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Territorio porcino y avícola

Ramón Ortiz Benjumea

Geógrafo —

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Olor a pueblo

Aquellas frases que reforzaban la ruralidad del interior andaluz (“olor envolvente a canela en octubre, el aire puro (…) el perfume del azahar”), son añoranzas.

Territorio porcino y avícola

“Territorio porcino y, avícola” es en lo que se están convirtiendo algunas comarcas del interior andaluz, una súper especialización y una concentración de granjas intensivas. Las granjas se presentaban como una alternativa para diversificar las economías locales. “El emprendedor ganadero, acuciado por la necesidad y por la búsqueda de un empleo estable, invierte gran cantidad de recursos vitales, tanto económicos como físicos

Con los brazos abiertos: “bienvenidos”

Esta actividad recibía la bendición de las autoridades locales como “actividad de interés social” y, con una postura laxa, permitía su ubicación incluso en los trasteros del casco urbano.

El efecto demostración al ser una actividad de éxito, junto con la labor de las “integradoras” (empresas cárnicas), supuso que muchas familias optaron por esta actividad. Se producía el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

Una actividad que no para de extenderse, aunque existan una legislación más rígida, y las importantes inversiones sean una barrera de entrada. Muchos ayuntamientos con modificaciones en PGOU, o bonificaciones fiscales apoyan las instalaciones  “como una forma de fomentar el empleo.

Actividades molestas en territorios colonizados

El interior andaluz, y en concreto la comarca de Estepa-Osuna, han sido los candidatos perfectos para la localización de estas actividades. Se dan las condiciones idóneas para que se localicen y se extiendan estas actividades altamente contaminantes: menor desarrollo económico, bajas rentas, precariedad laboral, bajos salarios, una postura tolerante por parte de la administración y la comunidad local. Estamos ante un nuevo proceso de colonialismo económico entre las regiones más desarrolladas y las más pobres. Entre el norte y el sur, en definitiva.

Se cumple, en este caso, como territorio colonizado, la conocida como regla de Lawrence Summers (1992): los “espacios empobrecidos” se convierten en candidatos perfectos. La pobreza atrae actividades molestas, altamente contaminantes, lo cual genera más pobreza y más subdesarrollo.

Una actividad migratoria y transitoria

La ganadería intensiva es una actividad migratoria que realiza un recorrido de norte a sur. La localización de esta actividad en el interior andaluz es transitoria, ya que las empresas promotoras de esta actividad buscaran nuevos territorios de colonización donde la rentabilidad sea mayor. Cataluña, en su día, desplazó al centro de Europa, la meseta castellana a Cataluña, y el norte de África a las comarcas del interior andaluz. El esquema se repite de nuevo.

Las condiciones de autoexplotación, con jornadas intensivas de los pequeños propietarios de las granjas que implican “no tener vida” no van a ser aceptadas, ni valoradas por las siguientes generaciones. La ruptura generacional supone el fin de la explotación en muchos casos. El alquiler, la venta de la explotación, o recurrir a trabajadores no comunitarios puede ser una alternativa pasajera. Los márgenes de beneficio caen por las condiciones cada día más duras que van imponiendo las empresas cárnicas (las integradoras) y por la presencia de territorios “más competitivos”.

¿La sierra sur, la granja de Andalucía?

Si a España se le llama, coloquialmente, “la granja de Europa”, podemos considerar que la sierra sur sevillana empieza a ser ya una de las “grandes granjas de Andalucía”, junto a las altiplanicies orientales de Almería y Granada

Esta actividad ganadera se localizaba los municipios que formaban el cinturón de las grandes urbes andaluzas, posteriormente se ha desplazado al interior andaluz, como es el caso de las comarcas de Estepa y Osuna. Las granjas se han implantado por su proximidad al centro productor de la comarca malagueña Guadalteba-Campillos y su posición intermedia entre ésta y otros grandes centros productores como Marchena (complejo PROCAVI) y Sevilla capital.

Los datos

Según los datos disponibles en 2012, en la comarca de Estepa y Osuna (Sevilla), había 2.042 explotaciones ganaderas, lo que suponía un total de 3.261.867 cabezas de ganado. El 93,8%, unas 3.058.780 es ganado avícola, y el 4,3% son cabezas de ganado porcino, lo que supone unas 140.437 cabezas de ganado.

Estas explotaciones generan unas 605.708,46 toneladas de residuos al año, pero el 61,9 % unas 375.401,63 t/año, generado por el sector porcino.

Entre 2005-2012 el número de explotaciones porcinas en la comarca de Estepa-Osuna se había incrementado en un 27%, mientras Andalucía lo había hecho en un 11%. En este mismo periodo, mientras en Andalucía el censo de ganado porcino descendía en un 26%, en la comarca se había incrementado en un 55%. Andalucía con 88 cabezas de media por explotación y con tendencia descendente, en la zona de referencia era de 481 y tendencia creciente.

Hay una presencia de 0,1 granja-porcina/km2, de media, pero en algunos municipios como Algámitas la densidad es 1,3 granja/km2,, y 0,6/ km2 en Pedrera. Este municipio, con más de 56.000 cabezas de ganado porcino, concentra el 40% de la cabaña, es zona saturada.

Respecto al sector avícola, el 30% de las cabezas ganado avícola de la provincia se concentran en la comarca, menos explotaciones pero con mayor capacidad.

Olor a pueblo

Aquellas frases que reforzaban la ruralidad del interior andaluz (“olor envolvente a canela en octubre, el aire puro (…) el perfume del azahar”), son añoranzas.