Ha sido después de una campaña intensa. Cartelería, chapas, pegatinas, reparto de programas electorales, mítines... Tras un duro trabajo de todos, Celestinópolis ya tiene gobierno. Lo forman el alcalde y sus tres concejales. Ninguno tiene más de 11 años. Porque esta ciudad está dentro de un colegio. El CEIP Celestino Mutis, en pleno centro de Cádiz, junto a la Plaza de España, ha decidido enseñar democracia a sus estudiantes en una experiencia inmersiva donde todos tienen un papel fundamental. La elección de su primera corporación municipal es solo el comienzo de un emocionante proyecto.
Silvio Guerrero no puede ocultar su orgullo de haber sido elegido el primer alcalde de Celestinópolis. Le han votado la mayoría de los censados (desde tercero de Infantil hasta sexto de Primaria) de los 130 estudiantes que tiene su cole. Es cierto que Lola y Jesús, los otros aspirantes, podrían haberse unido y arrebatarle la alcaldía. Pero ellos decidieron aceptar la victoria de Silvio. Aquello de que la lista más votada es la que gana. Y, además, se han ofrecido a ayudarle en lo que necesite. “Me emocioné mucho cuando me lo dijeron. Y quiero darle las gracias a Lola y Jesús por ser tan amables. Sin ellos no podría ser hoy el alcalde”.
“Teníamos buenas ideas y un gran equipo”
Todos han trabajado mucho en estas elecciones. Silvio y su equipo elaboraron letreros con sus promesas: nuevos libros para la biblioteca, más materiales para los recreos, promover la semana de las profesiones... Reconocen algún truco para arañar algún voto. “A los de quinto les hemos prometido cortinas nuevas porque en su clase hay tanta luz que no se ve la pantalla digital”, admite con sinceridad. Y ha tenido que surtir efecto porque la suya ha sido la candidatura más votada. “Ha habido un poco de suerte, también es verdad que tenemos hermanos en otras clases”, explica con humildad, aunque se da algún mérito. “Pero es verdad que teníamos buenas ideas y un gran equipo”.
Ese equipo lo forman tres concejales que hablan con el mismo desparpajo y naturalidad que el alcalde. Juana Carrasco es la edil de Medio Ambiente. “Mi misión es que esta ciudad sea respetuosa con el medioambiente, ya sea reciclando u organizando talleres en la semana de las profesiones para que los ciudadanos sepan lo que está pasando en el planeta”. Daniel Rasero es el responsable municipal de Igualdad. “Tengo que conseguir que todas y todos tengan los mismos derechos y puedan hacer todo lo que se propongan; que uno de sexto, por ejemplo, por ser mayor, no sea mejor que uno de cinco años. Todos tienen que ser iguales y tener los mismos derechos sea cual sea su género o su color de piel”, sostiene con una soltura pasmosa.
La concejala de Cultura, Ana Barragán, rezuma ilusión. “Vamos a hacer unas fiestas maravillosas en Celestinópolis. Las vamos a preparar y hacer que la gente se lo pase muy bien”. La primera será un cotillón de fin de año en el que el nuevo gobierno municipal se estrenará en su primer acto público tras su toma de posesión. A la colocación de sus bandas, la entrega de sus carteras a los concejales y el bastón de mando, acudió el alcalde de la ciudad vecina, Cádiz, Bruno García. “Me dijo que leyera mucho, que hiciera caso a los profesores, y que fuera muy amable con todos”, recuerda Silvio de esa primera conversación con su homólogo.
La elección del primer gobierno municipal de Celestinópolis es solo la primera parte de un proyecto que se extenderá todo el curso en el Celestino Mutis. La directora, Elvira Sánchez, cuenta que la idea nació cuando una antigua compañera les explicó una experiencia similar en Málaga. Entonces se pusieron manos a la obra. Junto a la jefa de estudios, Ana Suárez, informaron al profesorado y al consejo escolar. Todos estuvieron de acuerdo. La idea es que el colegio pase a convertirse en una ciudad. Los pasillos han pasado a ser calles. Y todas tienen nombre de flores o plantas en homenaje a José Celestino Mutis, el histórico botánico que da nombre a su escuela. Las aulas son casas. Y los estudiantes, ciudadanas y ciudadanos con derechos y obligaciones.
El mismo sueldo para todos
“Todos han preparado sus currículos para aspirar a puestos de trabajo”, comenta la jefa de estudios. “Tendremos personal de enfermería, responsables de correos, personas encargadas del jardín y del huerto, monitores de ajedrez, cascos azules en misión de paz...”. Todos recibirán un sueldo en tinos, la moneda oficial de Celestinópolis. Pero, claro, también tendrán que pagar impuestos. “La luz y el agua de sus casas no es gratis”, recuerda la directora. Habrá multas, obligaciones de reciclar, tareas comunes, se está estudiando crear la figura de autónomos emprendedores... y todo bajo la supervisión del alcalde y sus concejales.
¿Cobrará el alcalde? “Es algo que todavía no sabemos. Supongo que sí. No será ni mucho ni poco”, responde Silvio como buen político. Daniel, su concejal de Igualdad, se apresura a ayudarle en la respuesta. “Aunque nosotros seamos políticos, un jardinero también tiene que tener el mismo sueldo”.
Las responsables del colegio asisten a las respuestas del nuevo gobierno con entusiasmo. La recién estrenada corporación ya ha propuesto reuniones y quiere empezar a trabajar en algunas de sus promesas. “Las elecciones han funcionado muy bien. Todos tenían su DNI ficticio, ha habido sus votos en urnas, su recuento, su toma de posesión y ahora en el segundo trimestre empezará el mandato”, se ha fijado la directora. Ahora queda gobernar toda una ciudad. En enero, a la vuelta de las vacaciones, echa a andar el resultado de la primera democracia en Celestinópolis.