencia de obesidad y sobrepeso es mayor en personas con menor nivel de estudios y menor renta, especialmente entre las mujeres. Esto refleja una desigualdad estructural que dificulta el acceso a una alimentación saludable y al conocimiento necesario para tomar decisiones informadas sobre la salud.

Frente a esta situación, la Junta de Andalucía ha propuesto un plan integral que busca abordar la obesidad en todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la adultez. “Es importante porque considerar todas las edades, en el caso de la obesidad, es relevante, ya que si en la etapa infantil se tiene obesidad, la probabilidad de mantener esa obesidad a lo largo de toda la vida es altísima”, señala Malagón.

El plan también reconoce la obesidad como una “condición compleja”, influenciada por factores genéticos, ambientales y conductuales. Abordar la obesidad desde esta perspectiva implica un enfoque multidisciplinario que incluye a médicos de atención primaria, endocrinos, nutricionistas, psicólogos y especialistas en ejercicio físico. Sin embargo, María del Mar Malagón critica que el plan no aborde adecuadamente los factores socioeconómicos que contribuyen al problema. “El código postal influye mucho en el desarrollo de la obesidad, y deberían implementarse medidas sociales para favorecer la educación en salud y nutrición”, argumenta.

Perspectivas preocupantes

Las proyecciones para el futuro no son alentadoras. Según el Atlas Mundial de la Obesidad, se espera que para 2035 el 37% de la población adulta en España padezca obesidad, con un incremento preocupante en la prevalencia entre mujeres. Aunque estas estimaciones son a nivel nacional, reflejan una tendencia que Andalucía no puede ignorar.

Cristóbal Morales es médico endocrino en Sevilla y trabaja también para Seedo, por lo que tiene una visión completa del problema que supone la obesidad en Andalucía. “Tenemos la necesidad urgente de reinventar el sistema sanitario para poder proporcionar prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento adecuado a personas con obesidad, involucrando equipos multidisciplinarios”.

Por ejemplo, propone que la legislación sea tan estricta en este campo como lo fue en su momento con el tabaco. Morales apunta a que “la desinformación que se difunde en redes sociales, especialmente por influencers que dan consejos sobre salud sin estar adecuadamente informados, es dañina sobre todo para los más jóvenes”. El especialista tiene claro que no es un asunto que competa sólo a la consejería de salud de turno, sino que apela directamente a la sociedad.

Una enfermedad “sin cura”

Tras las cifras, los planes y los especialistas, están los pacientes que conviven con una enfermedad que es crónica. “Nunca llegas a curarte porque arrastras las consecuencias”, explica Marcos Antonio León, un sevillano que se sometió a una cirugía bariátrica para reducirse el estómago perdiendo 60 kilos y cuya vida ha cambiado radicalmente desde entonces. “Vuelves a caminar sin cansarte y a hacer cosas sencillas que habías abandonado”.

Con 54 años, confiesa que ha recuperado gran parte de su vida previa a un exceso de peso que le limitaba. “La obesidad no es sólo tener kilos de más, sino todo lo que lo rodea”. Por ello, hablar sólo del dígito que muestra el peso es incorrecto y estigmatizante. “Sentimos mucha incomprensión y falta de apoyo social porque creen además que estamos así porque queremos”.

“La obesidad no sólo afecta a nivel físico, sino también a nivel mental. He vivido épocas de agotamiento psicológico”. Una pesadumbre que le ha llevado a probar más de una treintena de dietas en su vida. “Comes a veces porque a tu cerebro le produce una sensación de satisfacción, pero cuando lo piensas fríamente te puede el cargo de conciencia”. O simplemente hacer actividades cotidianas como ir a un bar puede ser muy difícil “porque puedes sentarte en una silla y que se rompa”. Hechos que van minando a la persona.

Federico Luis Moya es otro ejemplo de que la medicina y el apoyo social son esenciales para que los planes contra la obesidad tengan éxito. Su caso es extraordinario puesto que perdió 100 kilos en apenas un año. “Llegué a un punto límite cuando intenté atarme los cordones y no podía”. En ese momento, Federico supo que tenía que ponerse en manos de un médico endocrino.

“El estigma sigue existiendo”

“En mi caso tuve suerte porque apenas tardaron unos meses en operarme, pero lo habitual es llegar a esperar mucho tiempo, incluso años. Hace falta más inversión en ese sentido”. Sabe bien lo que dice porque no sólo es paciente de obesidad, sino que es presidente de la Asociación Bariátrica Hispalis Nacional, que nació en Sevilla. Desde su organización acompañan a todas las personas que padecen esta enfermedad y promueven iniciativas para vencer un problema que “afecta a todos”.

En el caso de Federico, reconoce que los problemas mentales al no afrontar el duelo por la muerte de su madre resultaron fundamentales para que se encerrase en sí mismo y en la comida. “Llegaba a beberme varias botellas de Coca Cola y donuts a escondidas en mi habitación”. Tuvo suerte de no ser una persona sedentaria, “porque todo habría sido peor”. No obstante, considera que hay mucho por mejorar en cuanto al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

“El estigma todavía sigue existiendo, tanto en la sociedad en general, como en los propios médicos”. Según Federico, es habitual que en una consulta a la que acude alguien con exceso de peso se le diga que “cierre la boca”, pero recuerda que el problema no se reduce única y exclusivamente a la ingesta de alimentos, sino que es algo multifactorial: “La única persona que realmente me dio un diagnóstico y me dijo 'para esto, esto, esto y necesitas esto por este motivo' fue el cirujano”.

Una solución multidisciplinar

La obesidad es un problema multifactorial que requiere soluciones integrales y la participación de todos los sectores de la sociedad. Desde las instituciones políticas hasta la industria alimentaria, pasando por los profesionales de la salud y la educación, todos tienen un papel crucial en la lucha contra esta epidemia, tal y como recuerdan sociedades como SEEDO: “Hay que adoptar políticas públicas que faciliten el acceso a una alimentación saludable, promuevan la actividad física y desestigmaticen a las personas con obesidad para cambiar el rumbo de esta crisis sanitaria en Andalucía”.

Así, la Consejería de Salud pretende abordar el problema desde un enfoque multidisciplinar que se pondrá en marcha con la elaboración del plan presentado en julio. En todo caso, como señalan especialistas como Cristóbal Morales, “los frutos de estos planes seguramente no se vean hasta dentro de varias décadas, cuando la obesidad empiece a corregirse en las nuevas generaciones”.

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