En una ciudad anclada en el pasado y pobre en varguardia en la que fracasan los escasos intentos de contemporanizar los terrenos baldíos y donde se multiplican los detractores y corruptos empeñados en hundir cualquier idea de progreso o innovación ha surgido, desde quién sabe dónde, el 'Capitán Nazareno', guardián de la sevillanía.
Su objetivo, mantener el orden entre tradición y vanguardia frente a la inamovilidad que impera en la ciudad. Su advertencia a los que no son capaces de evolucionar: “¡Temblad, villanos sevillanos!”. Así de fuerte llega este superhéroe a la capital andaluza, que ha sido presentado este viernes en la plaza trasera de las Setas de la Encarnación, sorprendiendo a niños y mayores con la proyección en pantalla gigante del capítulo introductorio de lo que será su webserie.
Tras su salto del mundo de la pintura al del cómic, 'Capitan Nazareno' da un paso más y se materializa ahora en un ser de carne y hueso dispuesto a luchar contra todo aquello que ponga en peligro el proyecto de futuro de su “Híspalis querida”. Eso sí, respetando también las tradiciones que para eso este personaje al más puro estilo de Marvel lleva un cirio por espada, un capirote por antifaz y es hermano de la cofradía de María Santísima del Metropol y del Santísimo Cristo del Metrocentro.
El inicio
Los superpoderes le llegaron a Fernando Luján, un capillita normal y corriente, tras sufrir un desafortunado accidente con un incensario en un típico bar cofrade de Sevilla. Desde entonces, cada vez que se percata de algún atentado contra la sevillanía o contra su opuesto, la innovación y la modernidad en la ciudad, le embriaga un poderosísimo olor a azahar que le hace enfrentarse a todos los “indeseables” sin ningún tipo de pudor ni debilidad.
La excéntrica criatura nació un día en la mente del ilustrador Agustín Israel Barrera (Morón de la Frontera, Sevilla 1980), quien ya llevaba años pintando penitentes entre lunares y otros elementos característicos del folclore andaluz. Estudioso de lo típico y lo tópico en el arte contemporáneo y, en concreto, en la cartelería sevillana, también es un gran conocedor de la simbología e iconografía nazarena, por lo que este capitán era más que una señal del destino.
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