Tres candidatos, tres estilos. Son tres personas (de momento) las que se van a presentar a las primeras elecciones primarias que el PSOE andaluz celebra. Los tres son socialistas y licenciados en Derecho. Hasta ahí las coincidencias. Desde el momento en que José Antonio Griñán decidió no volver a ser candidato, todas las miradas se posaron en la actual consejera de Presidencia como posible y factible relevo. Sin embargo, tanto la ejecutiva provincial como el Comité Director han querido guardar las formas para un proceso que quieren que sea “absolutamente democrático y abierto” y en ninguno de los dos casos han presentado su candidato.
Por lo demás, los tres aspirantes traen “etiquetas” en la mochila impuestas con más o menos fortuna y cada uno de ellos tendrá de aprovechar o desmontar en cada caso para convencer a sus partidarios. Los que ven a Susana Díaz como la “elegida”, a Luis Planas como la “marca blanca” o a José Antonio Rodríguez como un “radical libre” dentro del partido. O los que creen que Susana Díaz puede ser la esperada “renovación generacional” del PSOE, a Luis Planas como un político de empaque o a José Antonio Rodríguez como un precursor de la participación. Sea como fuere, con o sin etiquetas, en estos casos, sólo puede quedar uno.
Susana Díaz (Sevilla, 1974) aparece pues como la candidata del “oficial”. Su primer aval lo ha conseguido del primer expresidente autonómico, Rafael Escuredo, pero la lista de apoyos hacia ella expresados públicamente por figuras de referencia en el partido es interminable, algo de lo que no pueden presumir ninguno de sus dos rivales: José Caballos, Francisco Álvarez de la Chica, Luciano Alonso… Curtida en la escuela de las Juventudes Socialistas de Andalucía (JSA), ha trabajado siempre en la política. Ha sido, entre otras cosas, concejala del Ayuntamiento de Sevilla ocupándose de delegaciones como Juventud y Economía, secretaria regional de Movimientos Sociales del PSOE, secretaria regional de Organización de las JSA, secretaria de Organización del PSOE de Andalucía, miembro del comité federal, senadora y la consejera de Presidencia más joven y con más poder de la historia, cargo que compagina con el de secretaria general del PSOE de Sevilla, el principal bastión socialista del país.
De un tradicional discurso agresivo, ha serenado sus palabras y sus formas en los últimos meses para hacer frente a un posible papel como presidenta de Andalucía si José Antonio Griñán se marcha del cargo antes de acabar la legislatura. Parte con la ventaja de que tiene una sólida red de apoyos, aunque su punto débil está en cierta inquina que despierta entre algunos de sus compañeros de partido, porque indiferente no deja a nadie.
Luis Planas (Valencia, 1952) por el contrario apenas tiene trayectoria orgánica. Como consejero de Presidencia fue un importante apoyo de Chaves en un momento delicado para el entonces presidente tras el pacto de Gobierno entre IU y PP, hace ya casi 20 años. Pero su trayectoria tiene tintes internacionales, desde Europa a Marruecos. Sus deberes e intereses han discurrido por otros derroteros que no son los de la vida interna del partido. Quizá, debido, como él mismo ha explicado en alguna ocasión a su “escasa capacidad de intriga”. Será por eso que sorprende ahora su interés en ser candidato. “Por convicción”, repite cada vez que se le pregunta por qué ha dado el paso y si detrás está la mano de José Antonio Griñán para dar apariencia de legitimidad al proceso.
Es el aspirante de más edad de los tres y, como él dice, tiene “la ventaja de la experiencia, porque no es lógico que a las personas con experiencia se las jubile antes”. Su trayectoria institucional es larga: diputado, parlamentario, senador, director de los gabinetes del Vicepresidente de la Comisión Europea y del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, embajador en Marruecos… Un hombre de méritos: entre otras distinciones, guarda la Gran Cruz del Mérito Civil de la República de Austria (1995) y el Gran Cordón de la Orden Wissam al Alaoui de Marruecos (2011). Su presentación la hará en una fecha “todavía por definir” en su agrupación en Córdoba, superado un primer escollo con sus responsables, que le habían negado el escenario.
La elección del crítico Gómez de Celis como director de campaña aleja a Planas de la condición de “hombre de paja” que algunos le estaban achacando.
Frente a estos dos consejeros, un alcalde, y miembro también del comité provincial del PSOE y que además ha sido diputado provincial en Granada. José Antonio Rodríguez va por libre. No quiere ser el candidato de los críticos ni estos lo han aceptado como suyo, aunque lo que estos críticos hagan el 29 de julio no va a determinar el resultado -en el partido ya no representan ese tercio que llegaron a ostentar- aunque sí puede evitar que el nombramiento sea por aclamación.
“No es una candidatura de personajes relevantes, hemos huido de los apoyos de direcciones provinciales porque la campaña se va a basar en despertar la inteligencia colectiva socialista, que los militantes no sean sólo gente que pone carteles o va a las elecciones de interventor”, ha argumentado. Con su campaña en Twitter asegura tener ya 4.726 “preavales” de la militancia, es decir, socialistas que le han expresado su apoyo, pero esto no vale si luego no los recoge como avales reales. Y ya ha hecho su primera propuesta, también en esta red social, retransmitir los Consejos de Gobierno (hasta ahora deliberaciones secretas).
Lo que es evidente es que en este juego de tronos, ni el premio ni la respossabilidad son pequeños: el liderazgo de la representación más fuerte del socialismo en España, la andaluza; y la posibilidad cercana de presidir la Junta de Andalucía o de, al menos, pelear por ella. Primero avales y luego votos para que, al final, sólo quede uno.